Uno de los puntos más controversiales gobierno de Donald Trump es la conexión y las posibles relaciones con el Kremlin que tienen tanto el mismo presidente como personas de su total confianza. El último escándalo se destapó la noche del miércoles, cuando The Washington Post reveló que, en plena campaña electoral, el actual fiscal general de EEUU, Jeff Sessions, habló dos veces con el embajador ruso en Washington, Sergei Kislyak

Esta nueva relación pone el foco de atención en los supuestos contactos que tuvieron personalidades cercanas a Trump durante la campaña electoral con la inteligencia rusa en medio del ciberataque contra la aspirante demócrata Hillary Clinton.

El Post citó a funcionarios del Departamento de Justicia quienes señalaron que Sessions habló dos veces en el 2016 con el embajador de Rusia mientras él todavía era un senador de Estados Unidos.

Pero el ahora fiscal general no reveló estos contactos cuando se le preguntó durante su audiencia de confirmación para el cargo en el Senado sobre los nexos entre la campaña de Trump y el gobierno del Kremlin, acusado por los servicos secretos estadounidenses de estar detrás del ciberataque a Clinton.

“No soy consciente de ninguna de esas actividades. Fui llamado una vez o dos a trabajar en la campaña, y no he tenido comunicación con los rusos. No tengo capacidad para contestar", fue lo qe le dijo aquella Sessions a los senadores.

Por su parte, los demócratas exigieron su renuncia inmediata como jefe del Departamento de Justicia. La líder demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, demand además una investigación independiente y bipartidista sobre los posibles lazos de Trump con los rusos.

La respuesta Sessions sobre las acusaciones llegó a través de un comunicado publicado en la cuenta de Twitter de su portavoz, Sarah Isgur Flores, en el que señaló que nunca había discutido los detalles de la campaña con ningún funcionario ruso. "No tengo ni idea de qué es esta acusación, es falsa", anotó.

Sessions reemplazó a la primera mujer negra en ocupar el cargo de fiscal general del país e hija de un matrimonio que luchó contra el racismo, Loretta Lynch.

La primera baja importante que tuvo el gabinete de Trump fue la del exconsejero de Seguridad Nacional, Michael Flynn, quien renunció el pasado 14 de febrero después de que los servicios de inteligencia de EEUU descubrieron que mintió sobre sus conversaciones con el embajador ruso y que engañó a miembros del Gobierno, como el vicepresidente Mike Pence, sobre ello.

Cualquiera que fueran los resultados, el Gobierno de Trump saldrá perjudicado pues otro de sus hombres claves se encuentra vinculado con Rusia.

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