La Comisión de Defensa del Consumidor del Congreso, que es presidida por el fujimorista Miguel Castro, no debería llamarse así. Porque parece más bien empeñada en defender los intereses de la industria alimentaria, principal opositora a la Ley de Alimentación Saludable, que le costó al país más de cuatro años para poder aprobar y reglamentar.
Como estaba previsto, este grupo de trabajo aprobó en su sesión de este martes un dictamen que modifica la norma y la hace más permisiva con las empresas del sector en detrimento de los consumidores, pese las críticas y fuertes cuestionamientos de diversos sectores de la sociedad civil, incluida la comunidad científica. Lo hizo con 10 votos a favor y tres en contra.
¿Quiénes son los congresistas que avalaron este despropósito? Estos son, con nombre y apellido (cortesía de útero.pe):
Si ya de por sí el plazo de tres años y tres meses que se dispuso en el reglamento publicado por el Ejecutivo en junio de este año para que las industrias se adecuen a la nueva norma era permisivo, sin que se tome en cuenta además los estándares nutricionales de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ahora el dictamen modifica el etiquetado de los productos, que era uno de los principales ejes de la Ley de Alimentación Saludable y proponía advertencias claras, contundentes y fáciles de entender para los consumidores con mensajes "Alto en sodio", "Alto en calorías", "Alto en azúcar" y "Contiene grasas trans".
OMS/OPS
Estas advertencias no le gustaban a la industria de alimentos procesados porque alega que asustan a los consumidores. Y los congresistas de la Comisión de Defensa del Consumidor les ha dado la razón y acaban de consumar el despropósito legislativo de cambiar la propuesta inicial por un etiquetado conocido como "semáforo nutricional", el cual sigue usando octágonos, mezclados con colores y números, que resultan confusos e incompresibles para la mayoría de personas.
Este es el etiquetado propuesto.
El reconocido doctor Elmer Huerta, quien se puso al frente de la resistencia de la comunidad científica, fue de los primeros en protestar ante ello. "(Los congresistas) saben que el peruano es pasivo y no se queja. Además, y para ser sincero, con quién quejarse, si ellos son los dueños de la fuerza bruta... Es la política del caballazo", escribió en su cuenta de Twitter.
Agregó que los cambios en el etiquetado, que pueden parecer más de forma que de fondo, pueden —alertó el médico— "llevar a reescribir los parámetros del reglamento de la Ley y se vuelve a fojas cero".
"Es un caballo de Troya de la industria para retrasar lo que se ha hecho hasta ahora y (que) regresemos al 2013".
Huerta mencionó, a modo de ejemplo, que en México, apenas el 3% de estudiantes de nutrición pudieron entender y manejar bien la forma de etiquetado que se acaba de aprobar en el Congreso peruano:
"La industria lo sabe muy bien y por eso insisten en esos símbolos. Saben que la gente no los va a entender y al consumidor desinformado, es fácil engañarlo".
El dictamen quedó listo para ser visto en el Pleno del Congreso, controlado por el fujimorismo, que tiene en sus manos ahora buena parte del futuro de la salud pública del país.
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