César Alva Mendoza, "Monstruo de la Huayrona", confesó la forma brutal en que asesinó a la pequeña Jimena, de solo 11 años, la semana pasada en San Juan de Lurigancho, crimen execrable que conmocionó al país y puso otra vez en boca de varios el estéril debate sobre la pena de muerte para violadores de menores y que volvió a poner en evidencia la miopía con la que muchas autoridades ven este flagelo que golpea cada vez más a toda la sociedad, sin distinción de clase o condición, pero que para la jefa del gabinete, Mercedes Aráoz, es un problema de pobreza, a juzgar por sus comentarios: "La violencia viene de espacios familiares muy dañados, donde probablemente ha habido anemia, desnutrición infantil que no permitió que el desarrollo del cerebro y la violencia es aceptada como algo normal en estos espacios".
El relato del asesino de Jimena es escalofriante, aterrador. Sin una pizca de arrepentimiento, este psicópata sexual, con trastorno de personalidad, cínico y con desprecio por la vida, le dijo esto a los agentes de la Dirincri tras ser capturado en Ica el último fin de semana, según el atestado que este miércoles publicaron medios locales:
"Ya había visto a la niña que caminaba sola, entonces la seguí hasta interceptarla. Con la bicicleta le di un golpe en la pierna. Ella cayó por un momento y luego la auxilié diciéndole que la llevaría a una posta para que se atendiera. Fue entonces que la conduje a un terreno abandonado donde con engaños la metí en un cuarto. Al ver que ella ponía resistencia, la arrojé al piso para luego violarla".
"En esos momentos estaba loco, estaba poseído por las drogas. No sabía lo que hacía, solo atiné a meter el cuerpo de la menor en un costalillo y lo trasladé hasta mi cuarto, donde lo escondí debajo de mi cama"
El asesino, con total sangre fría, pasó casi 14 horas junto al cadáver de su pequeña víctima.
"Allí traté de dormir, pero no podía porque la cabeza me daba vueltas, hasta que en mi desesperación saqué el cuerpo de la niña para arrojarlo en la calle. Al observar que nadie me había visto, le prendí fuego".
Pero cinismo de César Alva no tenía límites, porque en un principio, trató de negar que haya matado a la menor, cuando no sabía que todas las pruebas que tenían los detectives de homicidios decían lo contrario:
"Si bien es cierto, en el video aparezco con la niña en mi bicicleta, eso no significaba que la hubiera matado. Las cosas no han sido así, jefe. Yo no la maté, ella se cayó y del golpe falleció".
Cuando lo agentes pusieron sobre la mesa todas las evidencias que tenían en contra del sujeto, este se vio acorralado y lo confesó todo. Los peritos de criminalística hallaron en su habitación de la Urbanización San Gabriel sangre que compatible con el ADN de la pequeña Jimena y el informe del Instituto de Medicina Legal era contundente: la escolar falleció por asfixia mecánica con un agente constrictor alrededor del cuello y tenía signos de haber sido ultrajada sexualmente.
"Voy a decir toda la verdad, jefe. Solo la verdad. Yo maté a esa niña, yo la violé y la estrangulé con una soguilla".
DATOS
✔ En el examen de biología forense, los detectives de la Dirincri recogieron muestras de esperma para determinar el perfil genético del atacante y compararlas con el ADN de César Alva Mendoza.
✔ Los agentes de Homicidios realizaron también pruebas de ADN a Víctor Alva Moreno, de 72 años, padre del homicida, y a dos suboficiales de Participación Ciudadana de la comisaría de Canto Rey, informó La República.
[Foto de cabecera: Andina]
Lee también:
Falta de compromiso: Ni el Congreso ni el Ejecutivo priorizan lucha contra la violencia de género
El asesino de la niña de 11 años en San Juan de Lurigancho confiesa que la violó y estranguló
Identifican al principal sospechoso del asesinato de niña de 11 años en San Juan de Lurigancho