Generalmente la trata de personas es un tema anónimo pues las víctimas que con suerte pudieron salir de las terribles redes de abusos y esclavitud, no quieren mostrar sus rostros por temor al desprecio público. Sin embargo, Karla Jacinto vio el tema desde una perspectiva distinta. 

Y es que la joven mexicana de tan solo 23 años decidió mostrarse al mundo y denunciar, mediante la fundación Camino a casa, que había sido víctima de los más atroces atropellos que alguien pudiera imaginar. Y es que piensa que mientras más personas conozcan su historia y cuanto más la repita, no volverá a ocurrir. 

Es así que solo el pasado julio su testimonio llegó a los oídos del pastor de la iglesia católica, el Papa Francisco, para luego alcanzar a diversos medios de comunicación y hasta a Washington, cuando se debatió la Ley Megan, un conjunto de normas estadounidenses donde se les exige a las autoridades policiales que hagan pública la información acerca de los delincuentes sexuales registrados. 

Karla cuenta cómo la engañaron y la obligaron a prostituirse durante cuatro años, desde los 12 hasta los 16. Cada día era violentada sexualmente por unos 30 hombres, es así que según sus cálculos, fue abusada unas 43.200 veces.

fuente: vice.com

Y es que cayó en una vil trampa como muchas otras jovencitas que creen haber encontrado el amor, solo que no les era correspondido.

Cuando tenía 12 años se enamoró de un chico de 22 que la sedujo con regalos y promesas de sacarla de un hogar disfuncional en Tenacingo, Tlaxcala, el mayor centro de tráfico de personas en México. 

Solo vivió tres meses con él antes de ser llevada a Guadalajara para que ejerciera la prostitución.

"Empezaba a las 10 de la mañana y acaba en la medianoche. Algunos hombres se reían de mí porque lloraba mientras me violaban. Tenía que cerrar mis ojos para que no ver lo que me hacían, y así intentar no sentir nada". 

fuente: eldictamen.mx

De Guadalajara fue conducida a otras ciudades donde la obligaban a prostituirse en hoteles, en domicilios particulares y hasta en la misma calle. Y el hombre que antes le hacía promesas de amor, ahora la maltrataba brutalmente:

"Me azotaba con cadenas por todo el cuerpo. Me daba puñetazos, me pateaba, tiraba de mi pelo, me escupía en la cara y hasta un día trató de quemarme con la plancha. Le dije que me quería marchar y él me respondió que me había enamorado de un cliente. Me dijo que era una puta". 

Y no contento con violentarla de esa manera atroz, todo el tiempo la amenazaba con matar a su familia si no seguía trabajando para la red:

"Me ponían una pistola en la cabeza con su foto en la mano y me decían que si no lo hacía matarían primero a mi mamá y luego a mis hermanos".

Una vez, según relata, llegó la policía al hotel donde la obligaban a prostituirse. Ella pensó que por fin alcanzaría su libertad, sin embargo, unos instantes después se dio con la sorpresa que los agentes eran realmente violadores que abusaron finalmente de un grupo de 30 chicas. 

Es allí cuando, tan solo con 15 años, quedó embarazada. Además cuenta que la obligaron a prostituirse hasta los ocho meses. Una vez que dio a luz, se llevaron a su bebé y ya no pudo verlo hasta un año después, cuando alcanzó los 16 años, poco tiempo antes de ser liberada por medio de una operación policial contra el tráfico de personas en la capital mexicana.

"Antes pensaba que no valía nada, creía que solo era un objeto que se usaba y se desechaba. Todos los niños y niñas que están ahí se ven como un objeto sexual, que los hombres usan durante un ratito, unos 15 minutos y luego los dejan con lágrimas y con odio y nadie hace nada".

(Foto de cabecera: dailymail.co.uk)

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