Aunque las elecciones del 10 de abril ya están a la vuelta de la esquina, los cuestionamientos desde el exterior no han cesado. El primero en hacerlo fue el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quien expresó que la presente contienda electoral es "semi-democrática" y cuestionó el proceso de tachas, que sacó de carrera a Julio Guzmán y César Acuña.
Pese a la respuesta de los candidatos que incurrieron en las mismas irregularidades que Guzmán y Acuña, pero que no fueron medidos "con la misma vara" por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), ahora otro actor del exterior se manifesta sobre lo irregular del proceso electoral peruano.
En esta ocasión se trata de la revista británica The Economist, de tendencia más bien liberal, que en un artículo reciente, titulado "Una farsa peligrosa", también cuestiona lo irregular de las exclusiones de Guzmán y Acuña, junto a las actuaciones del establishment político y mediático ante el tema.
"Los peruanos están descubriendo, para su desconcierto, que el árbitro puede determinar también quién gana en la política. El 10 de abril ellos irán a las urnas a escoger un nuevo presidente. (...) Julio Guzmán y César Acuña no estarán en la votación, pese a que las encuestas indicaban que casi un 25% de los votos se repartía entre los dos (...) apenas un mes antes de la elección y semanas después de debates legales, la autoridad electoral los descalificó".
En un solo párrafo, The Economist describe las razones por las que Guzmán y Acuña fueron excluidos.
"Guzmán, quien tuvo una buena oportunidad de llegar a ganar un lugar en la segunda vuelta y quizás convertirse en presidente, fue expulsado porque el pequeño partido que lo adoptó cambió su procedimiento para escoger a su candidato sin informar de antemano a las autoridades electorales. Con Acuña pasó lo mismo por repartir un total de 4,400 dólares durante un par de paradas (actos) en la campaña".
En beneficio de ambos candidatos, The Economist afirma que la sanción a Guzmán es "desproporcionada", y que en el caso de Acuña "fue víctima de una disposición aprobada a mediados de enero".
"La ley electoral ha sido desfigurada por enmiendas frecuentas y detalles regulatorios absurdos. Nadie en el partido de Guzmán reclamó por la violación de la democracia interna. La descalificación es un castigo muy desproporcionada y eleva un error administrativo menor por encima del derecho constitucional a participar en la política. Acuña fue víctima de una disposición aprobada a mediados de enero, para sancionar a los candidaos encontrados por repartir dinero o regalos".
La revista británica recuerda que los rivales de Guzmán y Acuña, así como el establishment de la prensa peruana repetía por aquel entonces que "la ley es la ley". Sin embargo, para la prestigiosa publicación, fundada en 1843, la norma "está siendo mal aplicada y al parecer no es la misma para todos". Y aquí explica por qué:
"Entonces aparecieron vídeos de Keiko Fujimori, primera durante buen tiempo en las encuestas, en una competición de hip-hop organizada por un grupo de jóvenes de su partido, en la que los ganadores recibieron premios de 90 dólares cada uno. (...) El tribunal electoral, en un fallo de contrabando en la media noche del Viernes Santos, decidió que la señora Fujimori no debería ser descalificada. Rechazó una similar alegato contra otro candidato (Pedro Pablo Kuczynski)".
La revista afirmó también que frente a estos casos, "los loros cambiaron el tono", en referencia a la prensa concentrada. "La ley, parece, no es siempre la ley", añadió.
"UN PELIGRO PARA AMÉRICA LATINA"
Luego de la explicación del contexto, The Economist advierte que "la farsa electoral del Perú es un peligro grande en la región", y que el ganador de los comicios "disfrutará menos de una plena legitimidad". "Desde que la democracia se expandió por América latina en los años 80, ningún candidato presidencia había sido excluido tan cerca de una elección", apunta como dato histórico.
Pero la revista británica no se queda en la crítica. Aquí hace una propuesta simple, comprendiendo la realidad latinoamericana:
"Frente a la debilidad de los partidos políticos y el clientelismo, los países latinoamericanos tienden a responder con una excesiva regulación. (...) Muchas de las democracias de la región necesitan reformas para restaurar la confianza pública en la política. La piedra de toque para eso debería ser: cuanto más simple, mejor. (...) Por encima de todo, en caso de duda, no preguntar a los abogados para decidir: buscar a los votantes en su lugar".
Lo más crítico del asunto es que esta advertencia es lanzada por autoridades de organismos internacionales y medios de comunicación del exterior. Pero en el propio país, la mayoría de la prensa, con honrosas excepciones, mira al costado y silba.
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