Ante la emergencia sanitaria por la pandemia del Covid-19, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) señala que los gobiernos deben tomar medidas urgentes para mitigar el impacto a largo plazo sobre el hambre y la inseguridad alimentaria.

En una nueva nota de orientación, la FAO alerta que el retroceso en la economía puede provocar aumento de niveles de subalimentación.

Citando el informe "El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo de 2019", el organismo recordó que "las desaceleraciones y las crisis económicas contribuyeron al aumento de los niveles de subalimentación en 65 de los 77 países que registraron estas alzas entre 2011 y 2017, lo que pone de relieve el riesgo de que se produzcan tendencias negativas del hambre en el futuro".

"En ausencia de políticas oportunas y eficaces, es probable que millones de personas pasen a engrosar las filas de las víctimas del hambre como consecuencia de la recesión provocada por la COVID-19", advierte la FAO.

Esa cifra, agrega la organización de la ONU, variará en función de la gravedad de las contracciones económicas, y oscilará entre 14,4 millones y 38,2 millones, llegando incluso 80,3 millones en caso de que se produzca una caída de efectos devastadores de 10 puntos porcentuales en el PIB de los 101 países importadores netos de alimentos

"El resultado real podría ser peor si se agravan las actuales desigualdades en el acceso a los alimentos", alerta la FAO.

Para mitigar los impactos del Covid-19 en el hambre y la inseguridad alimentaria, el organismo de las Naciones Unidas insta a los gobiernos a que hagan "todo lo posible por mantener los flujos comerciales y las cadenas de suministro alimentarias operativos y por aumentar la producción agrícola durante la crisis sanitaria internacional".

La FAO propone que para las personas más vulnerables y pobres deben dirigirse iniciativas como transferencias en efectivo y en especie, nuevas líneas de crédito para los principales agentes de los sistemas alimentarios, redes de seguridad, apoyo a los ingresos, programas de distribución, -como los bancos de alimentos- y continuar con los almuerzos escolares.

"Este enfoque maximizará también el efecto que los desembolsos de recursos públicos tienen para mantener una demanda más dinámica y para evitar que la población caiga en una dependencia crónica que puede durar años", señaló la organización.

La FAO resalta que la cooperación y la ayuda internacional son necesarias para asistir a los países más pobres y vulnerables. En este sentido, señala que se debe evitar el aumento de la desigualdad en el acceso a los alimentos.

"Orientar las medidas de estímulo público hacia iniciativas para reforzar el acceso a los alimentos durante la pandemia ofrece además la oportunidad de lograr una mayor resiliencia en los sistemas alimentarios, y protegerlos contra las desaceleraciones y recesiones económicas en el futuro", afirma.


[Foto de portada: Andina]


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