Donald Trump ya tiene decidido sacar a Estados Unidos del Acuerdo  de París, el mayor pacto contra el cambio climático de la historia, suscrito el 12 de diciembre de 2015 en la capital francesa por 195 países del mundo, según revelaron varios medios estadounidenses, como la CNN y el New York Times, y las agencias AP y Reuters.

La información no ha sido confirmada por la Casa Blanca, mientras que propio presidente estadounidense tampoco la desmintió. Se limitó a decir este miércoles que "en los próximos días" dará a conocer su decisión al respecto. 

"Anunciaré mi decisión sobre el Acuerdo de París en los próximos días. ¡HACER A ESTADOS UNIDOS GRANDE DE NUEVO!", tuiteó Trump.


Según la web de noticias Axios y la cadena Fox, Trump ahora evalúa con su equipo cómo ejecutar la retirada del acuerdo climático. 

Pero la medida no solo sería un golpe casi mortal para el planeta —Estados Unidos es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero—; también un triunfo del aislacionismo y el avance del ala más radical de la Casa Blanca.

La postura de Trump en contra del medio ambiente no es una novedad. Durante años se ha mostrado renuente acuerdos para frenar el cambio climático. Incluso duda de que el calentamiento global se deba a la mano del hombre, pese a toda la evidencia científica que hay al respecto.

El presidente de EEUU sostiene que el Acuerdo de París se trata de un pacto contrario a los intereses estadounidenses. De confirmarse la salida, el mensaje será inequívoco: Washington solo cumplirá los acuerdos que le convengan. 

La semana pasada, en la Cumbre del G7,  en Taormina, Trump fue el único líder que se negó a avalar el Acuerdo de París. Ahora parece premonitoria esa actitud  del líder más poderoso del mundo que pone en riesgo todo el futuro del planeta. 

La mala energía del magnate

"Donald Trump tiene dos falsas creencias relacionadas con la energía: una personal y una política. Esta última parece estar enrumbando al mundo por la senda del desastre", escribió en el New York Times el Nobel de Economía Paul Krugman.

El connotado economista desbarató la falsa creencia de Trump  de que eliminar las restricciones ambientales —acabar con la supuesta “guerra contra el carbón”— provocará que la industria minera le vuelva a dar trabajo a cientos de miles de estadounidenses de la clase obrera.

"¿Cómo sabemos que esta creencia es falsa? Por una razón: los empleos de la industria del carbón comenzaron a disminuir mucho antes de que el tema del medioambiente se hiciera recurrente, ni qué decir del calentamiento global. De hecho, los empleos de esa industria disminuyeron dos terceras partes entre 1948 y 1970 cuando se fundó la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos. Esto ocurrió a pesar del aumento de la producción de carbón, lo cual reflejaba la sustitución de la minería antigua de pico y pala con la de cielo abierto y remoción de la cima de montaña, que requiere menos trabajadores".

Krugman sostuvo que si bien en los últimos años la producción de carbón ha caído en parte debido a las normas ambientales, el factor principal de la disminución es el avance de otras tecnologías. Es decir, el carbón ha perdido valor como materia prima, por la disminución de los costos de fuentes de energía más natural, como el gas natural, la energía eólica y la solar.

"En este momento, los argumentos de que tratar de limitar las emisiones causaría un grave daño económico han perdido toda credibilidad: el mismo avance en la energía alternativa que margina al carbón podría hacer la transición a una economía de bajas emisiones con costos mucho menos elevados de lo que cualquiera se hubiera imaginado hace varios años".

Las claves del pacto

► El 4 de noviembre pasado entró en vigor el Acuerdo de París. Lo hizo en tiempo récord, si se tiene en cuenta que el Protocolo de Kioto (1997) no entró en vigor hasta el 2005, siete años y 10 meses después de firmarse. 

► El pacto fue impulsado por Estados Unidos —bajo la administración de Obama— y China, los dos principales emisores mundiales de gases de efecto invernadero. Para su ejecución, debía ratificado por al menos 55 de las 195 naciones que lo firmaron y que aglutinaran el 55% de las emisiones en el planeta.

► El objetivo del acuerdo es que el aumento de la temperatura en el mundo, a finales de este siglo, se quede entre los 2 y los 1,5 grados frente a niveles preindustriales. Ese es el límite que la ciencia estableció para que el cambio climático no tenga un impacto catastrófico.

► El principal gas de efecto invernadero es el dióxido de carbono (CO2), cuyas partículas se acumulan y permanecen en el ambiente, lo que provoca el aumento de la temperatura global y el nivel del mar. Según los expertos, esto está desatando fenómenos climáticos extremos como los que ya sufren varias partes del mundo, incluido el Perú: inundaciones, sequías y ciclones, entre otros. 

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