Las atrocidades que el Estado Islámico comete en nombre de su religión, creencias e ideas políticas no tienen límite. Desde el asesinato de niños con incapacidades, hasta la venta de mujeres y el reclutamiento de menores para servir a la yihad, todo es válido para los terroristas que tienen un solo objetivo: erradicar todo y a todos que no estén de acuerdo con ellos. 

Los grupos más afectados son los niños y mujeres, que una vez asesinados los líderes familiares en una sociedad abiertamente patriarcal, se ven completamente expuestos a la brutalidad de los yihadistas.

El testimonio de Nadia Murad es una de las historias de miles de mujeres que fueron secuestradas por la organización terrorista y vivieron el calvario de servir a su causa.

fuente: inicio.uy

El secuestro

El 3 de agosto del 2014 los combatientes del Estado Islámico atacaron la aldea Sinjar, en Irak. Allí mataron a todos los hombres, entre ellos seis de los hermanos de Nadia.

Antes habían perpetrado lugares como Tal Afar, Mosul y otras comunidades chiitas y cristianas, obligando a sus residentes a abandonar sus hogares.

Todos pertenecían a la minoría religiosa yazidí, considerada como infiel por los temidos extremistas. 

La BBC logró hablar con Nadie, quien les contó la pesadilla a la que logró sobrevivir:

"La vida en nuestra aldea era muy feliz, muy simple. Como en otras, la gente no vivía en palacios; nuestras casas eran simples, hechas de barro pero llevábamos una vida feliz, no teníamos problemas".

Ese día murieron unos 3.000 hombres, ancianos, niños y discapacitados en una masacre dispuesta por el Estado Islámico. Y aunque algunos lograron escapar para refugiarse en el monte Sinjar, otros fueron interceptados por los yihadistas antes de saborear la libertad. 

"Rodearon la aldea por unos días pero no entraron. Intentamos pedir ayuda por teléfono y otros medios. Sabíamos que algo horrible nos iba a pasar. Pero no llegó la ayuda, ni de adentro de Irak ni otras partes".

fuente: politicayestilo.com

Pasaron unos cuantos días antes de que los combatientes los acorralaran dentro de la escuela de la aldea. Ahí mantuvieron con vida a los hombres, mujeres y niños que no habían muerto en el primer enfrentamiento

La mujer que luego de escapar brindó su testimonio al mundo, cuenta que les dieron dos opciones: o convertirse al Islam o morir. 

Es así que tanto Nadia como otras cientos de mujeres fueron secuestradas, vendidas y pasadas de mano en mano por hombres que no tuvieron reparos en violarlas en grupo. Y es que fueron víctimas de lo que el propio Estado Islámico denomina 'yihad sexual'.

La violencia

Una vez que los terroristas intervinieron a los sobrevivientes, separaron a los hombres, unos 700 en total, entre estos estaban nueve de los hermanos de Nadia.  Mataron a seis, mientras los otros tres resultaron heridos y pudieron huir del lugar:

"Desde las ventanas de la escuela podíamos ver a los hombres siendo acribillados. Personalmente, no vi a mis hermanos cuando les dispararon. Hasta ahora no he podido regresar a la aldea ni al lugar de las matanzas. No hay noticias de ninguno de los 700 hombres. No tenemos idea de qué pasó con ninguno de ellos".

Asimismo, explicó que tomaron a los niños de 4 años y niñas mayores de nueve años y a algunas mujeres, para llevarlos a campo de entrenamiento:

"Se llevaron a los niños mayores de cuatro años a campamentos de entrenamiento. Luego, se llevaron las niñas mayores de nueve años. Después se llevaron unas 80 mujeres, todas mayores de 45, incluyendo mi madre. Unos dicen que las mataron, otros que no. Sin embargo, cuando parte de Sinjar fue liberada, se encontró una fosa común con sus cuerpos".

fuente: abc.es

A Nadia se la llevaron en otro grupo donde habían unas 150 niñas, incluidas tres de sus sobrinas menores. Las dividieron en grupos más pequeños y las transportaron en bus hasta Mosul:

"En el trayecto nos tocaban los senos y frotaban sus barbas en nuestra cara. No sabíamos si nos iban a matar o qué harían con nosotras. Pero nos dimos cuenta de que nada bueno nos iba a pasar porque ya habían matado a los hombres y a las ancianas, y habían secuestrado a los niños".

Cuando llegaron al cuartel general del Estado Islámico en Mosul, encontraron a una gran cantidad de niñas jóvenes, mujeres y menores, todas yazidíes. A ellas las habían secuestrado en otras aldeas un día antes. 

Nadia cuenta que a cada momento, los combatientes llegaban, escogían a algunas niñas y se las llevaban para violarlas. Poco tiempo después las devolvían al mismo lugar. 

fuente: .diploweb.com

Sin piedad

Todas las niñas y mujeres temían padecer el calvario. Pero los yihadistas no sentían compasión por nada ni nadie. Un día, llegaron en un gran grupo y cada uno escogió a una niña. Según Nadia, muchas tenían entre 10 y 12 años:

"Las niñas se resistieron pero fueron forzadas a irse con los hombres. Las más jóvenes se aferraban a las niñas mayores. Una de ellas tenía la misma edad de mis sobrinas y estaba llorando y se agarraba a mí".

Cuando le tocó su turno, Nadia fue escogida por un hombre muy gordo para ser ultrajada, y cuando otro pasó por enfrente de ella, le rogó que se la llevara en lugar del hombre gordo. Y lo hizo, pero el horror fue el mismo:

"El más delgado me llevo a su lugar, tenía guardaespaldas. Me violó, fue muy doloroso. En ese momento me di cuenta de que habría sufrido igual, no importa quién me hubiera llevado".

Ninguno de los yihadistas mostró compasión. Todos las violaron de manera brutal, de forma inhumana. Y hasta sus propias esposas se comportaban igual, tratándolas despectivamente, como si no fuesen personas:

"Las cosas que nos hicieron fueron horribles. Nunca nos imaginamos que cosas tan terribles nos sucedieran".

fuente: .periodistadigital.com

Los extremistas podían retener a sus víctimas por más de una semana, pero regularmente las vendían después de un día o inclusive una hora. 

Algunas de las esposas de los hermanos de Nadia estaban embarazadas cuando las secuestraron, es así que dieron a luz mientras aún estaban prisioneras. Más tarde, también las llevaron ante el tribunal islámico para forzarlas a convertirse. 

Nadia permaneció tres meses con el hombre que la violaba diariamente. Durante ese tiempo pudo hablar con algunos de sus captores:

"Les pregunté ¿por qué hacían eso con nosotras? ¿Por qué mataron a nuestros hombres? ¿Por qué nos violan violentamente? Me contestaron: 'Los yazidíes son infieles, no son un pueblo de las escrituras. Ahora ustedes son botín de guerra. Se merecen esto, ustedes son infieles. Los yazidíes deben ser destruidos'".

fuente: infobae.com

En una oportunidad, la mujer pidió hacer una llamada telefónica de un minuto para escuchar la voz de un familiar. Le dijeron que podía comunicarse con su sobrino pero que había una condición:

"Que primero le lamiera el dedo del pie que había recubierto con miel".

Según Nadia, muchas niñas que pasaron por estos tormentos se suicidaron, pero esa no fue una alternativa para ella:

"Creo que todos debemos aceptar lo que Dios nos ha dado, sin importar si eres pobre o hayas sufrido una injusticia, todos debemos soportarlo".

Y tampoco le dio la espalda a su fe:

"Dios estaba en mi mente cada minuto, aun cuando estaba siendo violada".

Los escapes

La primera vez que Nadia intentó huir fue por una ventana, pero uno de los guardias la encontró y la devolvió a su habitación.

Y es que bajo las reglas de los terroristas, si una mujer capturada es atrapada en un intento de escape, la encierran en una celda donde es violada por todos los hombres del complejo:

"Me violaron en grupo. A esa práctica la llaman yihad sexual".

Luego de lo ocurrido, no pensó en escapar nuevamente pero, el último hombre con el que estuvo viviendo en Mosul le dijo que la vendería y se fue a conseguirle ropa para que esté presentable. Cuando le ordenó irse a lavar y prepararse para la venta, aprovechó para huir:

"Golpeé en una casa, una familia musulmana que no estaba conectada con Estado Islámico vivía ahí y les pedí ayuda. Les dije que mi hermano les daría lo que quisieran a cambio".

Afortunadamente la familia no apoyaba al Estado Islámico y la ayudó en lo que pudo:

"Me dieron un abaya (velo) negro y un documento de identidad islámico y me llevaron hasta la frontera".

El activismo de Nadia

fuente: ibtimes.co.uk

Aunque tuvo suerte para recuperar su libertad, muchas se han quedado en ese terrible calvario que les arrebata la vida de a pocos.  Frente a esta realidad, Nadine se ha convertido en una activista que viaja por todo el mundo para llamar la atención sobre la tragedia de los yazidíes.

Hasta el momento ha visitado Estados Unidos, Reino Unido, Europa y algunos países árabes. También habló en las Naciones Unidas y conoció a miembros de los Parlamentos del mundo y a grandes líderes del globo. 

A pesar de ello, la respuesta de las autoridades ha sido bastante lenta:

"Todo el mundo sabe lo que es Estado Islámico. Me escuchan con atención pero no prometen nada. Dicen que examinarán el caso y verán qué pueden hacer pero nada ha pasado todavía".

Nadia espera regresar a su aldea para ver qué queda y conocer el destino final de todos aquellos que desaparecieron:

"Juro por Dios que todos estamos tan cansados. Ya va un año y medio desde que esto nos pasó. Nos sentimos abandonados por el mundo. A mi madre la mataron. No tengo padre pues el murió hace tiempo. Mi hermano mayor fue como un padre para mí pero también lo mataron. Le pido al mundo que haga algo por nosotros".

(Con información de la BBC Mundo)

(Foto de cabecera: europapress.net)

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