Ollanta Humala ingresó este martes a su último año de gobierno. Lo hace debilitado: dilapidó casi todo su capital político y el nacionalismo perdió no solo la mayoría parlamentaria y sino también la presidencia del Congreso.

Así, afrontará sus últimos 12 meses en Palacio con una aprobación más baja que la que tenía Alan García al final de su cuarto año de mandato, pero superior a la de Alejandro Toledo en el mismo periodo.

¿Pero cómo llegó a esa situación? Quizá lo que más golpeó a Humala es que se distanció de quienes lo llevaron al poder. No solo del ciudadano de a pie que le dio su voto por las promesas que no cumplió, sino también de todos los grupos que le dieron el soporte político que no tenía para gobernar.

A esto se suma -según diversos analistas- la falta de liderazgo y pericia política del presidente para afrontar problemas como la inseguridad ciudadana, la desaceleración económica y las denuncias de corrupción en su gestión.

Las cifras de Ipsos Perú indican que Toledo, García y Humala comenzaron sus gestiones con una aprobación que superaba los 50 puntos. Pero terminaron mal, aunque con ciertos matices, subraya el analista y politólogo de la PUCP, Fernando Tuesta:

“La prueba es que sus resultados en la siguiente elección suelen ser bajísimos. El Apra tiene ahora sólo cuatro congresistas. Desde el Partido Civil a inicios del siglo XX, ningún partido ha ganado dos elecciones seguidas con presidentes distintos”.

Alfredo Torres, presidente ejecutivo de Ipsos Perú, ve más similitudes entre los gobiernos de Humala y Toledo:

“Ambos son presidentes considerados débiles con cónyuges de imagen fuerte, pero impopular. Karp era más impopular que Toledo. Nadine era popular, pero ya no lo es”.

Pero hace una precisión: Toledo tenía ministros populares que lo sostenían políticamente, como Pedro Pablo Kuczysnki y Carlos Bruce, además de una economía en crecimiento. Esto también explica la mejor aprobación de Alan García, quien tuvo un gabinete mejor cuajado, con una ministra popular como Mercedes Aráoz, y un contexto económico favorable.

¿Qué problemas afectaron cada gestión?

Este gráfico lo muestra claramente: los conflictos sociales por los proyectos mineros Conga y Tía María, y la censura a la expremier Ana Jara, fueron los momentos más críticos del gobierno de Humala. En la gestión de Alan García fueron el 'Baguazo' y los 'petroaudios'. En la administración de Toledo, las crisis más destacadas fueron el asesinato del alcalde de Ilave en 2003 y la renuncia del premier Carlos Ferrero en 2005.

Disciplina, compañeros

La disciplina interna en el Apra es a prueba de balas. En el gobierno de Toledo (2001-2006), la bancada aprista mantuvo a sus 28 congresistas, mientras que la de Perú Posible perdió 10 miembros en el camino.

En 2006, cuando el humalismo llegó al Congreso por primera vez de la mano de Unión por el Perú, su bancada terminó con 25 miembros, 20 menos que cuando existía la alianza. En el mismo periodo, los dos únicos legisladores que sacó Perú Posible terminaron en otras bancadas. El Apra, otra vez, mantuvo a sus 36 representantes.

En este quinquenio, el nacionalismo y Perú Posible también se quebraron, mientras que el Apra no sufrió divisiones, aunque solo pudo colocar a cuatro congresistas, debido al desgaste político del último gobierno de Alan García.

Foto de cabecera: Andina

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