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Madre de Dios: de la frontera a la excepción

El reportaje de Gianmarco Castillo muestra cómo la formalización minera ha puesto en riesgo las ya frágiles instituciones democráticas en la región. 

Publicado: 2014-05-29

En un artículo que publicamos hace ya algunos meses decíamos que era escalofriante comparar las características del boom del caucho de finales del siglo XIX y principios del siglo XX con el estallido contemporáneo del oro en Madre de Dios.

El caucho y el oro son hermanos gemelos, que nacieron separados por un siglo de distancia.

Entonces el destino de Madre de Dios se decidía antes en la bolsa de commodities en Londres tal cómo hasta hace unos meses se decidía a partir de las fluctuaciones de los precios internacionales del oro en Ginebra, sin que, al parecer, los peruanos como Estado, pudiéramos hacer nada por impedirlo.

Nada, hasta ahora.

Pero no nos adelantemos.

El artículo seguía: entre 1901 y el 2014 la receta para Madre de Dios había sido la misma: colonialismo, esclavitud, y extractivismo. Y decía que, comunmente, al pensar en el continente africano aparecían estereotipos como los siguientes: fiebres extractivas disparadas por altísimos precios internaciones, estados corruptos, infiltrados en las más altas esferas de su burocracia por los patrones que dominan la economía de la región, enormes áreas naturales protegidas que cubren buena parte de sus territorios, altísimos niveles de HIV, trata de personas.

Y eso era, precisamente lo que ocurría en Madre de Dios. Esta región era nuestra África particular.

Se trataba de un lugar donde el Estado iba a morir, allí donde su forma se corroía, y se creaba y se destruía en un proceso de permanente poiesis.

La figura del patrón, precisamente, era el último límite del Estado. Como brokers, los patrones que han dominado Madre de Dios a lo largo de la historia funcionaron siempre como bisagras entre lo local y lo nacional y lo global. Muchos de ellos ocuparon y ocupan todavía cargos públicos, gracias a las relaciones de solidaridad vertical que han establecido con sus empleados y obreros. Fitzcarrald fue la figura emblemática del patrón en Madre de Dios. Pero hoy aparecen nombres que han venido a reemplazarlo: Eulogio Amado Romero, Luis Otzuka, la familia Baca, etc. Todos muestran una estructura organizativa similar. En la medida que acceden a la riqueza por medio de la extracción de recursos, su poder y sus relaciones de patronazgo comienzan a coincidir con las burocracias locales y nacionales. Representan, simultáneamente, a la legalidad y a la ilegalidad, son el límite entre una cosa y la otra.

Y organizados en estos espacios anárquicos, junto con patrones extractivos han aparecido diversas formas de explotación laboral y sexual.

Si a principios del siglo XX los patrones caucheros salían en correrías hacia las aldeas indígenas de las cabeceras de las cuencas –hay que notar que Fitzcarrald fue un genocida que llegó a asesinar hasta 600 nativos harakmbut en un día, en un enfrentamiento ocurrido en río alto Madre de Dios, finalizando el siglo XIX– para capturarlos y esclavizarlos en las barracas de extracción, hoy Madre de Dios muestra paisajes lunares, en los que la selva ha sido devastada, mientras  hay mujeres y niñas que se captan con engaños en diversos puntos del país para ser explotadas sexualmente en los prostibares de los campamentos de la minería informal e ilegal; hasta el momento existen un número indeterminado de personas desaparecidas o muertas en dichos campamentos, sea ahogadas mientras colocaban una chupadera sobre los lechos de los ríos, o aplastadas por derrumbes y deslizamientos de tierra.

una chica descansa en espera de un cliente, en un prostibar de madre de dios. foto: rodrigo abd. ap

devastación ambiental en la pampa. foto rodrigo abd. ap

Es posible leer aquí toda la cobertura de LaMula.pe sobre trata de personas en Madre de Dios. 

Foto: Esteban Félix. The Guardian. 

En esta última foto de Esteban Félix –la traducción es mía– para el diario británico The Guardian "aparece un minero fallecido mientras laboraba como buzo, extrayendo oro de un cráter. El velorio transcurre en la calle debido a que el finado no tenía un domicilio fijo en Madre de Dios. Muchos mineros dependen de aquellos que han proclamado su derecho a trabajar, y compran el equipo y el combustible, para enganchar a otros a su servicio. "Algunos llegan buscando una vida mejor. Otros, escapan de la justicia" –dice Feliciano Coila– un abogado que trabaja en los servicios del Estado de protección al menor. Feliciano ha debido frecuentemente rescatar niños de las minas, a los que sus propios parientes habían arrojado hacia la servidumbre". 

Todo esto, todo aquello que podía vincularse a la frontera del Estado, ha terminado para dar paso en los últimos meses a un Estado de excepción.

Un estado de excepción no declarado

Desde que comenzara el proceso de formalización y, sobre todo, desde que erróneamente se emitiera el Decreto 015 (a la norma no se adjuntaron informes de Inteligencia ni de DEVIDA que sustentaran su emisión) que incluía a Madre de Dios como región prioritaria en la lucha contra el narcotráfico se ha visto cómo el ejército y las fuerzas armadas cobraban un rol cada vez más preponderante en el gobierno de los ciudadanos de Madre de Dios, y en particular, asumían un papel central en la intervención de un problema que, lejos de solucionarse, se está erradicando.

Muerto el perro, muertas las pulgas, parece ser la lógica que domina la intervención del Ejecutivo sobre la minería informal e ilegal en Madre de Dios.

Desde el 17 de marzo pasado el flujo de policías y soldados a Madre de Dios no se ha detenido. Las ciudades se han militarizado, al igual que la Interoceánica. Entre estos efectivos están los que contuvieron a los piquetes, pero también los que dispararon y mataron -al menos- a un manifestante. Eso, sin contar los abusos múltiples a los que está sometida la población en Mazuko y Puerto Maldonado: amenazas a periodistas, saqueos de ollas comunes y detenciones arbitrarias. La semana pasada, precisamente, se lanzó una norma que prorroga la intervención de las FFAA en apoyo de la Policía Nacional en Arequipa, Puno y Madre de Dios hasta el 20 de junio.

No hay que leer a Gramsci para comprender lo que sucede. La apuesta militar por solucionar un problema civil se expresa de variadas maneras. Aquí nombraremos algunos indicios que apuntan hacia la imposición de un gobierno autoritario y centralista sobre Madre Dios, es decir, a la creación de facto de un estado de excepción, y unas amenazas para la convivencia democrática.

El centralismo

Desde que el Congreso delegó facultades en el Ejecutivo, todo el proceso de formalización de la minería e interdicción de la minería ilegal ha sido coordinado y dirigido desde la Presidencia del Consejo de Ministros, es decir, desde Palacio. Visto como una cruzada nacional, desde allí se ha emitido el paquete legislativo y los pasos que debería seguir cada minero para formalizarse, así como el planeamiento de los operativos de interdicción.

Más allá de eso, está el Proyecto Especial de Desarrollo de Madre de Dios. Con 100 millones de soles (posiblemente un presupuesto mayor al del mismo Goremad) el presidente del gobierno regional de Madre de Dios (Goremad), el Sr. Jorge Aldazábal declaró para LaMula.pe que temía que dicho proyecto se constituyera en la práctica como un gobierno regional paralelo al que él preside, y a eso sumaba la expectativa de haber sido consultados y haber conformado el Consejo Directivo de dicho proyecto, antes de emitida la norma. Desde la presidencia del Goremad se percibe la desconfianza del Ejecutivo, posiblemente justificada por los flagrantes casos de corrupción que han habido en este lugar durante los últimos años.

Al mismo tiempo, varios expertos criticaron qué tan sostenibles podrían ser los operativos de interdicción de la minería ilegal, y hablaron acerca de la necesidad de fortalecer burocracias locales, como el mismo gobierno regional, o el Sernamp, el organismo administrador de las áreas naturales protegidas, de amenazas como la minería ilegal u otras.

El proceso de formalización, pues, ha expresado la debilidad de la descentralización emprendida por el país hace una década, y la necesidad urgente de fortalecer a los gobiernos regionales, en este caso, el de Madre de Dios.

La amenaza del Estado a los derechos humanos

Existen varios incidentes que difícilmente podrían pensarse casuales. Sucesos que han afectado enormemente a la sociedad madrediosense. Dentro de este conglomerado de eventos podemos resaltar y señalar el injusto detenimiento a Javier Calcina el pasado 3 de abril –como muestra este reportaje de Gianmarco Castillo– y el allanamiento a la olla común de la huelga minera el 8 de abril. La policía no solo irrumpió de manera prepotente en la loza deportiva municipal, sino que, también, unos encapuchados no identificados agredieron y amenazaron al periodista Richard Chichipe, de Mazuko TV, además de a todas las personas que conformaban la dicha olla común. Como para coronar el hecho, la policía terminó por robar alimentos, destruir los utensilios de cocina y quemar todo elemento textil que encontraron.

Todos estos sucesos no hubieran llegado a Lima sino fuera por un hecho realmente lamentable, la muerte de Américo Laura, quien falleció tras recibir un balazo en la cabeza el 8 de abril, en medio de las protestas luego de que la policía permitiera el paso de vehículos por la carretera que atraviesa Mazuko. Daniel Urresti, alto comisionado para la formalización y la interdicción de la minería ilegal, en una entrevista que le hicimos desde aquí,ofreció como gesto de buena voluntad para con la población de Madre de Dios se agilizaría que se hiciera pública la necropsia respectiva, y comprobar el verdadero motivo del fallecimiento.

Seguimos esperando.

El general Urresti también sugirió que el trabajo de LaMula.pe se concentrara en los derechos humanos de las personas explotadas laboralmente en los campamentos mineros, y sexualmente en los prostibares. Vale recordarle que como prensa libre, los temas a investigar los elegimos los periodistas, y que ya hay una cobertura sobre los derechos que al General le preocupan y que, desde aquí, lo invitamos a leer. 

Aquí la cobertura que se ha hecho desde LaMula.pe sobre este tema.

El rol de los medios de comunicación

Uno de los más grandes problemas que hay en la prensa peruana contemporánea es su incapacidad para analizar, explicar y traducir al formato periodístico las protestas sociales que ocurren en el país, entre las que vale la pena resaltar: los conflictos socio ambientales.

Las manifestaciones que se prolongaron por más de tres semanas en Madre de Dios, este pasado mes de abril, fueron una prueba de ello. Hay una gran historia, detrás de estas protestas, que recién ahora comienza a conocerse y que, desde que comenzó el boom del oro en la región y, en particular, desde que comenzó el proceso de formalización minera, ha sido excluida de los medios de comunicación masivos del país, en particular, de la prensa escrita y televisada.

En este lugar, tan lejano del poder central limeño, los medios tradicionales y los periodistas han estado tan enfocados en los impactos que produce la minería en el medio ambiente (unos efectos tan devastadores como potentes, visualmente hablando), que la escucha, la recolección y la publicación de las opiniones y las historias de las personas vinculadas directa o indirectamente a la minería en Madre de Dios (es decir, casi la totalidad del departamento) ha sido muchas veces omitida. 

Los reportajes y las noticias aparecidas durante los últimos años no han balanceado la avalancha de opiniones y declaraciones que se han hecho desde el Ejecutivo –de forma más notoria en los últimos meses, por el general (r) Daniel Urresti– con las voces y las opiniones locales . Y en particular, ha sido anulada una de estas opiniones, tal vez la más crucial de todas: los locales están convencidos de que el proceso de formalización de la minería no ha sido más que el proceso de saneamiento de tierras del Lote 76, en manos de Hunt Oil y, recientemente, de Plus Petrol. No hay ningún medio de comunicación masivo en el Perú que se haya manifestado respecto de esta válida sospecha, o parezca estar investigándola.

Parte de este manejo de medios también se ha expresado en las respuestas y en el tono usado por el General Urresti respecto de las críticas que este medio y este periodista ha hecho de las falencias y carencias que ha tenido el proceso de formalización de la minería, en especial, del peligro que este proceso ha hecho correr a la democracia. Sin mayores cuestionamientos en la mayor parte de los medios a la gestión pública que él encabeza, Urresti llegó a insinuar que el trabajo de cobertura de este conflicto social asociado a la minería en Madre de Dios podría haber sido financiado por los miles de millones de dólares que mueve la minería ilegal. Se trata de una idea que deja caer irresponsablemente sin ninguna prueba, y que, por supuesto, es absolutamente falsa.  Una irrespetuosa insinuación que desde aquí rechazamos tajantemente y que, otra vez, es la expresión de un Ejecutivo poco acostumbrado a la prensa democrática e independiente (que no sería tal sin la crítica de la gestión pública, precisamente), que no tolera  narrativas ni opiniones tomadas en el terreno sobre este conflicto que no sean las oficiales. 


Escrito por

Gabriel Arriarán

Periodista.Interesado en temas de trata de personas, corrupción del Estado y minería informal.También en literatura y arte. @gabrielarriaran


Publicado en

Redacción mulera

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