Amadeo Gonzales es ilustrador, músico y profesor. Junto con su hermano, Renso Gonzales, Amadeo dirige y edita desde hace 15 años la revista Carboncito, de ilustración y cómic. A estas alturas, Carboncito recibe colaboraciones de México, España, Argentina y otros países, y ha pasado de ser algo parecido a un fanzine de dibujos a ser la revista de historietas peruana más importante y conocida.
Además de Carboncito, Amadeo y Renso han publicado fanzines como Tránsito Intestinal (2014) y han realizado el mes pasado la quinta edición del Festival Infinito, de publicaciones independientes.
Ayer, 27 de febrero, Amadeo inauguró en el Espacio Los Únicos (Ca. Ramón Ribeyro 1057, Miraflores) su exposición Bandas Inexistentes Récords. La muestra consiste en un mural, una instalación y cerca de 30 ilustraciones de, literalmente, bandas inexistentes:
Hace años, tenía la intención de formar una banda que se llamara Los Paltas. Le inventé una canción, inventé el logo de la banda, hice posters, polos, serigrafías. Tenía todo, menos la banda. Al final me quedé como solista. Siempre toco canciones y les doy autoría a bandas imaginarias. Eso ya desde que salió Carboncito, en 2001: presentaba la revista y además tocaba y cantaba esas canciones.
["Los Instantes son una banda que, en el momento en que van a tocar, siempre se olvidan la letra."]
Este tipo de ligereza infantil es el que caracteriza a Amadeo y su trabajo: a través de perritos, monstruos, marcianos y niños hablan de la amistad, la música y los sueños.
Dictar talleres a niños ha hecho que yo también pueda regresar a lo básico: los lápices de colores, los plumones, sacarle provecho a ideas ilimitadas. El taller con los niños prácticamente se ha vuelto un intercambio de ideas: yo les doy toda la información posible y ellos aportan más, sin límites. Ver todas estas bandas los alocaría un poco, y seguramente ellos también inventarían sus bandas.
Amadeo y Renso crecieron en el Callao. La madre de los dos ilustradores también se dedica al arte, haciendo el minucioso trabajo de pintar flores decorativas. Renso, por su parte, tiene un estilo realista y usa sobre todo tinta china. A Amadeo le interesa mezclar técnicas –plumones y tinta, ilustración y música–. Su trabajo siempre es una explosión de colores.
[La tienda del Espacio Los Únicos]
En esta familia de artistas, la función del padre fue enseñarles a sus hijos a salir del barrio a buscar historietas. Renso y Amadeo aprendieron la lección, y ahora se mueven no solo entre Barranco y el centro de Lima, los dos epicentros artísticos de la ciudad, sino también entre Perú y otros países de Latinoamérica, buscando en los festivales nuevos colaboradores para Carboncito.
Del 10 al 18 de marzo voy a estar en Costa Rica para el Festival Internacional de Diseño. Allá voy a dictar un taller de fanzines –me cuentan que ya se acabaron los cupos–, exponer con el colectivo Los Únicos y conocer al ilustrador español Joan Cornellà. Voy a tratar de convencerlo para que participe en Carboncito.
Cuando eran chicos, la gente de su barrio les pedía dibujos para las tareas de sus hijos. Lo hacían más por diversión que otra cosa, y ahora Amadeo dice que algunos de los dibujos que hicieron –por ejemplo, uno que hizo Renso de Miguel Grau– podrían haberlos vendido por 300 dólares. Sin embargo, es evidente que a los Gonzales vender arte caro no les interesa demasiado: vierten su producción en fanzines, polos, pins, afiches, incluso papel de regalo.
["Los Sensibles, antes de subir al escenario, se ponen a llorar."]
Desde que sacaron Carboncito, cuando Amadeo tenía 20 años y Renso 18, no han parado de hacer nuevas publicaciones en forma de fanzine, sea juntos o por separado. La gracia del fanzine es que es una publicación en la que, por un lado, puedes poner lo que te dé la gana y, por otro, no cuesta casi nada: la mayoría se hace con fotocopias.
A Amadeo le interesa difundir el arte del fanzine, y está contento de ver que en el Festival Infinito cada vez hay más publicaciones de ese tipo. Además, en los talleres le gusta meterles ideas en la cabeza a los niños: enseñarles que pueden tener su propia editorial, fotocopiar su trabajo y venderlo.
Aparte de darles esa información básica, y de darles los materiales, Amadeo deja que los niños de los talleres den rienda suelta a su creatividad y trabajen en el formato que quieran (quizá por eso, en el anuncio del taller en Facebook, dice: "no vale apanar al profe").
Eso es lo que él también hace para crear. Por ejemplo, en 2011 pasó tres meses viajando por Argentina. Como resultado del viaje, de los apuntes y bocetos que fue haciendo, expuso en Rosario un conjunto de ilustraciones de personajes. La exposición se llamó Los Únicos, y a partir de ella Amadeo y su socia, Marité Cánepa, crearon el Espacio Los Únicos.
Cuando abrimos el Espacio, nos dimos cuenta de que el nombre también era por otras cosas que recién iban a suceder: para el primer taller que hicimos hubieron varios inscritos por internet, y cuando llegó el día no vino nadie. Así que éramos los únicos. Luego, proyectábamos películas y, aunque eran gratuitas, no venía nadie, o venían cinco personas. Éramos los únicos.
Amadeo se ríe, porque ahora las actividades del Espacio Los Únicos se conocen y se llenan, e incluso a fines del año pasado una de sus bandas favoritas, los españoles Los Planetas, estuvo en el Espacio dando autógrafos y viendo los resultados del concurso 'Dibujando a Los Planetas', que organizaron Renso y Amadeo.
Para Amadeo, la música y la ilustración confluyen como por naturaleza. Cuando era niño, el primer dibujo animado que vio fueron los Beatles, donde se combina un colorido psicodélico con las canciones del grupo británico. Amadeo dibuja música –Bandas Inexistentes, Actitú Records– y canta cosas inusitadamente visuales.
Como prueba, la letra de su canción más conocida, El Marciano: caminando por el campo me encontré con un marciano, y el marciano me decía ‘¡skipriskapreskapreski!’.
[Foto de portada: Valentina Pérez Llosa / LaMula.pe]
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