"Acá no hay responsabilidades políticas, los ministros hemos actuado con diligencia". Así concluyó el premier Pedro Cateriano la conferencia de prensa sobre la fuga de Martín Belaunde Lossio en Bolivia. Confirmaba así que no rodarán cabezas en el Ejecutivo por este escándalo, pese a que mella aún más la credibilidad del gobierno.
El jefe del gabinete y los ministros José Luis Pérez Guadalupe (Interior), Gustavo Adrianzén (Justicia) y Ana María Sánchez (Relaciones Exteriores) comparecieron ante periodistas en Palacio muy serios. Hasta parecían indignados porque la oposición y otros sectores les recordaron la desidia y negligencia de las que se aprovechó Belaunde Lossio para escabullirse de la justicia peruana por segunda vez.
Los ministros más descolocados en este escándalo, Pérez Guadalupe y Adrianzén, con papeles en mano, intentaron negar los gazapos oficiales que se cometieron. Pero los hechos los dejan sin piso. La realidad los confronta. Vale la pena recordar algunas situaciones, porque la memoria es frágil. Sobre todo la de los ministros de turno que tienen que 'justificar' sus 'frijoles'.
La primera señal de alerta fue cuando el oficialismo mostró un sospechoso interés en sondear la posibilidad de otorgarle la colaboración eficaz a Belaunde Lossio.
A partir de ahí, hubo acciones y omisiones del gobierno de Ollanta Humala que permitieron a su amigo y exfinancista mantenerse lejos del brazo de la justicia.
1. Martín Belaunde Lossio se fuga del Perú sin contratiempos, gracias a que alguien descuida la alerta roja de Interpol. Entra de forma ilegal a Bolivia, según confesión propia.
2. El gobierno oculta, o al menos calla, que el exfinancista de Humala está en La Paz. Fue el exfiscal Carlos Ramos Heredia, molesto porque Palacio le bajó el dedo, quien lo revela.
3. El Ejecutivo insiste con la extradición, pese a que el camino que más le convenía al país era la expulsión, como lo señalaron diversos expertos. Belaunde cumplía los 'requisitos' para ser expulsado de Bolivia. Las autoridades de ese país incluso se mostraron dispuestos a hacerlo.
4. Pese a su vocación manifiesta de fugitivo, el gobierno humalista no insistió ante Bolivia para que Martín Belaunde sea recluido en un penal. Cuando cumplía arresto domiciliario con fines de extradición, se escapó, por segunda vez. Ahora nadie sabe dónde está.
5. Según las autoridades bolivianas, desde el 14 de mayo el Ejecutivo peruano debía coordinar la fecha y el lugar de entrega del detenido. No lo hizo, según aseguró el mismo canciller altiplánico David Choquehuanca, quien incluso dejó sin piso al ministro peruano Pérez Guadalupe, que había afirmado lo contrario.
¿Están seguros Cateriano y Humala que acá no hay responsabilidades que asumir? Además, no deja de llamar la atención la "precisión" con que se cometieron los errores para el vergonzoso desenlace de este proceso. Al final, parece que Martín Belaunde Lossio no se ufana en vano de tener "amigos poderosos".
(Foto de cabecera: Andina)
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