Juan Luis Cipriani aprovechó el sábado de silencio electoral para hacer sus descargos sobre la acusación que presentó Daniel Vega, presidente del Instituto de Defensa del Derecho del Menor, y que ha derivado, finalmente en una investigación al cardenal por los abusos físicos, psicológicos y sexuales cometidos por miembros de Sodalicio de Vida Cristiana (y que involucra a Luis Fernando Figari, su exsuperior).
Para Vega, la autoridad religiosa tiene responsabilidad por no haber informado al fuero civil sobre las referidas denuncias realizadas por ciudadanos que sufrieron abusos cuando era menores de edad (algunos de los testimonios fueron recogidos por Pedro Salinas y Paola Ugaz en el libro Mitad monjes mitad soldados).
En esa línea, recordemos que el propio presidente del Instituto de Defensa del Derecho del Menor, en octubre pasado, denunció a Cipriani por los delitos de encubrimiento real y personal, obstrucción de la justicia, complicidad y omisión de denuncia. Dicha acusación -que incluía a Enrique Elías Dupuy, procurador del Sodalicio de Vida Cristiana, y a Víctor Huapaya Quispe, Vicario Judicial y presidente del Tribunal Eclesiástico del Arzobispado- fue desestimada.
Sin embargo, hace unos días, una instancia superior -la Sexta Fiscalía Superior de Lima- decidió que Cipriani pase de imputado a investigado.
Como era de esperarse, el cardenal peruano, fiel a su estilo, criticó duramente a Vega por insistir en su denuncia. Los medios de comunicación también fueron cuestionados. Una actitud que pone en evidencia, a quien, supuestamente, dice apostar por el diálogo.
"Cuando se habla de este tema inmediatamente uno quiere tirar basura a todos los que están cerca como el cardenal. Y no solo los periodistas de algunos diarios sino también algunos que tienen olor a clerical. Uno ve una mezcla, no sé si universitaria, clerical o caviar", señaló en su programa de RPP Noticias.
Luego de esta 'alturada' introducción, puso en duda el trabajo de los fiscales, a quienes acusó de dejarse influenciar por los medios de comunicación. Criticó, además, que se haya informado de una citación que él no ha recibido aún. En otro momento, explicó el funcionamiento del Tribunal Eclesiástico y de su papel como moderador dentro de él:
"El cardenal no tiene nada que ver porque esta institución de derecho pontificio [el Tribunal Eclesiástico] reporte a Roma. Además, todas las denuncias que tenía el señor Salinas son anónimas y no quieren dar sus nombres en la Fiscalía que es donde tenían que ir.[...] El Tribunal Eclesiástico es autónomo. Tiene un vicario judicial y da cuenta a sus clientes no a los obispos. Y en este caso, cuando ha recibido tres o cuatro declaraciones, ellos informaron a Roma porque el acusado era un superior general [Luis Fernando Figari] de una institución en el mundo entero. [...] El que yo sea moderador significa que yo tengo que ver que tenga luz, agua...que funcione logístcamente el Tribunal Eclesiástico".
Cipriani también expresó que cuando las personas acuden a las instancias eclesiásticas (regidas por el derecho canónico) es porque no quiere acudir al Poder Judicial. "Él [denunciante] sabe que ahí no se le va dar una respuesta al Ministerio Púbico porque está yendo a una ventanilla diferente", acotó.
Sobre este punto, cabe mencionar que, si bien es cierto las víctimas del Sodalicio no querían revelar, en muchos casos, estamos hablando de un delito grave: abuso de menores. ¿No era acaso relevante informar a la Fiscalía? No olvidemos tampoco que el Perú es un Estado laico, lo cual significa que no está sometido al derecho canónico.
Por último, hay que señalar que el Ministerio Público sí puede tomar testimonios de personas que no desean revelar su identidad. Precisamente, la fiscal María del Pilar Peralta pidió a las víctimas del Sodalicio que se acerquen a su despacho para brindar sus declaraciones con la total reserva del caso.
[Foto de portada: Andina]
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