Al parecer, el único que no ve que Alan García atraviesa uno de sus peores momentos electorales de su carrera política es él mismo. Y es que al ser consultado por la última encuesta nacional urbano rural de GFK, donde está quinto con 6,5% de intención de voto, el candidato aprista dijo que las cifras del sondeo no le preocupan.

"No juguemos a los ingenuos, nosotros sabemos cómo son las encuestas", dijo tras presentar la lista de candidatos al Congreso por Lima. "A mí nada me desanima", agregó, algo incómodo, tras señalar que no quiere contestar "las mismas preguntas de siempre".

García sostuvo que aún faltan poco más de dos meses o 70 días para las elecciones, tiempo en el que habrá -según dijo- un "proceso de ebullición" de su candidatura. Incluso minimizó el 80% de antivoto que tiene en el referido estudio (gente que nunca votaría por él). "He tenido mucho más que eso, 91% era en el 2001, no hay ningún problema", insistió.

Problemas reales

Pero lo cierto es que Alan García sí debería preocuparse, porque pese a su experiencia y pericia políticas, las condiciones de este proceso electoral -como lo señalan analistas como Fernando Tuesta- no son las mimas que las que habían en las dos elecciones pasadas.  

En los comicios de 2001 y 2006 estaba tercero, pero con una tendencia alcista y con un único escollo por superar: Lourdes Flores, hoy su socia política, a quien sacó de carrera con cierta facilidad. Ahora, para llegar a segunda vuelta, tiene enfrente a candidatos distintos, como Julio Guzmán, César Acuña y PPK.

"El tema se vuelve más complicado, pues el perfil de su votante ha cambiado drásticamente, como sus propias posiciones. Si antes era visto como un candidato de centroizquierda, ahora es ubicado por la derecha. Por eso, si antes su voto era más provinciano que limeño, ahora es al revés. Si antes su voto reposaba en los niveles socioeconómicos D/E, ahora estos se identifican con Keiko Fujimori y César Acuña. El problema es que ahora se asienta más en el A/B, donde PPK y Julio Guzmán le disputan ese espacio", explicó Tuesta en su blog Polítika, en alusión a los problemas que enfrenta ahora la candidatura de Alan García.

A esto hay que sumarle el desgaste político de la figura del líder aprista, tras dos gobiernos y numerosos escándalos de corrupción a cuestas, como el caso de los 'narcoindultos.' De hecho, la encuesta tiene dato clave para entender el estancamiento de García: un 56% dice que prefiere votar “por alguien nuevo” y solo el 35% por “gente con experiencia”.

"Aquello que aparentemente es su punto fuerte se está convirtiendo en débil. Su dilatado paso por la política no solo muestra experiencia, sino también desgaste. Dos gobiernos y su incontrolable deseo de estar permanentemente presente en la coyuntura lo han desgastado aún más. Si el recuerdo de su desastroso primer gobierno queda en los libros de historia, el tema de los 'narcoindultos' está presente en la mente de los actuales votantes", agregó el politólogo.

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