El último domingo 16 de julio, este aviso apareció en la página de Obituarios del diario El Comercio:
El aviso daba cuenta del fallecimiento de Pedro Richter Prada, ocurrido el pasado viernes 14.
Para las nuevas generaciones, este nombre puede pasar desapercibido. Sin embargo, es bueno recordar que fue ministro del Interior en el régimen de Juan Velasco Alvarado (1968-1975); y luego ministro de Guerra y jefe de gabinete en el de Francisco Morales Bermúdez (1975-1980).
Richter Prada fue un personaje clave durante la docena de años que estuvieron los militares en el poder (1968-1980), especialmente en el régimen de Morales Bermúdez. Aquí contamos su historia.
ASCENSO AL PODER
Nacido en Huamanga el 4 de enero de 1921, Richter cursó estudios escolares en Cajamarca. A los 21 años ingresó a la Escuela Militar de Chorrillos, y en 1946 egresó como alférez de caballería del Ejército.
El 18 de mayo de 1971, Richter asumió como ministro del Interior, siendo uno de los que más ha durado en el cargo, al estar en el puesto hasta el 30 de agosto de 1975. Desde esa posición, tuvo que hacer frente a la huelga policial del 5 de febrero de ese último año, que fue uno de los avisos de que el fin del régimen de Velasco estaba cerca.
Con la salida de Velasco del poder, Richter dejó el Ministerio del Interior. Pero pocos años después asumiría un papel de mayor protagónismo en la política nacional, en la denominada "Segunda Fase del Gobierno Revolucionario".
EXTRAÑAS DESAPARICIONES
El 30 de enero de 1979, Richter juró como titular del desaparecido Ministerio de Guerra (fusionado con Aeronáutica y Marina en 1987 en el actual Ministerio de Defensa) y a la vez como jefe del gabinete ministerial, ante el entonces presidente Morales Bermúdez, que también lo designó Comandante General del Ejército.
Durante la presidencia de Morales Bermúdez y el premierato de Richter, ocurrió el secuestro de los ciudadanos argentinos Noemí Giannotti de Molfino, María Inés Raverta y Julio César Ramírez en junio de 1980; quienes llegaron a Lima en condición de refugiados, para pedir apoyo al entonces presidente electo Fernando Belaunde, ante la persecución que realizaba en Argentina el dictador Jorge Videla.
El caso fue denunciado por organizaciones de derechos humanos; y ante el comienzo del nuevo régimen democrático, los parlamentarios de izquierda propusieron que el tema se investigue en la Cámara de Diputados, pero pudo más la negativa del oficialismo de Acción Popular y de sus aliados del Partido Popular Cristiano; y el extraño silencio de la Célula Parlamentaria Aprista.
REVELACIÓN DE LA OPERACIÓN CÓNDOR DESDE ITALIA
Richter Prada pasó al retiro a fines de 1980, y abandonó la vida pública; a diferencia de Morales Bermúdez, que en 1985 intentó volver a la presidencia por la vía democrática, sin éxito.
El caso había pasado al olvido hasta que el periodista Ricardo Uceda publicó "Muerte en el Pentagonito", en el año 2004 donde, además de crímenes ocurridos en el régimen de Alberto Fujimori, relata el secuestro de Giannotti de Molfino, Raverta y Ramírez, gracias al testimonio del agente del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE), Arnaldo Alvarado, apodado "El Negro".
La publicación de Uceda no levantó mucho polvo sobre este caso en particular. Sin embargo, el 27 de diciembre del 2007, un tribunal italiano acusó a Richter, junto a Morales Bermúdez y otros jefes de Estado y mandos militares de Bolivia, Uruguay y Chile, de ser responsables de la desaparición y muerte de una veintena de sus compatriotas entre 1970 y 1980; entre los que se contaban los casos de Giannotti de Molfino y Raverta, también de nacionalidad italiana.
Según las autoridades judiciales de Italia, estos crímenes fueron ejecutados en el marco de la Operación Cóndor, un plan concertado entre las dictaduras sudamericanas de aquellos años, que intercambiaban prisioneros políticos, a los que luego torturaban, asesinaban y desaparecían.
De inmediato, Morales Bermúdez respondió que el Perú "nunca fue parte de la Operación Cóndor, ni como país ni como gobierno". Por ese entonces, el gobierno de Alan García se negó a extraditar al expresidente y a Richter Prada, quien guardó silencio.
Sin embargo, el periodista César Hildebrandt recordó el tema en su artículo "Argentinos aliados", publicado el 30 de diciembre del 2007 en el diario La Primera (hoy Uno), en base a lo relatado por Uceda:
"la colaboración entre los aparatos de inteligencia de Perú y Argentina llegó a su máximo esplendor el 12 de junio de 1980, cuando agentes del Batallón de Inteligencia 601 del Ejército Argentino secuestraron en Lima con la anuencia del régimen de Morales Bermúdez, a los refugiados Noemí Giannotti de Molfino, María Inés Raverta y Julio César Ramírez (...) Raverta y Ramírez desaparecieron, la señora Molfino, de 55 años y madre de seis jóvenes vinculados a Montoneros y al Ejército Revolucionario del Pueblo, fue llevada a Madrid y asesinada. Su cadáver fue identificado el 25 de agosto de 1980".
Hildebrandt también da cuenta de las responsabilidades de Morales Bermúdez y el propio Richter:
"Cuando Uceda le preguntó a Morales Bermúdez sobre tan repugnante episodio, el general que tomaba whisky en tazas de té para disimular, negó tener conocimiento alguno de lo que sin embargo, tuvo que pasar inexorablemente por la aprobación del general Pedro Richter Prada, jefe del Ejército, ministro de Defensa y subordinado suyo. Pero, claro, a la hora de las responsabilidades, Morales Bermúdez es otro Fujimori".
En enero del 2008, el congresista Javier Diez Canseco, acompañado de otros exparlamentarios de izquierda en una rueda de prensa, relacionó este hecho y otros similares con su secuestro y el de otros 12 opositores al régimen de Morales Bermúdez en 1978 -narrado en un libro de Alfonso Baella Tuesta- con la Operación Cóndor.
En 2012, unos documentos desclasificados de Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos, que datan de 1978, dieron cuenta de la vinculación del régimen de Morales Bermúdez, del que participó Richter Prada, con la Operación Cóndor.
Con todas estas evidencias, y pese a la negativa del Estado Peruano de extraditar a Morales Bermúdez y Richter, junto a la nula disposición de ambos de ponerse derecho, el juicio a ambos y otros militares sudamericanos en Italia comenzó en septiembre del 2015. Finalmente, el 17 de enero de este año, la justicia de aquel país condenó a ambos, en ausencia, a cadena perpetua.
Seis meses después de este hecho, que marca la segunda condena de un presidente peruano por violaciones a los derechos humanos, Richter Prada ha partido de este mundo, llevándose el secreto de estos hechos que forman parte de un episodio triste de la historia peruana y latinoamericana.
Foto de cabecera: Alamy.
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