En Perú se aprobó en 2018 una ley que prohíbe el plástico de un solo uso y tecnopor que entrará en vigencia en 2021. Un avance a favor del cuidado del ambiente que hay que resaltar y generar incidencia para que la ciudadanía -consumidoras y consumidores- cambie de hábitos en su vida de la mano con políticas públicas sostenibles y creatividad y responsabilidad de la empresa privada. 

Nos falta mucho aún, es cierto. Por eso hay que observar -y ser parte- de la tendencia global que procura tener un planeta limpio, contrarrestar el cambio climático y lograr los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030. Un ejemplo de ello es un dhow (bote tradicional de madera) elaborado completamente de plástico reciclado (basura y sandalias). 

El dhow, apodado Flipflopi, es parte de una expedición de 500 kilómetros que comenzó en la isla de Lamu (Kenia) el jueves pasado y está programada para terminar en Zanzibar (Tanzania) el 6 de febrero. El proyecto Flipflopi se fundó en 2016 para transmitir el mensaje sobre el impacto que el plástico tiene en los ecosistemas marinos, cómo nos afecta y qué podemos hacer al respecto.

127 países han adoptado algún tipo de legislación para regular las bolsas de plástico y 27 países han promulgado leyes que prohíben productos específicos como platos, vasos, sorbetes y envases, y materiales como el poliestireno (tecnopor).
El bote de color arco iris, tiene 9 metros de largo y está hecho de 10 toneladas de residuos de plástico triturado, moldeado y compactado para formar el casco, la quilla y las costillas con solo el mástil hecho de madera. Está cubierto por un mosaico de brillantes colores de 30,000 sandalias, que al igual que el resto de la materia prima se recolectó en las playas y ciudades costeras de Kenia. Fue construido en la isla de Lamu en su totalidad por Ali Skanda, el principal constructor de barcos que también trabaja como jefe de proyecto junto con Pabari, y un equipo de miembros voluntarios de la tripulación.


La idea es de Dipesh Pabari, un operador turístico y ecologista keniano, y cuenta con el apoyo de UN Environment y el gobierno de su país. Él quiere llevar un mensaje sobre el reciclaje de plástico y lo dañino que es para las comunidades costeras. Quiere involucrar y concienciar a las comunidades locales a lo largo de la ruta sobre los peligros de los plásticos de un solo uso y enseñarles cómo reciclar sus plásticos. "No es solo construir botes, el mensaje es dar una segunda vida al plástico. Se trata de decir que este material es tan sorprendente que puedes hacer un bote en condiciones de navegar; es realmente estúpido pensar en él como un solo uso", declaró esta semana en una rueda de prensa.

En África, los desechos marinos representan una amenaza potencial para la seguridad alimentaria, el desarrollo económico y la viabilidad de los ecosistemas marinos. Con más de 12 millones de personas en el continente dedicadas a la pesca, su medio de vida se ve directamente afectado por la contaminación marina, y la proporción de la ingesta de proteínas del pescado es alta. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, los kenianos utilizan unos 24 millones de bolsas de plástico al mes.  

El caso de Kenia llama la atención. En 2017 anunció la prohibición más dura del mundo en cuanto al consumo de bolsas de plástico: multas de hasta más de US$34 mil e incluso penas de cárcel de cuatro años para todo aquel que produzca, venda o simplemente transporte una bolsa de plástico. Las autoridades aseguran que ha sido un éxito de tal envergadura que otros países del continente africano, como Uganda, Tanzania, Burundi y Sudán del Sur planean hacer lo mismo.    

No obstante, esto recién empieza y se estima que el proyecto Flipflopi es un esfuerzo más para combatir la contaminación plástica. Por ello, los organizadores llevan a cabo eventos en las ciudades a lo largo de sus rutas, reuniéndose con escolares, funcionarios del gobierno y personas de las comunidades locales.

"El proyecto Flipflopi siempre ha tratado de alentar el cambio de manera positiva, hacer que las personas sonrían primero y luego compartir el mensaje muy simple de que los plásticos de un solo uso realmente no tienen sentido", dice Ben Morison, cofundador del proyecto. Para crear el barco Flipflopi, utilizamos solo recursos disponibles localmente y soluciones de baja tecnología, lo que permite que nuestras técnicas e ideas se copien sin ningún tipo de barreras. Así que esperamos que las personas de todo el mundo estén inspiradas en nuestro hermoso barco multicolor y encuentren sus propias formas de reutilizar los plásticos ya usados.

Como dice, Morison, lo importante es reutilizar los plásticos. Se trata de cambiar nuestro modo de consumo y producción, con creatividad y responsabilidad. En Perú hay iniciativas, sumémonos, procuremos la sostenibilidad.


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