Los problemas de migración y tráfico de menores no son exclusivos de la crisis que actualmente sacude Europa por los cientos de miles de niños y adolescentes que llegan a su territorio y desaparecen entre las redes de la trata de personas.
Y es que, aunque en menor medida, esta situación también se vive en América, tanto en el sur, como en el centro y norte del continente. Es así que un caso reciente y muy sonado da cuenta de ocho menores de entre 15 y 17 años que llegaron a los Estados Unidos con la esperanza de encontrar a sus familiares y establecer una mejor vida en comparación a la que llevaban en Guatemala.
Pero la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR) del país cometió un error y no entregó a los niños a sus allegados, sino a un grupo de tráfico de menores.
La travesía
Todas las mañanas una camioneta recogía a los menores antes de que amaneciera y los llevaba hasta una granja avícola en Marion, Ohio. Allí eran obligados a trabajar hasta por 12 horas seguidas.
Limpiaban gallineros, cargaban y descargaban cajas de pollo, les ponías vacunas y les cortaban el pico. Más tarde, cuando acababa la terrible jornada, el mismo vehículos los llevaba nuevamente a la casa móvil que los refugiaba, claro sin calefacción, camas o baños. Realmente una situación de esclavitud moderna, pues también eran amenazados de muerte si no entregaban sus salarios.
Además, también recibían presiones para pagar una deuda de 15.000 dólares si es que querían quedarse en el país y para que no los mataran ni a ellos ni a sus familiares en Guatemala.
De esta manera vivieron durante varios meses.
El rescate
El sufrimiento de los menores culminó cuando un grupo de 100 agentes de la policía de Marion y de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) llegaron al estacionamiento donde casi 200 casas rodantes albergaban a cientos de migrantes.
Sin embargo, no fueron avisados por los vecinos ni por los empleados de la granja, sino que una de las víctimas logró llamar a un tío suyo que residía en Florida. Es así que le contó sobre su situación y de las amenazas que recibía a diario.
El familiar alertó al FBI y fue en ese momento que comenzó la búsqueda de los adolescentes hasta dar con su paradero.
Los jóvenes trabajaban en Trillium Farms, una de las productoras de huevo más grandes de los Estados Unidos.
El jefe de la banda criminal, el guatemalteco Aroldo Castillo-Serrano, trabajaba en la granja como contratista desde el 2011, el mismo año en el que empezó a traficar con personas.
Sin embargo, después del rescate de los menores, la empresa afirmó 'desconocer' las situaciones ilegales que tenían lugar en sus instalaciones.
El fraude de los criminales
Castillo-Serrano, de 33 años, contó con el apoyo de varios cómplices para convencer a las autoridades para que le dieran la custodia de sus próximas víctimas. Y aunque resulte difícil de creer, el proceso no le fue complicado para nada.
Y es que la ORR les dio a cada uno de los enviados por Castillo-Serrano un formulario que llenaron con información falsa. Es así que las víctimas fueron llegando durante todo el 2014 a Marion para ser explotadas.
No es el único caso
Aunque Castillo-Serrano y otras cuatro personas se enfrentan a la fecha a una sentencia de entre 5 y 20 años por conspiración para traficar con menores, trabajo forzado y engaño a las autoridades, este caso ha llamado la atención acerca de cuán riguroso es el gobierno de los Estados Unidos cuando se trata de reubicar a menores que cruzan la frontera desde Centroamérica. Al respecto, el fiscal del distrito norte de Ohio, Seten Dettelbach, dijo:
"Me gustaría decir que es un caso aislado, pero no. El tráfico de personas es un problema en Estados Unidos y no se reporta lo suficiente".
Cabe resaltar que el 28 de enero pasado, el Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado del país presentó un informe en el que reporta no solo el episodio de Marion sino que otros 15 casos más en los que el Gobierno entregó a migrantes menores de edad a los traficantes.
Es así que se sabe que desde el 2011, más de 180 mil niños que viajaban sin acompañantes provenientes de Centroamérica fueron detenidos en la frontera. De allí eran conducidos a 800 refugios de la ORR, una agencia adscrita al Departamento de Salud y Servicios Sociales (HSS).
En vista de la problemática, la agencia federal ha implementado una serie de correcciones. Al respecto, la vocera del HHS Andrea Helling, le dijo a la BBC:
"Ahora revisamos los antecedentes penales de cada persona que vaya a vivir bajo el mismo techo que el niño, y también los buscamos en un registro de negligencia para ver si hay casos de abuso en el pasado".
A pesar de ello, hay quienes creen que dichas disposiciones no son suficientes. En ese sentido la abogada y activista de inmigración Lis-Marie Alvarado refirió:
Sin embargo, hay quienes piensan que dichas medidas no son suficientes.
"Lo que se necesita es que ambos partidos revisen con profundidad todos los procesos que involucran a niños migrantes. Esas medidas son solo pañitos calientes".
(Con información de la BBC Mundo)
(Foto de cabecera: eldiariony.com)
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