El Ministerio de Cultura, a través de la Dirección del Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios (DAFO), junto con Dj College Perú, convocó a mediados de año el I Concurso de Producción Musical de Producción Musical Electrónica. 

La principal particularidad de la competencia era que los postulantes debían presentar una producción musical electrónica con ritmos peruanos. Como parte de la evaluación, el jurado iba a tener en cuenta la calidad de la grabación, la técnica utilizada en la producción, así como la originalidad de la propuesta. Fueron 25 los proyectos recibidos.

En setiembre se publicaron los resultados: el ganador del concurso fue Edwin Carrasco Zedano, por la composición ‘Apu Yaya (Dios Todopoderoso)’ (la cual puede ser escuchada aquí).

Descrita como una obra que combina géneros como el indie y la electrónica con autóctonos sonidos andinos, 'Apu Yaya' se trata de una canción que en su poco más de cuatro minutos remite a su oyente a una dimensión en la que la energía de la naturaleza serrana armoniza sin problemas con esos ritmos occidentales. 

Pero esta no es la primera experiencia musical de Edwin, quien precisamente por su carrera también se hace llamar como ‘Ed Bird’. Y es que hasta hace un par de años, cuando todavía residía permanentemente en Lima, Ed era parte de la banda The Voiders, la cual —por darle una etiqueta rápida— habría que describir como tributaria del post punk y del indie.

Luego de presentarse haciendo tributos a grupos como Joy Division o Interpol, The Voiders comenzó a obtener mayor notoriedad dentro de la escena local con sus propias composiciones. Inclusive uno de sus singles llegó a rotar en radio Doble Nueve que, como se sabe, es por estos lares la emisora más representativa de rock contemporáneo. Además que en 2011 se encargaron de telonear a la banda estadounidense Capital Cities cuando se presentaron en Lima.

Sin embargo, por motivos familiares, en 2012 tuvo que salir de Lima con destino a Apurímac. Así, lo que parecía que iba a ser un cambio transitorio —quizá unas semanas, quizá unos meses— terminó siendo un hecho decisivo. De modo que desde aquí se debe comenzar a contar la gestación de ‘Apu Yaya’.

foto: gianmarco castillo

Ed describe ese cambio de la siguiente forma: “Cuando yo me quité, en realidad no quería viajar. Me quité porque, pucha, tuve un problema con mi familia. Y me quité por eso. No fui buscando algo. Pero cuando llegué a allá, comencé a encontrar cosas alucinantes”.

Una de ellas, sin duda alguna, fue la oportunidad de reencontrarse con sus raíces, encarnadas en un primer momento en su madre: “Mi mamá estaba allá en esa época. Y ella me hablaba... Ellos [ahora refiriéndose al resto de sus familiares] siempre me hablaban, pero yo nunca les escuchaba. Y me empezaron a hablar de muchas cosas: [por ejemplo] de cómo las personas se comunican con los animales”.

Este tipo de conversaciones no resultaban fáciles de entender para alguien que, como Ed, buena parte de su vida la había pasado en la ciudad, alguien que, además, nunca había disfrutado de vivencias de esa clase. Luego de comenzar a tomar conciencia de la belleza natural que lo circundaba, Ed se dejó llevar por las señales que se le presentaban: “Y conforme empecé a ir a y a estar allá, empecé a entender otro tipo de vivir de la gente: cómo la gente se quería, cómo la gente se proyectaba. De allí, justo, encontré una foto de mis abuelos músicos con unos instrumentos grandotes. Yo me preguntaba: ‘¿qué era eso?, ¿para qué servía?’”

la pampa corneta en acción

Se trataba de una pampa corneta, un instrumento que se suele utilizar en la puna para que el ganado, que obedece a su llamado, pueda ser dirigido. Para Ed era un instrumento medio mágico. “Entonces, ahí fui entendiendo el sentido de la música. Empecé a hablar con la gente, me iban explicando todo. Me di cuenta que la labor del músico en la sierra no es como la de acá. El músico acá quiere ser famoso, su principal motivación es disfrutar. Algo banal. Hasta la mayoría de personas que conozco. Pero los músicos de allá, no. Había una parte muy importante en ellos: alegrar a las personas, darles fuerza para que sigan trabajando, para que puedan seguir haciendo las labores diarias”.

Sin más compañía que él mismo, decidió recorrer los pueblitos de la región. Y en cada caso, notó que los músicos eran poseedores de un legado que, una vez que dichos intérpretes fallecieran, nadie recogería y continuaría. El desinterés de los más jóvenes por estas tradiciones se revelaba también de otras maneras: “Los jóvenes están más interesados en 'Esto es guerra'. Ven en eso un símbolo de éxito, y ellos quieren ser así. Eso es para ellos lo máximo. Y les avergüenza hablar quechua, les avergüenza cantar sus canciones, les avergüenza hablar de su pasado”.

FOTO: GIANMARCO CASTILLO

Ed no deja de apuntar que este fenómeno de negación, por parte de aquellos muchachos, los lleva a tomar cualquier otra identidad que los distinga completamente de sus antepasados: “Y hay unas mutaciones bien raras de chibolos. Por ejemplo, tú ves allí: emo-amixer-reguetonero-gótico. Pero combinado. Entonces, es como que ven de todo un poco y crean como algo suyo, pero que en realidad no es algo suyo”.

El joven músico confiesa que cuando más joven también tuvo esas actitudes. The Voider, amparado en el indie europeo, es clara prueba de ello. Ed cuenta que creció oyendo música en inglés. Pero aun así era algo que no le pertenecía, puesto que no había nacido con aquello. Todo lo contrario con los huaynos. Ante los que sentía cómo se le remecía el cerebro, cómo se le escarapelaba el cuerpo, y se negaba, aunque luego se preguntaba por qué.

Este conflicto interior se resolvió una vez que adquirió cierta responsabilidad con aquella música: "Si no hago algo, no va a haber quién les pase ese conocimiento", agrega. De allí su interés en querer preservar tradiciones vinculadas con instrumentos o cantos autóctonos.

'Apu Yaya' es, entonces, además de una canción de agradecimiento a la divinidad, como enfatiza Ed; es una manera de mantener con vida ese legado, combinando lo que le gusta —el synth pop, por ejemplo— con ese paisaje andino. Y “sobre todo, hacer ver que sí funciona, si nos influenciamos con cosas de nosotros, sí se puede encontrar un sonido interesante”

Cuando se enteró del concurso, decidió participar. Tenía la seguridad de que iba a funcionar. Así fue como esta canción, creada en medio del campo, con el único apoyo técnico de su Mac y sus audífonos, recogió el sonido de esa región.

el nuevo proyecto de ed: 'raverlers'

Luego del premio se le han abierto muchas puertas. Ha habido gente interesada en su trabajo. Lo cual le viene muy bien, ya que ahora está preparando el material de su nuevo proyecto: Ravelers. Un grupo cuyos integrantes, así como en el caso de Ed, también han sentido el llamado de la tierra de sus ancestros. Sobre el tipo de música a realizar, indica: "Tampoco quiero que sea todo andino, porque en todo caso haría música andina. Quiero hacer también algo con lo que yo siempre he hecho".

Así pues, sobre el primer disco de Ravelers y sobre su futuro cercano, Ed dice: "Lo hemos producido en la sierra, grabando músicos, grabándonos a nosotros mismos. También para que tenga ese aire serrano. Y acá ya estamos mezclando. Yo creo que este año ya me quedo acá. Voy a seguir viajando a la sierra, siquiera por unos días. Necesito siempre una dosis. No soporto Lima. Ahora ya no la soporto”

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