Post: ¿Existen ciudades en las que no se borran los murales?

Luis Castañeda, nuevamente alcalde de Lima, ha decidido que el arte callejero no solo no sirve para nada, sino que contamina visualmente nuestra ciudad.

Bajo esa premisa, Castañeda ha decidido mandar a borrar –hasta ahora– dos murales realizados en el marco del Festival Latidoamericano, en 2013. Así, los murales realizados por artistas nacionales y extranjeros han sido cubiertos por una capa de pintura amarilla, como parte del proyecto de ‘recuperación de fachadas’ del centro de Lima.

Este es un síntoma más del caótico orden de prioridades de nuestro querido –y democráticamente electo– alcalde. No solo “la prioridad es la circulación vehicular”, y eso autoriza de inmediato la destrucción de playas y parques, sino que ahora la prioridad es la uniformidad de las paredes, y dentro de poco nuestra ciudad estará bañada en ese horrendo color amarillo con el que se identifica el partido de Castañeda, Solidaridad Nacional.

Lo cierto es que, en ambas cosas, Castañeda está equivocado. Y no es que yo diga que está equivocado porque me cae mal, o porque me parece feo su color favorito, sino que hay estudios internacionales que lo demuestran, y las ciudades más modernas del mundo siguen las tendencias opuestas.

Así, para tener una ciudad más tranquila, limpia y libre de estrés, la prioridad no es la circulación vehicular, sino la infraestructura para bicicletas y peatones.

Lee aquí sobre 6 ciudades que –a diferencia de Lima– están deshaciéndose de los autos.

De la misma manera, está bastante claro que el arte y la cultura, aunque no producen directamente dinero, son un fin en sí mismo, e incluso son una de las industrias que generan más trabajos en el Perú. Estos son algunos ejemplos de ciudades en las que –también a diferencia de Lima– el arte urbano tiene suficiente importancia para mantenerse en las paredes:

Roma (Italia):