Como varios preveían, Donald Trump se está dando de bruces contra la realidad, al experimentar los límites de su poder como presidente de la mayor potencia del mundo. El sistema –los controles y contrapesos de las instituciones en EEUU y la separación de poderes– se puso a prueba en las últimas semanas y funcionó, al frenar los impulsos autoritarios del magnate de querer imponer sus propuestas e ideas populistas o xenófobas.

El último viernes, el mandatario estadounidense tuvo su primer gran fracaso, al no lograr que el Congreso apruebe su plan para abolir el Obamacare, reforma sanitaria de su antecesor, pese a que su partido controla la Cámara de Representantes y a las presiones de la Casa Blanca y del mismo Trump hacia sus legisladores.

Algunos analistas sostienen que este fracaso responde a la falta de experiencia política del mandatario, y otros a las pugnas internas del Partido Republicano. Sea como fue, lo que se activó fue el mecanismo que crearon los padres fundadores de EEUU para garantizar la libertad e impedir la tiranía: lo que se conoce en el mundo anglosajón como checks and balances. O sea, un equilibrio que impide que alguno de los tres poderes del Estado (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) concentre más poder que otro.

William Galston, experto en política estadounidense de la Institución Brookings, un centro de análisis en Washington, sostuvo que el hecho de que el presidente quiera que se apruebe una determinada ley no garantiza que eso ocurra. "Aun cuando su propio partido controla (el Congreso)", anotó. 

¿Qué sucedió? "La Constitución sigue funcionando del modo en que fue diseñada para que funcione", subrayó el analista para la BBC.

Este fracaso es una señal clara además de que Trump necesitará convencer a la oposición demócrata para aprobar sus planes o leyes en el futuro. No le bastará la mayoría republicana con la que cuenta, en donde aún tiene cuentas pendientes y fuertes resistencias.

La reforma sanitaria no sido el único caso en el que han funcionado los controles y contrapesos institucionales en EEUU. Antes, el Poder Judicial bloqueó, dos veces, el veto migratorio de Trump hacia ciudadanos y refugiados de ciertos países de mayoría musulmana.

También están las investigaciones en el Congreso y el FBI sobre la interferencia de Rusia en las elecciones de 2016 y los nexos del entorno más cercano de Trump con el Kremlin. Incluso, el fiscal general de EEUU, Jeff Sessions, tuvo que apartarse de estas pesquisas por los tratos que tuvo con autoridades rusas en la campaña.

La labor de los medios y del periodismo de investigación en concreto también juega un papel clave como contrapeso del poder político. Fue por el trabajo de la prensa que se supo de los contactos de Michael Flynn con Rusia, lo que motivó que dimita a su cargo de asesor de Seguridad Nacional del gobierno de Trump.

Por último hay un tema relevante por resolver aún: el ratificación del Senado del juez Neil Gorsuch, nominado por Trump, para integrar la Corte Suprema, algo que podría inclinar la balanza del máximo tribunal a favor de la línea conservadora. 

Por lo pronto, ya la oposición demócrata ha dicho que bloquearña su confirmación del magistrado, con un procedimiento de "filibuster", que consiste en dilatar la votación con discursos para que expire el período de debate y voto, mecanismo que solo se puede derribar con 60 votos en 100, una mayoría especial que el oficialismo no tiene.

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