Después de que no solo nuestro país, sino también toda la región se vea afectada por terribles olas de feminicidios a la vuelta de la esquina, un informe reciente de la ONU llamado Mujeres para América Latina, ha ratificado dicha situación pues de los 25 países que registran mayores tasas de esta clase de crímenes, 14 son casos latinoamericanos, cuatro en el Caribe, cuatro en Centroamérica y seis en Sudamérica.
Y Honduras, El Salvador, Guatemala y México son los cuatro países que no solo encabezan la lista, sino que también tienen un número de muertes por ataques machistas que no deja de crecer año tras año.
Campañas en contra del maltrato
Argentina ha protagonizado una de las más grandes protestas en este último año contra la violencia de género. La campaña llevaba la etiqueta #Niunamenos.
Asimismo, en Colombia, la fotógrafa Lineyl Ibáñez denunció el machismo reinante en su país por las terribles y violentas letras de los temas de reguetón.
Y las personas no tardaron en unirse a las protestas desde mayo del año pasado pidiendo que no haya 'ni una Rosa más', haciendo referencia a la adolescente de 14 años, violada, torturada y asesinada por su novio en el 2012.
De igual manera en Uruguay, medio millón de personas conformaban las diferentes manifestaciones en las que vociferaban '¡Si nos tocan a una, nos tocan a todas!'.
Las soluciones
Para tratar de revertir esta terrible situación, mejorar la atención a las víctimas y facilitar su acceso a la justicia, el Programa para la Cohesión Social en América Latina de la Comisión Europea (EUROSociAL), ha congregado en Madrid a varios expertos en la materia. Es así que Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno español para la violencia de género, indicó:
“Las sociedades construidas en una cultura patriarcal están basadas en la opresión. Esto hay que transformarlo a través dela igualdad como principio, pues sin ella, no hay cohesión social”.
Asimismo, algunas manifestaciones ha resultado en leyes que tipifican la violencia de género como un delito. Inclusive han endurecido las penas para los agresores y homicidas.
Sin embargo, no hay una igualdad en los avances pues solo ocho de los 32 países latinoamericanos firmaron la Convención de Belém do Pará, acuerdo para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer dentro de la región, pero como sabemos los documentos firmados no hacen mucho para frenar los ataques.
En Honduras por ejemplo, una mujer es asesinada cada 14 horas. Es así que solo en el 2014 se registraron 526 muertes, haciendo evidente la ineptitud de las instituciones estatales para frenar en asunto. Asimismo tampoco los castigos y las reparaciones han logrado muchos avances.
Y a pesar del aumento de denuncias presentadas (1.992 entre el 2012 y el 2014), solo una pequeña fracción (134) terminó en condenas contra los agresores.
Es en este sentido, que la fiscal general de Guatemala, Thelma Aldana, resalta la importancia de que las víctimas no solo tengan un marco jurídico para respaldarse, sino que también tengan acceso real a la justicia especializada en este tipo de crímenes:
“Recuerdo cuando trabajaba en un juzgado de familia a 200 kilómetros de la capital. Llegaban mujeres violentadas y los oficiales les decían que se volvieran a casa y no les hicieran perder más el tiempo. ‘Tu marido hace bien pegarte porque no le tienes bien atendido’, les decían. Esa era la respuesta del Estado guatemalteco”.
Recién en el 2008, cuando se aprobó la Ley contra el feminicidio y otras formas de violencia contra la mujer en Guatemala, los juzgados especializados empezaron a ser un tema de importancia. Sin embargo, a pesar de la necesidad de ponerlos en acción, dos años después no había ninguno.
Es así que se decidió pedir ayuda internacional para montar y poner en uso este tipo de salas con personal experto en crímenes de esta clase.
Desde ese momento, Guatemala pasó de ocupar la segunda posición en la lista de países con mayores índices de feminicidios, a estar en la cuarta.
Asimismo se sabe que las penas se han endurecido puesto que la condena por feminicidio se ha elevado a entre los 25 y 50 años de prisión. Asimismo, la violencia contra la mujeres trae una sanción de entre cinco y ocho años de cárcel.
De igual manera, el número de denuncias también ha aumentado en el país siendo desde el 2013, el delito más denunciado en Guatemala.
A pesar de ello es lamentable darse cuenta que casos como el de Honduras, son muy escasos. Al respecto, Angélica Valenzuela, directora del Centro de Investigación, Capacitación y Apoyo a la Mujer de Guatemala, dijo:
"El 98% de los que llegan a los tribunales no se investigan. Solo el 2% acaban con una sentencia. Y de ellos, el 35% son absolutorias”.
La necesidad de cifras
La Comisión Interamericana de Mujeres de la Organización de Estados Americanos (OEA) dijo que existe no solo la necesidad de que los países cumplan con los acuerdos internacionales en torno a la violencia machista, sino que también las personas deberán aportar en el registro de datos y elaboración de estadísticas.
Y es que la falta de datos es un claro síntoma de invisibilidad del problema y freno para la elaboración de políticas más precisas. Al respecto, Luz Patricia Mejía, secretaria técnica del mecanismo de seguimiento de la Convención Belém do Pará, indicó:
“No solo se trata de tener la debida diligencia para actuar, sino también evaluar si se está haciendo bien o no”.
Asimismo, Sonia Montaño, activista intelectual boliviana que lideró durante quince años la División de Asuntos de Género de la Cepal, criticó:
“No entiendo cómo los países son capaces de calcular su PIB de manera armonizada en todo el mundo, y no se hace lo mismo con la violencia de género. Ahora contamos cuántas mujeres mueren a manos de sus parejas o sus exparejas. Y los países de la región han iniciado una especie de carrera por tipificar cada cual más tipos de violencia contra la mujer, pero luego en la práctica los jueces no admiten las argumentaciones. Hay altas tasas de no implementación".
Casos extraños
En Costa Rica la mayoría de asesinatos tienen por agresor y víctima a un hombre. Es así que ocho de cada 10 homicidios registran a hombres, la mayoría jóvenes vinculados a las mafias o al narcotráfico. El 20% restante lo conforman mujeres, de las cuales, la mitad tiene una relación romántica con su agresor.
Es de esta manera que las políticas buscan crear una nueva masculinidad para erradicar la violencia. Al respecto, Víctor Barrantes, viceministro de paz del país indicó:
“Tenemos una sociedad machista y basada en estereotipos de una masculinidad hegemónica que impide a los hombres resolver los problemas de una forma pacífica y optan cada vez más por medios violentos”.
Y es que el Gobierno cree que si se mejoran las capacidades de diálogo para la resolución de conflictos de los hombres, no tendrán motivo para usar balas ni armas blancas.
De igual manera, Barrantes ha resaltado la necesidad de la mayor participación de los hombres en la crianza de los hijos:
“Aunque todavía es una tarea que recae principalmente sobre las mujeres, les corresponde a los hombres sensibilizados trabajar sobre ese abordaje. Existe un mayor impacto cuando hombres hablan a hombres para abordar el problema de la violencia”.
(Foto de cabecera: volutaradial.com)
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