La más reciente exhibición de Piero Patrón Lecca está compuesta por una serie de fotografías realizadas en todo el Perú. El fotógrafo registra los paisajes de las playas de Lima, Piura y Tumbes, la sierra central, y el desierto de Ica y Nazca.
Abarcar esta diversidad de paisajes y condiciones meteorológicas es un esfuerzo grande. A pesar del cada vez más borroso límite entre la fotografía documental y la artística (dejemos de lado esta discusión por un momento), es natural esperar que las imágenes capturadas se correspondan con el espacio que registran. Me refiero a un tratamiento compositivo que surja desde la propia naturaleza que se fotografía. Especialmente si, como en este caso, las fotos se concentran en paisajes donde la ausencia de toda vida humana o animal es la premisa.
En su búsqueda por el paisaje primigenio, Patrón Lecca parece haber decidido ignorar las condiciones intrínsecas de cada espacio, para construir imágenes que en términos compositivos parecen concebidas exactamente desde una misma matriz. Esto a primera vista podría leerse como una virtud. La mirada del fotógrafo está presente en todas las imágenes, podríamos decir. Pero lo que sucede aquí está lejos de ser la aparición palpable de una mirada individual. Más bien, se trata de una mirada/una composición carente de identidad, y eso fácilmente puede confundirse con un sello personal. Pero en el caso de Patrón Lecca, esto no parece responder a una preocupación determinada.
El grueso de imágenes son vistas horizontales de paisajes que en su área central enfatizan un punto de fuga o una elevación de terreno. En el caso de las fotografías de construcción vertical, sucede exactamente lo mismo: todas están articuladas a partir de la misma formalidad. Una formalidad que se trasluce completamente desafectada y sin ninguna clase de compromiso con lo que registra.
Finalmente lo que prevalece es un modo de componer que normaliza todos los paisajes fotografiados. Y entonces cabe preguntarse, ¿es desde ahí que Patrón Lecca quiere referirnos a lo primitivo? ¿O se trata de una tara técnica?
Algunas imágenes, además, parecen haber sufrido un problema de resolución versus tamaño, lo que contribuye a la sensación de que estamos frente a un montaje descuidado. Esto, sumado al número excesivo de piezas en un espacio tan reducido, sugiere la ausencia de una curaduría razonada. Y para confirmarlo, basta con notar que el texto curatorial no está firmado.
Paisajes Primitivos es una muestra del sintomático momento que atraviesan ciertas galerías y centros culturales. Así como un poemario no es una agrupación de poemas, una exhibición no es una reunión de imágenes.
Paisajes Primitivos de Piero Patrón Lecca va hasta el 25 de enero en la sala Siete Setenta del Centro Cultural Ricardo Palma [Av. José A. Larco 770, Miraflores] de lunes a domingo desde las 11:00 am. hasta las 11:00 pm. El ingreso es libre.
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