El primer vicepresidente del Perú, Martín Vizcarra, a la sazón actual embajador en Canadá, sigue en medio del debate político interno por la eventual vacancia del jefe de Estado, Pedro Pablo Kuczynski. Su silencio en torno a este proceso inspiró una suerte de paranoia en el oficialismo, que le ha exigido —sin más demoras— por lo menos un gesto de lealtad hacia el gobierno al que pertenece y que diga que está en contra de las intenciones de la oposición de interrumpir el mandato de PPK, a quien acusan de incapacidad moral por sus vínculos negados con Odebrecht.
En medio de la crispación, la jefa del gabinete, Mercedes Aráoz, trató de atemperar la discusión en torno a su antiguo compañero de fórmula presidencial, durante una actividad pública en Arequipa por el inicio de clases del Año Escolar 2018 y, a su vez, darle un empujón para que se pronuncie.
"El señor Vizcarra es un hombre leal a la estabilidad de nuestro país, y estoy segura que va declarar en su momento a favor de que no haya una vacancia que es ilegítima. Nuestro esfuerzo como vicepresidentes es asegurar que haya una continuidad de nuestra gestión porque fuimos elegidos juntos hasta el 2021".
"Nosotros como Ejecutivo y junto al Legislativo estamos obligados a trabajar por nuestra población, por nuestro pueblo antes de estar en esta lucha de poder que no se le hace bien a nadie. Le hace daño a la población. Esto tiene que parar por el bien de nuestro propio", subrayó Aráoz, quien anotó que "el presidente Kuczynski no ha perdido la confianza del Congreso".
Pero Vizcarra parece seguir jugando al gato y al ratón. Cuestionado y casi obligado a renunciar al MTC por el fujimorismo el año pasado, ahora se ha convertido en la piedra de toque de un proceso que podría terminar de catapultarlo a Palacio, con la venia de los que hace poco lo querían en el patíbulo, como una paradoja digna de la política de confrontación y de apetitos privados que domina el país. De hecho, casi toda la plana mayor de Fuerza Popular le ha dado, de alguna manera u otra, la 'bendición' para que se instale en Palacio en caso de que PPK sea vacado.
Hasta la misma Keiko Fujimori dijo este fin de semana, luego de reiterar que el jefe de Estado debe renunciar, que "Vizcarra le debe su lealtad al Perú, le guste o no a Kuczynski". Incluso, reveló un dato que no era público, hasta ahora: que el fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, había archivado la denuncia contra Vizcarra por el caso Chinchero. En efecto, esto sucedió hace una semana, según lo verificó Perú21 con fuentes del Ministerio Público, pero lo que no se sabe es cómo se enteró la hija del exreo de la Direos.
Así, lo que Keiko parecía estar diciendo en realidad era que Vizcarra ya no tenía a cuestas ningún chanchullo que ponga en entredicho su eventual arribo a Palacio. La Procuraduría Anticorrupción había denunciado en marzo de 2017 al número dos del gobierno, cuando era ministro de Transportes, por colusión, tras la suscripción de la adenda del contrato para construir el aeropuerto de Chinchero (Cusco), que luego el Ejecutivo anuló.
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Keiko Fujimori: "Vizcarra le debe su lealtad al Perú, le guste o no a Kuczynski"