Pese a que se trata de un caso de suma importancia para la justicia en el Perú, el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, parece que no tiene apuro en resolver el pedido de asilo diplomático a su gobierno del exmandatario peruano Alan García, quien desde hace más de una semana se esconde en la residencia del embajador de ese país en Lima, a la espera de una respuesta a su solicitud, en la que alega una supuesta persecución política que el Ejecutivo peruano ha descartado.

"Nos tomaremos el tiempo que sea necesario porque no está estipulado un tiempo para que el país que recibe a un refugiado político, que esta es la condición actual de Alan García, se tenga que expedir", indicó Vázquez a los periodistas uruguayos que le consultaron al respecto.

El presidente de Uruguay declaró que están estudiando la información brindada por el gobierno del Perú y la "correspondencia" entregada por Alan García y sus abogados, para tomar una decisión.

"La estamos estudiando. Hemos recibido toda la información del gobierno peruano, incluso con todo lo que se está actuando en el ámbito judicial. Hemos recibido también la correspondencia que me enviara Alan García y sus abogados. La estamos estudiando y actuaremos de acuerdo al protocolo del Tratado de Caracas".

Cuando se le preguntó si la decisión será jurídica o política, sostuvo que el Tratado sobre el Asilo de 1954 establece que la resolución frente a un pedido de este tupo "la toma el presidente del país en donde busca asilo la persona, en acuerdo con el canciller". No dio mayores detalles. 

La aludida Convención de Caracas establece con claridad también que el asilo no se puede otorgar a una persona que está siendo investigada o es imputada por delitos comunes, como el es el caso de Alan García, quien no obstante insiste —sin asidero real— en que es un perseguido político.

El líder aprista es investigado por la trama de corrupción de Odebrecht, que admitió haber pagado millonarios sobornos en la obra emblema de su último gobierno: el Metro de Lima

Hasta ahora, las pesquisas no lo habían alcanzado con nitidez, por lo que García se mostraba desafiante y repetía como eslogan de campaña que 'otros se venden, yo no', pero su caso dio un giro de 180 grados con la revelación de un pago oculto de US$100 mil que le hizo Odebrecht con dinero sucio de su famosa 'Caja 2' —del que hay documentos y testimonios— por una conferencia que ofreció en Sao Paulo en 2012. Así como Odebrecht, otras empresas extranjeras beneficiadas en su gestión  le pagaron luego de que dejó el poder jugosas cifras de dinero por conferencias.

Fue el punto de quiebre para que ponga en marcha su plan para escapar, una vez más, de la justicia peruana, que ahora le imputa los delitos comunes de colusión agravada y lavado de dinero. 

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