El escándalo de los audios del 'negociazo' en el SIS que protagonizó el exasesor de PPK Carlos Moreno le estalló en la cara al Gobierno y ha sembrado más dudas que certezas, pese que el oficialismo ha tratado de vendernos la idea de que en este caso tuvo buenos reflejos.

El Ejecutivo, en efecto, ha denunciado al exconsejero presidencial en temas de salud hasta por siete delitos de corrupción. Pero hay preguntas legítimas que se desprenden de todo este desaguisado. Por ejemplo, es ¿cómo llegó Moreno al entorno más cercano? ¿Qué hizo para merecer una oficina en Palacio de Gobierno? Hasta donde se sabe, el vínculo entre Moreno y Pedro Pablo Kuzcynski se inició como una relación médico-paciente en el hospital Loayza.

Pero lo cierto es que Moreno no es nuevo en la administración pública. Y además su trayectoria ha estado salpicada por la escándalo. En 2013 el exconsejero de PPK fue acusado de negociación incompatible en agravio del Estado, proceso en el que se le impuso una pena privativa de libertad de 4 años, suspendida por 3 años, además de una reparación civil de S/ 5 mil. En 2007 se le implicó en una compra irregular de 59 ambulancias rurales para el Ministerio de Salud. Moreno también estuvo vinculado a la última campaña de Alan García. Parece que como sea quería llegar a Palacio. "Estar al lado del presidente abre todas las puertas", decía el cuestionado médico cirujano en uno de los audios del escándalo.

El hombre del 'negociazo' en el SIS, entidad donde había identificado su "mina de oro", además fue asesor del exministro de Salud Alberto Tejada, entre el 2011 y 2012, en el gobierno de Ollanta Humala, época en que en los medios se denunció un presunto conflicto de intereses. ¿La razón? Moreno tenía vínculos laborales con la pesquera Velebit Group Perú SAC, que por entonces proveía de alimentos al Estado.

Y si retrocedemos un poco más, encontramos que durante el fujimorismo asesoró al exministro Víctor Paredes, entre 1991 y 1993, periodo en el que fue investigado por la Sexta Fiscalía Provincial Penal del Callao por una compra sin licitación que hizo el hospital Daniel Alcides Carrión y que le costó al Estado unos S/ 39 millones. El caso se archivó en 2003.

¿PPK no conocía estos antecedentes? ¿Nadie de su entorno le advirtió al jefe de Estado que Moreno no era solo el médico que lo atendía en el Loayza? ¿Nadie se dio el trabajo siquiera de 'googlear' su nombre? Al parecer Kuczysnki lo tuvo que descubrir por su propia cuenta, pero muy tarde. El esándalo ya melló la imagen de su gestión, porque el control de daños también provoca más sombras que luces en el Ejecutivo.

El viernes 7 de octubre, en la noche, el premier Fernando Zavala, quien se declaró "asqueado" por los audios, reveló que conoció la información de las grabaciones el 1 de octubre, o sea, casi una semana antes, y que confrontó a Moreno, quien -según dijo el jefe del gabinete- "puso en duda su contenido pero renunció ese mismo día".  Agregó que de inmediato se le informó al presidente PPK sobre lo ocurrido.

Zavala y la ministra García cuando dieron cuenta del caso Moreno y la caja de pandora que abrió en el SIS.  (Andina) 

Si fue así, ¿por qué Kuczynski, el martes 4, cuando periodistas le consultaron por la renuncia de Moreno, afirmó que esta se debía a “razones personales” y porque su exconsejero, que seguía ejerciendo la medicina en el Loayza, tenía "mucho trabajo" sobre sus espaldas?

Si tanto repudio e indignación provocaron los negociados de Moreno, ¿por qué la resolución sobre su dimisión le "agradece por los servicios prestados"? A ello se suma que el Ejecutivo presentó la denuncia una semana después de conocer los audios, cuyo contenido es contundente, y lo hizo solo luego de que fuera el mismo exasesor quien reveló, en una entrevista radial, la existencia de esas grabaciones. ¿Se pretendía ocultar algo? Casos como este, más temprano que tarde, llegan las redacciones.

"Nunca hubo intención de blindar a Carlos Moreno", dijo la ministra de Justicia, Marisol Pérez Tello, en un intento por disipar las dudas y sombras. "Es un capítulo cerrado", decretó por su lado el mismo PPK, dando a entender que dejaran que la marea baje y la niebla se disipe, como dándole la razón a Salazar Bondy cuando decía que en el Perú hay dos tipos de problemas: los que se arreglan solos y los que nunca se arreglan.

Cuando asumió el mando, el 28 de julio pasado, Kuczysnki dijo: "No permitiré, especialmente a mis funcionarios y colaboradores más cercanos, caer en la indignidad de la corrupción. Sepan todos que en eso no tendré miramientos"

El caso Moreno puede ser una oportunidad para que, al fin, el discurso político pase de las palabras a los hechos. El Gobierno convertir este escándalo en la excusa perfecta para presentar un plan coherente de lucha contra la corrupción, con medidas concretas y eficaces. Sería un mensaje que podría significar la luz al final del túnel. ¿Ocurrirá?

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