Estados Unidos vive uno de los procesos electorales más controversiales de su historia, que este martes 8 llegará a su fin, cuando se sepa quién de los dos candidatos con posibilidades de ganar, Hillary Clinton y Donald Trump, será el nuevo inquilino de la Casa Blanca, en reemplazo de Barack Obama.
Las últimas encuestas hacen prever un desenlace de pronóstico reservado, en el que acecha lo que los estadounidenses bautizaron como ‘el fantasma del Brexit’, el cual empezó a aparecer luego de que el FBI marcara un punto de inflexión en la campaña electoral, con su anuncio de la reapertura del caso de los 'e-mails' de la candidata demócrata. Antes de esto, el camino de Clinton hacia el Salón Oval parecía despejado de baches.
EEUU tiene un sistema electoral complejo. Es el único país del planeta en donde no gana necesariamente el candidato que logra más votos. La elección del presidente se decide en los llamados colegios electorales, conformados por 538 electores o compromisarios de todos los estados. Se trata de un mecanismo con 229 años de historia. Así, la victoria la obtiene el aspirante que supera los 270 votos electorales.
En el siguiente gráfico, sobre la base de las últimas encuestas, están los estados donde los resultados son relativamente claros y no se esperan sorpresas. A la izquierda los que ganaría Hillary Clinton y a la derecha los que obtendría Donald Trump. Cada estado tiene un peso electoral (número de votos electorales) distinto.
Según estas cifras, la candidata demócrata está casi rozando el número de votos electorales necesarios para ganar (le faltarían solo dos). Pero la gran batalla se librará en los estados donde los resultados están bastante ajustados, como se ve en este gráfico:
Si Hillary Clinton gana solo en uno de los seis primeros estados de arriba, asegura su victoria. Pero el problema es que justamente en estos lugares Donald Trump viene ganando terreno en los últimos días, según las encuestas más recientes. El gráfico de abajo muestras las cifras de los sondeos en tres de estos estados:
El voto oculto es un factor que puede ser decisivo en estas elecciones, sobre todo en los llamados estados 'péndulos' (o swing states, en inglés), es decir, los que, históricamente, no tienen una marcada preferencia demócrata o republicana. Entre estos están Florida y Ohio, que serán claves para definir al ganador el miércoles 8.
El primero porque es el cuarto más poblado y, de los que están en juego, es el que tiene un mayor número de electores: 29. El otro, porque dicen que nadie que haya llegado a la Casa Blanca lo logró sin ganar en este estado. Así ha sucedido desde 1960. Es decir, todos los presidentes de Estados Unidos desde Kennedy han tenido que vencer a su rival en Ohio para ganar las elecciones presidenciales.
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