El atentado contra el semanario satírico francés Charlie Hebdo, que ha dejado doce muertos, ha conmocionado al mundo.
Esta tragedia no solo ha golpeado a los franceses, sino al periodismo internacional (especialmente al humorístico). En nuestro país, por ejemplo, Miguel Det, reconocido caricaturista, es un fiel seguidor de la publicación francesa. LaMula.pe conversó con él sobre el significado de Charlie Hebdo en el campo del humor gráfico y de las implicancias que tendrá esta tragedia en la lucha por la libertad de expresión.
Como humorista y artista gráfico, ¿qué significa Charlie Hebdo?
Charlie Hebdo era una tribuna del pensamiento crítico francés que había encontrado en el humor gráfico el medio mejor y más corrosivo para luchar contra la estupidez organizada e intolerante no sólo del fundamentalismo islámico, sino también del católico, del sionista y de la ultraderecha lepeniana, a quienes nunca había dudado caricaturizar desde sus portadas en todo su grotesco absurdo y su brutalidad prepotente y criminal. Varias eran las amenazas y pleitos legales que se había ganado a pulso desde sus orígenes. Ya había sufrido un atentado con molotovs hacía pocos años, sin por ello dejar de insistir en hacer lo que les correspondía y mantenerse firmes en la defensa de la libre expresión.
A nivel personal y profesional, ¿qué implicancias tiene esta tragedia?
Una tragedia humana espantosa y gran pérdida para el oficio, tratándose de cuatro de los mejores y más lúcidos humoristas políticos franceses, mundialmente reconocidos cuya obra no era en absoluto resultado del azar y la sola "ocurrencia", sino de un largo proceso de maduración política consciente y maestría en el oficio, no obstante su diferencia de edades.
En lo personal, estuve en una pequeña manifestación de solidaridad con los caídos donde también estuvieron Carlos Tovar, Omar Zeballos, entre otros. Resulta, por una parte, motivo de gran tristeza pero, al mismo tiempo, de mucha cólera, pues no puedo dejar de preguntarme qué oportunidad habrían tenido ellos, en una sociedad supuestamente 'democrática' como la nuestra, de ver sus trabajos, con lo fuertes y directos que eran, siquiera publicados sin verse de inmediato despedidos , censurados o amedrentados por la concentración prepotente y la arbitrariedad empresarial neoconservadora de quienes ahora, tras haber hecho del periodismo un vil oficio, pretenden cínicamente presentarlos como mártires suyos. Y, por supuesto, significa también un mayor compromiso en la lucha contra las fuentes de intolerancia locales.
En este contexto, ¿cuál es el futuro del humor gráfico?
Persistir en la lucha, quisiera creer. No dejarse intimidar por el miedo. No callar ni dejar de denunciar lo que se debe decir, pues ello supondría darles la victoria a esos miserables, sean de la religión o posición política que fueran. Esto me recuerda un poco el atentado sufrido por la revista satírica española 'El Papus' a inicios de los ochentas por sectores católico- franquistas con la complicidad del régimen socialdemócrata, por no hablar de las amenazas que recibiera hace algunos años el historietista Gustavo Sala por parte de algunos miembros de la comunidad judía en Argentina o de la bomba que aquí mismo le pusieron los militares peruanos a 'Monos y Monadas', felizmente sin consecuencias trágicas. Ahora tenemos fachos y fanáticos religiosos que quieren dárselas de críticos de arte y censores de periódicos ¡Vaya "chiste"! Gajes del oficio, se podría pensar, pero ya vemos lo peligroso que reírse de algunos de estos cretinos puede llegar a ser, y de lo necesario que resulta insistir en el sarcasmo.
Algunas de las caricaturas de Charlie Hebdo