El triunfo electoral este domingo de Jair Bolsonaro, un exmilitar de 55 años, llevó a la extrema derecha al poder en Brasil, tras las contundente cifras oficiales, que le dan el 55,13% de los votos frente al 44,87% que obtuvo Fernando Haddad, su rival del Partido de los Trabajadores, la formación de izquierda que estuvo en el poder más de 10 años, primero con Lula da Silva y luego con Dilma Rousseff

Tras ratificarse su victoria en segunda vuelta, el candidato que con su discurso y posturas racistas, xenófobas, homófobas y violentas, que lo llevaron a convertirse en una versión regional de Donald Trump y cuyas amenazas recuerdan a las del filipino Rodrigo Duterte, Bolsonaro clamó:  

"Esto es una misión de Dios, no se escoge, se cumple".

Lo dijo en Facebook Live, por donde transmitió su primer mensaje como presidente electo, cuando oraba agarrado de la mano de un pastor evangélico. "Todos juntos vamos a cambiar el destino de Brasil", dijo el controvertido hombre que dirigirá, a partir del 1 de enero, el país más grande y poblado de América Latina.

Su primer ataque fue una velada amenaza a los medios de comunicación. "Nos tenemos que acostumbrar a convivir con la verdad, no hay otra manera. Gracias a Dios, esa verdad la entendió el pueblo brasileño", dijo, pero lo cierto es que las fake news que irrumpieron con fuerza en esta campaña brasileña se difundieron sobre todo vía Whatsapp, y fue precisamente Bolsonaro estuvo en el centro de todas las acusaciones de este tipo, aunque también su rival, Fernando Haddad, recurrió a esta malas artes.

En su primer mensaje no dejó de destilar odio hacia la izquierda, aunque morigeró su discurso en su segunda intervención. Bolsonaro no solo no se refirió en ningún momento a su contendiente directo, Haddad, como es habitual luego de un triunfo presidencial, sino a sus rivales: 

"No podemos seguir coqueteando con el socialismo, con el comunismo, con el populismo o el extremismo de izquierda".

Su programa de gobierno

Bolsonaro llegó al poder con un discurso violento y polarizante, mientras que en su programa de gobierno hay medidas que reflejan varias de las polémicas medidas que defendió en campaña. Así, el exmilitar ultraconservador, en economía, su plan  reposa en dos ejes: austeridad y privatizaciones, para "reducir la deuda pública 20%"; además, plantea un sistema de jubilación por capitalización y redistribuir la "carga tributaria para que los que pagan mucho paguen menos y los que evaden y ocultan, paguen más".

En cuanto a seguridad, Bolsonaro plantea flexibilizar la legislación para el porte de armas. "Las armas son instrumentos, objetos inertes, que pueden usarse para matar o para salvar vidas. Eso depende de quién las maneje", alegó el presidente electo de Brasil, uno de los países con las mayores tases de violencia en la región.

En el mismo rubro, propone bajar la edad de imputabilidad penal de 18 a 17 años. Inicialmente proponía llevarla a 16 años. "Protección jurídica", garantizada por el Estado, para los policías. "Caracterizar como terrorismo las invasiones de propiedades", se lee en el programa.

"Proponemos un gobierno decente, diferente de todo aquello que nos sumió en una crisis ética, moral y fiscal".


En cuanto a las relaciones exteriores, el programa de Bolsonaro es escueto, pero sí deja en claro que Brasil "encomiar a dictaduras asesinas y de despreciar y atacar a democracias importantes como las de Estados Unidos, Israel e Italia".

Sobre la Educación, el plan de gobierno del nuevo gobierno conservador destaca que luchará contra la "sexualización precoz".

"Los contenidos y los métodos de enseñanza tienen que cambiar. Más matemáticas, más ciencias y portugués. Sin adoctrinamiento ni sexualización precoz".

En cuanto, aborto, el programa de Bolsonaro no lo menciona el aborto, pero con sus ideas es evidente  hacia dónde irá en este caso. En Brasil está autorizado en casos de violación, de peligro para la vida de la madre o de fetos con anancefalia. Como candidato, el presidente electo prometió vetar cualquier tentativa para que se flexibilice esa ley.

Tampoco hay ninguna mención en el programa de Bolsonaro a los derechos LGBTI (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero e Intersexuales), pero en varias de sus declaraciones, el próximo mandatario dejó por sentado sus posturas abiertamente homofóbicas, aunque en la campaña quiso mostrarse menos intolerante. Así, por ejemplo, el 6 de octubre declaró: "Gobernaremos para todo el mundo, para los gays inclusive".

En cuanto al medio ambiente,  Bolsonaro planteó reunir en un solo ministerio las áreas del gobierno que se ocupan de "política económica y agrícola", de "recursos naturales y medio ambiente rural". Sin embargo, en la recta final de la campaña dio señales de que podría no ejecutar esa fusión. Pero lo cierto es que las palabras deforestación, Amazonía o calentamiento global están ausentes de su programa. Al final de la campaña, se rectificó de sus declaraciones anteriores, al señalar que Brasil permanecerá, con condiciones, en el Acuerdo de París sobre el clima.

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