Terminó la novela. Tal como trascendió, Donald Trump confirmó este jueves que Estados Unidos se retira del Acuerdo de París, con lo que consuma un golpe mortal para el futuro del planeta, al abandonar la lucha contra uno de los desafíos más inquietantes de la humanidad.
"Con el fin de cumplir con mi deber solemne de proteger a Estados Unidos y sus ciudadanos, Estados Unidos se retira del acuerdo climático de París".
No obstante señaló que iniciará negociaciones para reingresar al acuerdo de París. "Vamos a salir, pero empezaremos a negociar y vamos a ver si podemos llegar a un acuerdo que sea justo”, añadió.
El presidente estadounidense afirmó que el acuerdo tiene "desventajas" para Estados Unidos y es "muy injusto”. Y agregó que representa una "redistribución masiva de la riqueza de Estados Unidos a otros países".
De esta manera, se suma a Nicaragua y Siria, naciones que no firmaron el acuerdo climático aprobado en la COP21 y que un pacto histórico, porque lo suscribieron 195 países. Ahora, con la salida de EEUU del acuerdo, que podría demorar hasta tres años, Trump marca una división también crucial pero no sorpresiva, porque siempre ha creído —erróneamente— que el Acuerdo de París es un pacto contrario a los intereses estadounidenses y que las restricciones ambientales perjudican a la economía.
"He cumplido una tras otra mis promesas. La economía ha crecido y esto solo ha empezado. Vamos a crecer y no vamos a perder empleos. Por la gente de este país salimos del acuerdo. Estoy dispuesto a renegociar otro favorable para Estados Unidos, pero que sea justo para sus trabajadores, contribuyentes y empresas. Es hora de poner a Youngstown, Detroit y Pittsburgh por delante de París".
La semana pasada, en la Cumbre del G7, en Taormina, Trump fue el único líder que se negó a avalar el Acuerdo de París. Ahora parece premonitoria esa actitud del líder más poderoso del mundo que pone en riesgo todo el futuro del planeta.
La decisión es una gran decepción para los esfuerzos por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y promover la seguridad mundial.
El Acuerdo de París fue adoptado por todas las naciones del mundo en 2015 porque reconocen el inmenso daño que el cambio climático ya está causando y la enorme oportunidad que presenta la acción climática. Ofrece un marco de acción significativo y flexible para todos los países.
El Acuerdo de París entró en vigor el 4 de noviembre pasado, en tiempo récord, si se tiene en cuenta que el Protocolo de Kioto (1997) no entró en vigencia hasta el 2005, siete años y 10 meses después de firmarse.
El pacto fue impulsado por Estados Unidos —bajo la administración de Obama— y China, los dos principales emisores mundiales de gases de efecto invernadero. Para su ejecución, debía ratificado por al menos 55 de las 195 naciones que lo firmaron y que aglutinaran el 55% de las emisiones en el planeta.
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