En el segundo día de interrogatorios en Curitiba, Jorge Barata empezó a declarar ante los fiscales peruanos del equipo Lava Jato sobre las carpetas relacionadas al Metro de Lima, la obra emblema del último gobierno de Alan García, y de los pagos ilegales a Luis Nava, el exsecretario de Palacio, y Miguel Atala, exvicepresidente de Petroperú.
El exjefe de Odebrecht en el Perú dijo que hablar con Luis Nava era como hacerlo con el hoy desaparecido expresidente Alan García. Según Barata, Luis Alva Castro se le presentó en el local de campaña del Partido Aprista. “Nava era el hombre que abría las puertas de Palacio de Gobierno”, relató este miércoles, según fuentes que cita El Comercio que están presentes en la diligencia que se realiza en la sede de la Procuraduría de Paraná.
Luego contó que en una conversación que tuvo con Nava, en la casa de playa del exsecretario de Palacio, este le dijo a Barata que sabía sobre los sobornos que Odebrecht le había pagado al expresidente Alejandro Toledo por la Interoceánica Sur.
Según contó Barata, el mismo García le dijo que Josep Maiman, el empresario israelí que prestó sus cuentas en el extranjero para recibir los pagos ilegales de Odebrecht, lo había buscado para comentarle sobre los sobornos que Odebrecht le había entregado a Toledo. Así, anotó, los primeros sobornos en el gobierno aprista se pagaron entre diciembre 2006 hasta el 2008.
En ese contexto, precisó Barata, acuerda con Nava pagarle en principio US$3 millones por sus “gestiones”, para que las obras que se empezaron en el gobierno de Toledo continúen en el de García. Los pagos al exsecretario de Palacio de Alan García se hacían en efectivo. Agregó que Nava Guibert se molestaba cuando no se le pagaba rápido, anotó el exsuperintendente de Odebrecht en Perú, que además contó que la exministra de transportes Verónica Zavala complicó el accionar de la empresa al inicio del gobierno aprista, pero tras el pago a Nava, hubo un "esfuerzo grande" por hacer todo “eficiente”.
En su declaración, Barata cuenta que Odebrecht le sugirió a Nava abrir una offshore para hacer efectivos los pagos ilegales, pero el exsecretario aprista se negó. Por ello se recurre a Miguel Atala para recibir US$1.3 millones a través de la offshore Ammarin Investment en una cuenta en la Banca Privada de Andorra.
Barata sostuvo también, siempre según fuentes presentes en el interrogatorio, que Luis Nava no estaba en la capacidad de influenciar sin usar el nombre de Alan García, ya que como secretario de Palacio no tenía funciones ejecutivas. Pero Nava y Atala eran los "Maiman" de Alan García, dijo, es decir, los hombres de absoluta confianza del expresidente.
En otro momento de la diligencia, Jorge Barata también señaló que la visita del mismo Marcelo Odebrecht a Palacio de Gobierno en el 2006, a los dos meses de que Alan García asumió el poder, fue una muestra de cómo se iban a abrir las puertas para la constructora tras el aporte de US$200 mil a la campaña del exlíder aprista, que se suicidó la semana pasada, justo antes de que sea detenido de forma preliminar por su implicancia en esta trama de corrupción.
El exjefe de Odebrecht confirmó también que se consideró amigo de Alan García y que el expresidente incluso iba a su casa a comer y que hablaban sobre aspectos técnicos del proyecto del tren eléctrico. Incluso, dijo, una vez el expresidente le hizo una llamada en speaker para hablar sobre el tema. Barata supone que habían más personas con García en ese momento. También contó que iba al Palacio seguido para reunirse con el expresidente.
Incluso Barata relató que un viaje que hizo en el avión presidencial con García ─de los varios que realizó con el exlíder aprista─, conversaron sobre la concesión del Metro de Lima. Barata, según su testimonio, sugirió que la contratación fuera por licitación pública, según El Comercio.
Lo testificado hasta ahora por Barata refuerza la investigación del equipo Lava Jato de la fiscalía peruana. Según la información que el lunes 15 de abril pasado Odebrecht le remitió, en el marco del acuerdo de colaboración eficaz, el dinero (US$ 1.3 millones) que la constructora transfirió a la cuenta en Andorra de Miguel Atala era en realidad para Luis Nava, a quien por otras vías le hicieron también transferencias por un monto que supera los US$ 4.5 millones.
La tesis fiscal apunta a que Atala y Nava, que eran funcionarios incondicionales de García pero sin poder de decisión o influencia en el proyecto del Metro de Lima, fueron solo los intermediarios de las coimas de Odebrecht, cuyo destinatario final habría sido el ex jefe de Estado aprista.
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