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Cocaína / Nadie Incendia el Mundo: Iluminando el Desierto de lo Real

La banda limeña se consolida como una de las propuestas musicales más interesantes del país con esta tercera entrega que no tendrá la cohesión de las anteriores pero que los registra atreviéndose a ampliar su sonido.

Publicado: 2016-01-28

Bandas de rocanrol en Lima hay de sobra, así muchos piensen lo contrario. Conciertos con un ‘lineup’ de 20 grupos en vivo y entradas a 5 soles hay todos los fines de semana. Lo que suele brillar por su ausencia es la originalidad.  

Cocaína, desde su aparición hace ya casi 8 años, siempre ha sido especial por su capacidad de llevar su ‘garage punk’ a lugares diferentes, de hacerlo confluir con el mundo del arte contemporáneo, la ‘performance’, la poesía y otras artes visuales. Preocupándose por su imagen y hasta por hacer de la organización de sus conciertos y presentaciones algo especial.

Esta propuesta se alinea con los ideales de esas bandas de mediados y finales de los 70 - Roxy Music, Gang of Four, Wire, Television, Patti Smith, entre otros - que tomaban al rock crudo y frenético que ejecutaban (y que luego fue bautizado como ‘punk’) como una de las formas más elevadas de arte - y a partir del cual realizar experimentaciones sonoras. Cocaína lleva, entonces, el estandarte de esta tradición en la ciudad.

Es, guiados por estas ideas, que han colaborado con diferentes artistas reconocidos de otras disciplinas, por ejemplo con Musuk Nolte y Juan Javier Salazar para la portada de ‘Nadie Incendia el Mundo’ (2016), su tercer álbum que como objeto es una pieza excelente. Y también con la performer trans Frau Diamanda para la realización del primer videoclip de esta placa: “Koala”.

Cocaína ha sido especial también por su costumbre de volver canción diferentes poemas. En su primer disco (homónimo, 2012) aparecen agresivas versiones musicalizadas y melodizadas de versos de Brecht, Eielson y Gorostiza, además de una oda ‘hardcore’ al novelista John Kennedy Toole. De los puntos más altos en un ya de por sí grandísimo álbum.

En su segundo trabajo radicalizan más su posición, siendo esta una íntegra reinterpretación de ‘14 entregas breves de amor y desarraigo para un musiquero con guitarra’, penúltima sección del genial poemario ‘Ave Soul’ de Jorge Pimentel (1973). Como vemos, en su faceta de ‘reinterpretadores’, tienen un ojo finísimo para escoger material.

La ‘poesía ajena’ en ‘Nadie Incendia el Mundo’ da un paso atrás. Pero uno leve, pues dos musicalizaciones (‘Alabarda’, de nuevo del ‘Ave Soul’ de Pimentel, y ‘Estío’, basado en haikus de verano de Basho y Bushon) son de sus mejores cortes. A pesar de eso, parece que en lo que se han concentrado los muchachos de Cocaína ahora ha sido en ampliar su paleta de sonidos.

Es un disco que no se queda tranquilo, que experimenta con varios tipos de identidades. Por momentos con melodías deudoras del pop clásico de los 50, con un giro ‘garage’ a lo New York Dolls (‘Koala’, ‘Siaht’, algo parecido a lo que hicieron los americanos Deerhunter con ‘Monomania’ en el 2013), por otros renunciando a las figuras poéticas para ‘bajar al suelo’ y mandarse con canciones de la vieja tradición del punk contestatario (‘Infraestructura’, ‘La Fragmentación’), crítico de la sociedad de consumo. Pero que nunca le deja de deber todo al rocanrol. Siempre instrumentalmente impecables, se mantienen “primarios” así con los años hayan ampliado su sonido y su alineación (del power trío del primer disco a un quinteto con teclado y dos guitarras) .

Añaden en esta placa, además, mucho más de contenido ‘crítico al sistema’ a su mezcla. Estos temas funcionan en cierta manera como el elemento cohesionador de este grupo de canciones. Desde ‘Otro Sol’, primer tema del disco y probablemente lo mejor de su repertorio, donde crípticamente hablan de lo desapegados que podemos llegar a estar viendo bombardeos en vivo desde una pantalla HD, o ‘Gunnison, Colorado’, donde la banda nos vuelve a cantar, con un estilo parecido al de los versos de los movimientos ‘Kloaka’ u ‘Hora Zero’, sobre la angustia de ser joven y despertar a la vida ; hasta canciones como ‘Infraestructura’ e ‘Industriado’, donde las figuras son más claras pero también menos interesantes al caer mucho en el rollo cliché del “punk antisistema contra la enajenación y la sociedad de consumo”. En el caso de ‘Industriado’, al menos, las letras sobre la complacencia de “tomar coca cola y sentirse bien” son compensadas por la experimentación sonora.

Se genera, así, un contraste claro que no favorece al disco. Se trata el mismo ‘tema raíz’ desde lenguajes distintos y con también distinta efectividad. Magníficas canciones comparten escenario con un par que no tanto, donde se nota una pluma no tan inspirada (en las canciones originales) como la que firmó su debut. Esto, tal vez, le quita solidez como conjunto a ‘Nadie Incendia el Mundo’, alejándolo del calificativo de álbum perfecto, pero de lo que sí no lo aleja es de poder apreciarlo como un muy buen trabajo.

El disco será presentado el viernes 29 de enero en el Salón Imperial de Cailloma. Más información aquí.


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Escrito por

Nayo Aragón

nayo.aragon@lamula.pe


Publicado en

Redacción mulera

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