Ha aparecido en la última edición de The Economist un artículo sobre la gestión presidencial de Ollanta Humala en el Perú. En él, se achacan los problemas de Humala a su timidez: no puede hacer reformas porque es tímido, no puede desligarse de los escándalos de corrupción porque es tímido, no puede conseguir estabilidad económica sin recortar derechos porque es tímido.
Si The Economist es algún indicador de cómo nos ve el mundo de afuera, debemos concluir que el Perú es un país que "ha perdido la fe en sus líderes políticos", pero que tiene "tecnócratas capaces para manejar las políticas socio económicas".
Más allá de esto, lo que nos interesa es que el semanario británico ofrece una visión panorámica en la que los escándalos y conflictos individuales se convierten en parte de un plano más general. Desde dentro, puede ser difícil apreciar la gestión (2011–2016) de Humala desde ese punto de vista más alejado, y por eso es útil tomar nota de las tendencias que postula The Economist:
- Humala postuló en 2011 con una postura de centro izquierda cuyo eslogan era La Gran Transformación. Sin embargo, para ganar la segunda vuelta prometió transformar todo, menos el liberalismo económico.
- Sus acciones más recientes han respondido a un "populismo de centro derecha: el modo automático de los políticos desde la década de 1990".
- El gobierno ha sido esquizofrénico en su elección de líderes (ya van seis primeros ministros) y no logra desprenderse de los escándalos de corrupción y de intriga.
- La única función del Ministro del Interior Daniel Urresti ha sido "elevar los ratings de aprobación comportándose como un comisario hiperactivo, buscando los titulares mientras el crimen empeora".
- Es urgente que los proyectos de inversión pública que el gobierno de Humala trata de promover se hagan realidad, ya que el fin de nuestro boom de materias primas ha reducido a la mitad nuestro crecimiento económico del año pasado –y no hay razón para creer que volverá a subir este año–. El Ministerio de Economía ha perdido credibilidad al "diagnosticar erradamente un shock estructural permanente como si fuese una baja temporal de demanda".
- Esto último ha llevado a invertir en inyectar dinero a la economía en vez de tomarse en serio la inversión en una reforma de la educación y el sector público en general.
- Aceptando la necesidad de reformas económicas, Humala ha hecho algunos 'tímidos' esfuerzos por tomar una dirección (aun más) liberal, como el Régimen Laboral Juvenil. Sin embargo, y dadas las marchas de miles de estudiantes, "el Congreso decidió que no valía la pena tanto escándalo", y lo derogó.
- El riesgo más grande que corre Humala en sus últimos 18 meses es perder control sobre el Congreso: aunque inició con 47 de 130 escaños, 13 han abandonado el partido de gobierno, especialmente gracias al giro hacia la derecha. Esta pérdida podría inmovilizar su gestión por el próximo año y medio.
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