La visión como laberinto es la segunda exhibición individual del fotógrafo Luis González Palma (Guatemala,1957) en Lima. Esta muestra reúne Möbius (2013 ‐ 2014), su serie más reciente, y una selección de obras de las series Jerarquías de intimidad (la anunciación) del 2007 y Jerarquías de intimidad (el duelo) de 2004 ‐ 2005.  

Ambas series suponen un giro respecto del trabajo que popularizó al fotógrafo durante los años ochenta y noventa. Las primeras fotos de González Palma estaban centradas en la puesta en evidencia, mediante retratos de indígenas guatemaltecos, de las tensiones y conflictos que como ríos subterráneos corrían por debajo de las sociedades postcoloniales latinoamericanas.

En esta última muestra por el contario, el fotógrafo vuelca su mirada sobre el mundo interior, la psique e incluso espacios que podríamos llamar sagrados. En la serie Jerarquías de Intimidad, lo que prevalece es la sensación de afirmación de un mundo interior, de poblarlo, de trazar una imagen clara de este para poder asirlo. Esto está perfectamente evidenciado en la selección compositiva y material que compone cada sub-serie. Un encuadre circular en la serie subtitulada El duelo o el uso de láminas de oro y plata bajo transparencias en la que lleva por subtitulo El encuentro.

González Palma considera este trabajo es su primer proyecto realmente terminado luego que se instalara a vivir en Córdoba, Argentina. “Mi intención era explorar el tema de las relaciones en general: relación de pareja, relación con el espacio sagrado, relación con uno mismo. La estrategia elegida, si puedo llamarla así, era, por un lado, reducir al mínimo el uso del retrato frontal que había utilizado en los años 90, y, por el otro, resolver las ideas que tenía realizando pequeñas puestas en escena en espacios particulares utilizando muebles, sillas u otros objetos que simbolizaran experiencias relacionadas con la soledad y el desamparo”, dice.

La serie Möbius propone una sutil mirada sobre la construcción del yo colectivo e individual, en la que vuelve sobre sus imágenes del período 1989-2000 y las interviene con líneas y figuras geométricas. “Möbius, es una serie reciente, en donde deseo relacionar o fusionar, dos formas, en apariencia antagónica, de representación que se han dado en América Latina, la abstracción geométrica y la figuración. En mi caso, el uso de mis retratos con gran carga emocional y lirismo funcionaban perfectamente para esta exploración”, afirma González Palma.

En Möbius, el uso del hilo y la costura como metáfora sobre la construcción de la identidad (ajena y propia) es algo muy marcado y termina por englobar distintas formas de aproximación respecto de los elementos que proporcionan las bases de esta construcción. Para el artista, “los hilos rojos en realidad terminan siendo sistemas circulatorios inoperantes, unen pero de una forma desordenada y hasta cierto punto caótica. Cosen heridas, suturan rostros pero es un trabajo a medias, sostienen muy precariamente”.

En ambos casos se trata de exploraciones que se desvían por los senderos menos recorridos de las posibilidades que su propio trabajo ha abierto durante años. Y en ese sentido, aunque crónologicamente sucede lo contrario, la serie Möbius parece un paso previo a Jerarquías de intimidad en términos de proceso creativo. Para González Palma esto se debe a “[…] la reutilización de ciertos retratos icónicos de mi trabajo, principalmente de finales de los 80 y los 90. Pienso que todo mi trabajo es un diálogo con mi propia historia creativa y con la historia del arte, mi obra es una reflexión que tiene que ver con las distintas formas de representación que hemos utilizado para poder comprender el mundo, tanto privado como público, y también se relaciona con explorar, desde distintas perspectivas, la idea de percepción de lo que hemos llamado "realidad", algo que es fundamental para mí. Viéndolo así, el orden cronológico no tiene mucho sentido, las obras pueden ocupar un tiempo u otro, pueden alternarse, pueden ser anteriores o posteriores ya que están ínter relacionadas en estos puntos”.

Es tentador superponer los temas de colonialismo y post-colonialismo, en los que González Palma es un referente, a la intimidad de sus fotografías más recientes. Ronda en la muestra la idea de una colonización o descolonización de uno mismo, del territorio ambiguo e insondable que es el mundo interior. Sin embargo es claro que lo que aquí se propone, surge de una inmediatez orgánica; y está más cerca de una aproximación espiritual en el mejor sentido del término.

La línea la demarca el propio González Palma: “[…] No hago mi obra para colonizar o descolonizar mi mundo interior. Son términos tan cargados de connotaciones que no sé cómo lidiar con ellos. Como dije anteriormente, la razón de toda mi experiencia creativa es la búsqueda de sentido, el explorarme a mí mismo con el propósito de producir en el otro una especie de íntimo acontecimiento que le permita verse sorprendido ante sí mismo, ampliando sus formas de percepción sobre lo que llamamos real, para repensar temas relacionados con la idea de estereotipo, de lo culturalmente impuesto, del misterio, del enigma de saberse vivo y frágil”.

La visión como laberinto de Luis González Palma va hasta el primero de abril en la galería El Ojo Ajeno del Centro de la Imagen [Av. 28 de Julio 815, Miraflores], de lunes a viernes de 9 a.m. a 9 p.m. / Sábados de 9 a.m. a 3 p.m. El ingreso es libre.

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