Las cabezas de las diversas instituciones religiosas en Chile están jalándose de los pelos y trepándose en las paredes, al ver que cada vez más resulta imparable el avance de derechos civiles sin tomar en cuenta la presión que desde hace décadas venían ejerciendo y que tuvieron su luna de miel en la dictadura de Augusto Pinochet.

Hoy por hoy, la posibilidad de legalizar las uniones entre personas del mismo sexo e incluso las uniones de hecho heterosexuales, ha hecho hervir la sangre del sector más conservador de la sociedad chilena, que pretende anclar la mentalidad colectiva en una época nada acorde con el crecimiento demostrado en los últimos años.

Las esperanzas están puestas en el denominado Acuerdo de Vida en Pareja, y es justo contra este proyecto contra el que el último fin de semana el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, ha despotricado, al señalar que las propuestas que incluyen son "peligrosas" e "inaceptables".

Ezzati, que llegó el jueves a Santiago después de estar un mes en Roma, se alejó totalmente del presunto discurso 'tolerante' del papa Francisco asegurando que "hay temas en los que no puede haber matices". 

el avance de la agenda de derechos civiles hace temblar a los jerarcas de la iglesia chilena/ Foto Picasa: ciudadano gay)

"La Iglesia Católica y las Iglesias Ortodoxa y Evangélicas, en un documento común del año 2012, han expresado que la legalización de las uniones de hecho es inaceptable en el plano de los principios y peligrosa en el plano social y educativo", señaló en declaraciones difundidas por La Tercera.

"Cualquiera sea la intención de quienes han propuesto esta opción, el efecto será el debilitamiento de la familia. Más grave aún es la legalización de las uniones homosexuales". Argumento con el que lleva el nivel de paranoia al extremo, ya que ahora no solo son los homosexuales quienes 'debilitarán la familia', sino también aquellos heterosexuales que no decidan casarse antes de formar una.

Pero no solo eso, sino que aprovechó también en hacer gala del fundamentalismo de la institución a la que defiende, al asegurar que "siente el deber de decir una palabra de verdad y de esperanza. Es necesario acoger las personas con su existencia concreta (…). Hombres y mujeres con tendencias homosexuales deben ser acogidos con respeto y delicadeza, sin el estigma de injusta discriminación". Es decir, lo que dice la Iglesia es la única y total verdad, y por una cuestión de 'caridad' se debe de 'acoger a los enfermitos homosexuales'. ¿Algo así?

¿No será que la tan manoseada 'crisis valórica' que denuncian está realmente en el seno de su iglesia y el discurso de odio y discriminación que esta promueve? Que el arzobispo mire mejor este videito desde el minuto 42:21, a ver si aprende algo.

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