En este estado de emergencia por el nuevo coronavirus (Covid-19), la agricultura ha cobrado mayor importancia, ya que ha resaltado como una actividad que brinda bienes esenciales para la sociedad. A pesar de ello, el gobierno peruano se ha enfocado en el área urbana y ha dejado de lado a las poblaciones rurales que se dedican a la agricultura familiar y a pequeños agricultores, asumiendo que "muchos hogares son atendidos por los programas sociales del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), como señaló la ministra Ariela Luna. "Solo en los programas Juntos, Contigo y Pensión 65 atendemos a 1 millón 200,000 hogares”, precisó la titular del Midis.

Para Eduardo Zegarra, investigador principal de GRADE y PhD en Economía Agraria y Aplicada por la University of Wisconsin, es urgente corregir esto y aumentar el apoyo estatal a pequeños agricultores, ya que abastecen a la mayoría de los mercados del Perú.

Por otro lado, sobre los trabajadores de la agroexportación, Zegarra recordó que antes de la cuarentena estaban reclamando igualdad de derechos laborales debido al régimen especial en el que se encuentran.

Son estos sectores de la población vinculados a la actividad agraria los que necesitan atención urgente, advierte Zegarra en esta entrevista.


- La agricultura está siendo tomada en cuenta como una actividad esencial, pero dentro de ella hay subsectores, ¿qué diferencias hay entre estos?

Hay tres subsectores importantes: la agroexportación, que básicamente está  confirmado por grandes empresas ubicadas en la costa; la agricultura familiar, orientada al mercado interno; y la agricultura de subsistencia, que es un bolsón importante, ya que produce para el autoconsumo, pero también coloca algunos productos en el mercado. Estos tres segmentos requieren políticas diferenciadas y atención distinta en este contexto de crisis.

- Es la pequeña agricultura la que aporta cerca del 70% de los alimentos que ingresan al mercado.

La agricultura familiar produce la mayor parte de los alimentos que consumimos los peruanos. El 30% restante son productos importados. Son los pequeños agricultores los que están sosteniendo la situación en este momento de paralización económica.

- En mayo del 2019, hubo un paro agrario y el Ejecutivo se comprometió a tomar algunas medidas para apoyar al sector de la pequeña agricultura, ¿qué avances hay en ese sentido?

El avance ha sido casi nulo, según han venido señalando los gremios. Por ejemplo, el gobierno se había comprometido a reestructurar totalmente el Ministerio de Agricultura, crear un viceministerio de agricultura familiar, y replantear su manera de proveer servicios y de relacionarse con las regiones. Nada de eso ha ocurrido.

También hubo compromisos de hacer cambios fundamentales en las compras públicas, como en los alimentos para programas sociales o para instituciones públicas, en eso tampoco se ha avanzado. Otro tema en el que el gobierno, y especialmente el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), no ha ofrecido mucho, es en el pedido de los gremios de brindar algún tipo de protección arancelaria para la producción nacional frente a las importaciones baratas y subsidiadas. En ese caso, el MEF sigue oponiéndose a cualquier aumento de protección.

En conjunto, hay mucha frustración en los gremios, ya que han pasado más de diez meses desde el paro agrario y el gobierno no ha cumplido con prácticamente ninguno de sus compromisos. 

- Una medida para los agricultores frente a la emergencia sanitaria ha sido la reprogramación de los créditos de Agrobanco, pero no hemos escuchado de otras medidas para este sector durante la cuarentena.

Hasta ahora, no hay medidas específicas para el sector agrario. Eso es grave porque el aislamiento social obligatorio ha llevado a que se paralice la economía urbana y esto ha provocado que la agricultura, que provee de alimentos a las ciudades, sienta un fuerte impacto por la baja demanda. Ya no pueden ocurrir normalmente las ferias dominicales, ni los procesos de traslados de alimentos a otras localidades o regiones, hay muchos espacios de distribución de alimentos que están muy golpeados ahora.

En este contexto, los productores están viendo que sus ingresos están cayendo de manera muy rápida, no pueden colocar productos porque no tienen recursos para hacerlo, tampoco se acercan a transportistas ni intermediarios para venderlos. Esto está afectando principalmente a los más pequeños, que están más alejados de los mercados y que necesitan también esos ingresos para poder alimentarse.

- El bono de 380 soles no incluye a zonas rurales, por lo que tampoco estaría llegando a gran parte de pequeños agricultores.

La población agraria y rural está muy golpeada y parece que el gobierno no está atendiendo eso, ha asumido que la única medida necesaria era un bono social que solo está orientado a zonas urbanas, cuando ese bono también debió estar orientado a zonas rurales. Además, en las zonas rurales tenemos índices de pobreza mucho más altos, que se ubican entre 40-45%.

Realmente ha habido un sesgo muy fuerte en contra de los sectores rurales y agrarios, que precisamente son aquellos que nos están alimentando ahora. No entendemos cómo se han descuidado de esto.
Esto va a generar graves problemas en las próximas semanas, aún estamos en transición, los alimentos están circulando, tenemos abastecimiento normal, pero si seguimos con este abandono, no solo ponemos en riesgo la alimentación de las ciudades, sino que también ponemos en riesgo la integridad de los agricultores y pobladores rurales, que además también son vulnerables al posible contagio.

El coronavirus no se va a quedar en las ciudades y estamos obligando a los pobladores rurales a trasladarse cada vez más lejos para vender sus productos. EL problema es que no hay un sistema adecuado para transportar los alimentos.

- También encuentran problemas para que los trabajadores del campo, los jornaleros, se movilicen de un lado a otro.

Muchos agricultores ahora deben levantar su cosecha y no lo pueden hacer solos, necesitan trabajadores, y tienen serios problemas para que la mano de obra agrícola llegue a sus campos. Pero incluso en zonas comunales, donde la práctica común es el ayni, por el que las familias se juntan para cosechar, este proceso ahora está restringido. En Puno, las comunidades se están quejando por no poder practicarlo, ya que se trata de una concentración de personas.

- ¿Qué medidas inmediatas se deberían tomar para atender estos problemas de los pequeños agricultores?

Conveagro ha pedido bono productivo de urgencia de 1,000 soles por productor agropecuario que posea hasta 10 hectáreas. Esta sería una forma de aliviar los diversos problemas que los productores están pasando en estos momentos. Y en realidad no es un “bono de caridad”, sino que es también una manera de darle tranquilidad al país de que la agricultura va a seguir en actividad, produciendo de la manera más regular posible.

- En el otro subsector, el de la agroexportación, ¿cuál es la situación de los trabajadores? Hay algunas empresas que siguen en actividad.

Ese es otro tema delicado. Estas grandes empresas agroexportadoras tienen plantas de procesamiento enormes, campos de cultivo y movilizan mano de obra de manera masiva. Argumentando que están en el rubro de alimentos, varias de estas empresas siguen operando.

El dispositivo del gobierno no ha distinguido entre alimentos para el consumo interno y para la exportación. Además, no hay seguridad de que estas empresas puedan asegurar condiciones que prevengan posibles contagios.

Esa mano de obra es muy variable, estas empresas contratan y trasladan a gran cantidad de personas hasta sus empresas. Ahí hay mucho contacto social, usan buses y camiones donde suben a los trabajadores, luego ingresan a las empresas donde puede haber algún tipo de seguridad, pero no hay garantías. Pueden ser un punto de contagio muy complicado, porque estas personas vuelven a sus viviendas y esto puede estar afectando a muchas ciudades intermedias en la costa, sobre todo en Virú, Ica o Piura, lugares donde vive mucha mano de obra del sector agrario, ahí pueden estarse gestando focos de contagio que nadie está controlando.

En estos momentos, no es prioridad que opere la agroexportación, es una actividad de alto riesgo, y estas empresas pueden aguantar un tiempo paralizadas, como lo están haciendo otros sectores productivos. Además, no producen algo esencial para la alimentación de los peruanos, exportan uvas, arándanos y espárragos. A este tema, el Estado tampoco le ha prestado atención, han dejado que sigan exportando porque se necesitan divisas, lo que es legítimo, pero está poniendo en riesgo la salud de personas, no hay garantías para que se cumplan con protocolos adecuados y los trabajadores estén debidamente protegidos.


[Foto de portada: Andina]


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