Michael Moore debe estar diciendo ahora 'se los advertí'. El cineasta galardonado con un Oscar y un Emmy vaticinó a fines de julio pasado el triunfo de Donald Trump en las elecciones de EEUU que concluyeron el martes último.
Además del mismo Trump, Moore debe haber sido de los pocos que daban por descontada la victoria republicana. La gran mayoría, analistas, encuestadoras, gente de a pie, etc, lo creían improbable, pero no.
"Será un Brexit multiplicado por tres", anticipó el magnate xenófobo y racista en uno de sus últimos actos de campaña, cuando ya varias encuestas pronosticaban un desenlace imprevisible. "Tienen que dejar de negar lo evidente y enfrentarse a la verdad que en el fondo saben que es muy real", decía por su lado Moore.
Y ambos tenía razón, lamentablemente.
1. El 'brexit' del medio oeste de EEUU
Moore lo vaticinó y los resultados del martes lo confirmaron: Trump ganó en Michigan, Ohio, Pensilvania y Wisconsin, cuatro estados tradicionalmente demócratas, pero en los cuales el magnate canalizó el rechazo al sistema y la clase política tradicional, de la cual Hillary Clinton es parte. Estos cuatro estados son además los más afectados por la pérdida de empleos industriales, como consecuencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el cual Trump calificó como "el peor" jamás firmado.
En la campaña, Trump le advirtió a la Ford Motor que les impondría un impuesto de 35% a todos los vehículos que construyan en México y que envíen a EEUU, si es que concretaban sus planes para trasladar su planta de Michigan a ese país, como parte del citado pacto comercial, porque implica menores costos de producción. Y no solo eso: también amenazó a Apple cuando les dijo es que los obligaría a dejar de fabricar los iPhones en China para que lo hagan en Estados Unidos. Todo esto era música para los oídos de la clase trabajadora estadounidense.
2. El machismo del hombre blanco en extinción
La estadounidense, como toda sociedad, tiene matices. No todos en la potencia del norte son educados o tienen una mentalidad cosmopolita y moderna. Hay un machismo rancio, añejo y fuerte en buena parte del país, que calza con esa imagen de macho alfa que proyectaba Trump. Hasta aplaudían la misoginia del magnate. En la pequeña cabeza de ese hombre blanco en peligro de extinción no cabía -y no cabe- la posibilidad de que una mujer pueda dirigir sus destinos y la de todos sus connacionales.
"Después de haber tenido que pasar por ocho años en los que un hombre negro nos ha dicho qué hacer, ¿se supone que tenemos que aguantar ocho años en los que una mujer nos mangonee? ¡Después de eso serán ocho años de gais dirigiendo la Casa Blanca! ¡Y luego transexuales! Ya veis por dónde van las cosas. Para entonces, se les habrán concedido derechos humanos a los animales y el presidente del país será un hámster. ¡Esto tiene que acabar!". Así es como Moore explica el razonamiento de estas personas.
3. "Hillary es un halcón a la derecha de Obama"
Así la describió Moore cuando explicaba su profecía hoy cumplida. Si hay algo de lo que los estadounidenses están hartos y cansados es de las guerras en las que se embarca su país. Clinton votó a favor de la invasión a Irak. De ahí, según varios observadores, nace su alta impopularidad: 70% de votantes dicen que no transmite confianza ni honestidad.
"Entre sus mayores detractores se encuentran las mujeres jóvenes, cosa que tiene que dolerle considerando los sacrificios que ha hecho -tanto Hillary como otras mujeres de su generación- y lo que ha luchado para que las generaciones más jóvenes no tengan que aguantar que las Barbaras Bushes del mundo les manden callar y a hacer galletas", explica Moore.
Además, Hillary Clinton no es Barack Obama, y ese es su principal problema. No genera el entusiasmo ni la esperanza que infundió el actual presidente, quien movilizó a los estadounidenses a las urnas cuando ganó la elección en 2008.
4. Clinton no arriesgó
Como se había dicho, en estas elecciones un factor clave para ganar la elección dependería, en buena medida, de quién atraiga a más gente a las urnas. Y ahí Trump llevaba las de ganar. Sus votantes tiene un perfil más de fans o hinchas, son los que se llevan a cinco personas más para que voten también, son lo que que se presentaron como voluntarios para hacer campaña 10 horas al mes de cara a las elecciones, etc.
"Hillary va a tener que hacer algo para dar a los jóvenes una razón para que la apoyen; y elegir a un señor blanco, viejo, insulso y moderado como candidato a vicepresidente no es el tipo de decisión atrevida que pueda transmitir a los millennials que su voto es importante para Hillary", decía Moore en julio, al alusión al compañero de fórmula de la candidata demócrata, el senador Tim Kaine.
"Que hubiera dos mujeres al frente era una idea interesante. Pero Hillary se ha asustado y ha decidido ir a lo seguro", agregó el reconocido cineasta.
5. El 'voto escondido'
Esto ha resultado fundamental para el triunfo de Trump. Y es lo que generó que muchos se declaren "sorprendidos" por el resultado del martes. Pero lo cierto es que lo uno dice no siempre es lo que hace, y las encuestadoras lo saben bien, pero tampoco saben cómo procesar esa información.
Por vergüenza, conveniencia o por lo que fuera, las personas suelen actuar de una manera en público y de otra cuando no tienen alrededor cámaras de seguridad, o dispositivos de escucha, o parejas, o hijos, o jefes, o policías. En ese reducto íntimo que suele ser el derecho al voto privado y secreto, uno puede hacer lo que le dé la gana, como votar por el candidato con el que se identifican en silencio, pero que repudian en público, porque es un idiota, o políticamente incorrecto, o porque tus amigos o familiares lo detestan.
"Precisamente por eso y por la ira que tienen algunos contra un sistema político inservible, millones de estadounidenses van a votar a Trump, y no porque estén de acuerdo con él ni porque les gusten la intolerancia y el ego que lo caracterizan, sino porque pueden, simplemente", sostiene Moore.
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