Hasta hace solo unos días, Abel Gilvonio era desconocido para un considerable número de peruanos. Sin embargo, durante los últimos días diferentes medios han resaltado el nombre del candidato al Congreso por el Frente Amplio, debido a sus lazos familiares: su padre, Américo Gilvorio, y su tía, Nancy Gilvonio, fueron del Movimiento Revolucionario de Túpac Amaru (MRTA). Ambos purgaron cárcel por el delito de terrorismo.
Siendo el terrorismo un tema sensible es nuestro país, es usual que sea usado como arma política. Por ejemplo, Víctor Andrés García Belaunde, congresista que busca la reelección por Acción Popular, calificó al miembro de Frente Amplio como un "guerrillero".
Esta miércoles, Gilvonio brindó una entrevista a Canal N en la cual deslindó de la ideas de su padre y su tía.
"La justicia los ha juzgados por los delitos que ellos han cometido [terrorismo]. Cuando yo entro a la política lo hice para promover la paz y la democracia. Esa es la diferencia con mi padre y mi tía. Condeno totalmente, al igual que el Frente Amplio, la violencia terrorista".
Consultado sobre una carta que firmó, en el 2008, a favor del traslado carcelario de Víctor Polay Campos, Gilvonio respondió:
"Lo que el comunicado dice y yo me reafirmo en que hay condiciones de Derechos Humanos universales que deben cumplirse para todos. La corte suprema, cuando sentencia en el megajuicio [a los emerretistas], pide que los civiles sean trasladados a una prisión civil. Por eso es que se firma el comunicado. Son cuestiones humanitarias".
En esa línea, también se refirió a un mensaje que publicó en su cuenta de Facebook en el cual saludó que el exemerretista Peter Cárdenas Shulte haya salido en libertad el año pasado, luego de haber cumplido una condena de 25 años de cárcel.
"Para mí estar en prisión es un drama en el Perú y no se lo deseo ni a mi peor enemigo. No le desearía, por lo delitos que fueran, que vayan a prisiones como la de la Base Naval del Callao. Esto no marca una posición política sino una postura humanitaria".
Gilvonio también llamó la atención sobre los militares que cometieron delitos durante la lucha contra el terrorismo:
" [Su padre y tía] Ellos han cumplido su condena en condiciones carcelarias muy duras pero hay militares en este país que no han pagado su condena y siguen viviendo en sus casas. Hay torturadores ... [que están libres]. Ellos han pagado su condena y no han salido con un indulto como están pidiendo con Alberto Fujimori".
En otro momento de la entrevista, el candidato al Congreso por el Frente Amplio rechazó el pensamiento del Movadef:
"El Movadef es una organización que viene de Sendero Luminoso y no ha pedido perdón al país".
LA POLÍTICA Y EL TERRORISMO
La postulación de Abel Gilvonio al Congreso de la República pone sobre el tapete un tema que polariza a la sociedad peruana: la reinserción a la sociedad de los excondenados por terrorismo, así como la estigmatización que deben enfrentar sus familiares.
El caso del militante del Frente Amplio es sintomático. Se trata de una persona que cuando se desencadenó el conflicto armado interno era menor de edad. Su padre y tía, no obstante, abrazaron la ideología terrorista. A causa de ello, ¿debemos impedirle que postule a una cargo de elección popular? Aunque a muchos se les escarapele la piel por lo que vamos a decir, el pensamiento terrorista no se transmite ni por la leche materna y menos por el ADN. No existe, además, algún mecanismo legal que lo prohíba.
Ahora analicemos una situación distinta. Si una persona que ha cumplido una condenada por terrorismo y al salir de la cárcel (o antes) se arrepiente de sus acciones, ¿debería el Estado impedir que haga política? De hacerlo, estaríamos vulnerando las leyes, ya que cuando un ciudadano sale de prisión, sus derechos ciudadanos son reestablecidos, incluida la participación política. No olvidemos, además, que una pena privativa de la libertad busca la reincorporación de la persona en la sociedad.
Por supuesto, es natural que algunos peruanos critiquen la intención de excondenados por terrorismo de incursionar en la esfera pública. Y esta animadversión se debe precisamente a un aspecto medular de nuestra sociedad: la casi nula voluntad por entender las razones que ocasionaron un conflicto que generó miles de víctimas. Sobre este punto, hay que recordar las palabras de José Carlos Agüero, autor de Los Rendidos, un libro que explora su propia historia que adquiere relevancia debido a que sus padres fueron senderistas:
"Se suele decir que a falta de memoria hay mucho olvido. Yo no creo que sea olvido. Creo que es una evasión sistemática, evasión consciente para no pensar en las barbaridades que hemos vivido. No pasó cualquier cosa, fue una guerra, fueron decenas de miles de personas muertas. Sendero Luminoso cometió esta guerra cruel pero también fue respondida con igual crueldad por las fuerzas de seguridad. Estas cosas no son del pasado. Ahora vivimos la herencia en nuestra cultura política, en la manera que convivimos, que dialogamos o no lo hacemos".
Volviendo al caso Gilvonio, las críticas que ha recibido, hasta el momento, no están relacionadas con sus propuestas para el Legislativo sino por el accionar de su padre y de su tía. Y esos cuestionamientos se basan en el miedo de nuestra incapacidad de escuchar a las víctimas, incluidos los hijos de los terroristas que, siendo niños, fueron presa de las decisiones de sus padres. Entonces, dejemos de evadir, de una vez por todas, nuestra historia. Por más dolorosa que sea.
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