En “La nueva economía climática: Mejor crecimiento, mejor clima”, informe de la Comisión Global sobre Economía y Clima (CGEC) se demuestra que crecimiento económico y las medidas para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y –en el camino- mitigar los efectos adversos del cambio climático son metas que no están divorciadas, y que ambas variables pueden conjugarse en políticas concretas y globales.
ECONOMÍA Y AMBIENTE
Para el profesor de la Universidad de Nueva York y premio Nobel de Economía (2001) Michael Spence, cualquier académico que haya analizado a fondo las causas de la crisis económica del 2008 entiende que “el cambio climático (y su retraso) no es demasiado distinto a estos patrones de crecimiento (económico) insostenibles o defectuosos…”.
Spence cree que el cambio climático no debería ser incomprensible para los economistas, ya que éste es también “… un problema de hoja de cálculo, basado en la cantidad de CO2 en la atmósfera”.
De acuerdo Spence, “permitir que el agotamiento del ‘capital natural’ del mundo (los recursos y ecosistemas que lo sostienen) es, en esencia, otra forma de subinversión destructiva”.
Otro tanto, el informe de la CGEC añade: “Los próximos 10-15 años podrían ser una época de gran progreso y crecimiento. En este período tenemos los recursos tecnológicos, financieros y humanos para elevar los niveles de vida en todo el mundo. Las buenas políticas de apoyo a la inversión y la innovación (climática) pueden reducir aún más la pobreza y el hambre, provocando en las ciudades un rápido crecimiento económico, vibrante y socialmente inclusivo, a la vez que se restauraran y protegen los entornos naturales del mundo”.
En lo que coinciden Spence y los autores del documento de la CGEC, es en la necesaria complementariedad entre medidas macroeconómicas y regulaciones ambientales..
AJUSTES ECONÓMICOS Y CLIMÁTICOS CONTRA RELOJ
El documento de la CGEC es claro al establecer que, frente al cambio climático, tanto las medidas económicas como las ambientales tienen carácter de urgencia. ¿Cómo combinar equilibrio económico con políticas ambientales para frenar la tendencia?.
El planeta cuenta con tres décadas a lo sumo, antes de que el CO2 en la atmósfera alcance niveles que perturben los códigos climáticos, con incuestionables consecuencias en los sistemas económicos y sociales. De ahí que la estrategia climática no sea un asunto de manida naturaleza académica o ideológica.
“La inmensa cantidad de evidencia científica en la que se basan las actuales proyecciones climáticas hace improbable que el mundo pueda prescindir del todo de realizar ajustes. Sin embargo, no será fácil solucionar los complejos problemas de coordinación y distribución que generarán y, convencidas de que no nos podemos permitir una decidida estrategia de mitigación en momentos en que debemos hacer frente a tantos otros retos, las autoridades se podrían ver tentadas a postergar la toma de medidas concretas”, explica Spence.
Así, los ajustes en política económica ambiental deben ser inmediatos, pues “los costos económicos de retrasarlas se elevan de manera no lineal a medida que pasa el tiempo. Si se postergan 15 años o más será imposible alcanzar los objetivos de mitigación, sean cuales sean sus costos para ese entonces”.
En mensaje final: hagamos los cambios económicos, sociales y tecnológicos respecto al clima ahora, porque más tarde no sólo será más caro sino que encontrará a las sociedades, urbanas y rurales, aún más vulnerables.
FINANZAS CLIMÁTICAS
Junto a la iniciativa del modelo de negocio de bonos de carbono, que financian proyectos globales dirigidos a la reducción de la emisión de gases y otros efectos contaminantes, la CGCE propone medidas transfronterizas de inversión en infraestructura, aumento de la productividad, financiamiento para reconversión industrial, nuevas tecnologías (limpias) autosostenibles y un incremento de sistemas de regulación de las actividades productivo-extractivas.
Nada de esto es una tarea simple y podría implicar cambios de raíz en la naturaleza de los estados. En términos de la CGCE “…la creación de estructuras financieras eficientes y atraer modelos de financiación es más difícil y puede requerir de política de Estado ad hoc”.
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- Más información en nuestra sección #LaMulaVerde.
- Puedes descargar todo el informe de la CGEC aquí.
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