Debido a su trayectoria, Javier Prado es un nombre representativo en el humor gráfico peruano contemporáneo. Su trabajo, presente en algunos de los principales diarios del país, ha servido para ilustrar la siempre caótica realidad política y social que nos ha tocado vivir. Le preguntamos por sus reacciones y opiniones luego del atentado terrorista contra el semanario francés Charlie Hebdo en París este miércoles, y esto es lo que nos dijo.
¿Qué significa “Charlie Hebdo” para ti, como humorista?
Charlie Hebdo, tiene ya un antes y un después. Antes me parecían libérrimos, iconoclastas, retaban constantemente mis propias creencias en la forma de hacer humor, cuando empezaron las amenazas los ataques a partir de la publicación del dibujo de Mahoma (surgido en un diario de derecha en Dinamarca ) me di cuenta que eran coherentes con su forma de pensar y que el humorismo reta constantemente al poder como esencia independientemente de su posición política y que no necesariamente arranca risas en todos lados. Ahora Charlie Hebdo es un símbolo, de que la libertad de expresión debe ser ejercida a pesar del miedo, amenazas grandes o pequeñas, sino no sería expresión.
No estoy pidiendo el martirologio de todos mis colegas, sino que este trágico suceso abre el un debate mucho mayor donde el papel del humor tendrá que estar comprometido con valores como la libertad, igualdad y en contra siempre del fundamentalismo, y el poder mal ejercido.
Por lo tanto quizá solo resta reconocer al humorismo dentro de las profesiones de alto riesgo y vivir con ello.
¿Qué significa lo sucedido, a nivel personal y profesional?
Fue impactante, la incredulidad cambió pronto a la sensación de frustración y pena. Luego he tratado de entender… He leído mucho sobre el tema y he podido observar cómo la ideología tanática está presente de uno u otro modo en nuestra sociedad, tratando de justificar la matanza. El "correctismo político" y la intolerancia no son sino lados afilados del mismo cuchillo del fundamentalismo.
El sentido común ha sido reemplazado por el miedo y eso hace ahora que las víctimas resulten siendo las culpables de su tragedia. Digamos que en plena campaña para las elecciones un partido político me advierta que no me meta con su líder porque me van a "mandar la moto" y yo continuo igual criticando, luego me dan una paliza. ¿Qué va a decir la gente: "que yo me lo busqué", que es mi culpa por ofender su posición política y su derecho a ser elegido, a pesar de ser conocido de qué pie cojea? Que a uno le avisen que lo golpearán, si dibuja opinando en contra, no hace que sea justificado que te agredan físicamente.
Por miedo entonces deberé de dejar de criticar a un líder, luego al otro, luego seguirá no meterme con el auspiciador, con una idea que está mal. Hacer dibujos críticos aun y a pesar de las amenazas no es una provocación, es el ejercicio fundamental de tu libertad para opinar sin que se vea amenazado tu derecho a vivir.
Hay una frase muy bonita en alguno de los artículos que leí, que se resume en "Dios no se ofende si lo dibujas, pero si matas a uno de sus hijos sí". Comentar una ideología o una religión no debe de ofender a nadie, hay que combatir las ideas con otra ideas. El humor es ficcional. Cuando uno dibuja a un personaje, no está directamente atacando al personaje, sino a lo que representa o a la idea expresada. Como atribuir toda la dignidad o divinidad de un dios en un monigote impreso. Es humor, no es cosa seria, sino dejaría de ser humor.
¿Cuál es el futuro/rol del humor gráfico en este contexto?
El futuro, podría ser sombrío si nos olvidáramos de reír, si temiéramos reír. En vez de tratar de hablar de los límites del humor, deberíamos hablar seriamente sobre los límites del fundamentalismo, la explotación del hombre por el hombre, la mala distribución de la riqueza. Es cierto que el humorismo grafico debe saber escuchar a la gente, ser empático con su acontecer social, pues es su función interpretar cómo se sienten —sobre todo en lo que los frustra— y debe, con su opinión, ayudar a motivar cambios, o desnudar errores, a nivelar a los que se sienten poderosos, y en el camino no creerse uno de ellos.
Las redes sociales han abierto espacio para la critica, el comentario, imprimen una nueva dinámica, un cambio de escenario, ya no existen torres de marfil para la opinión. Se han acelerado y disminuido los tiempos de duración del humor coyuntural, tus imágenes pueden ser descontextualizadas o transformadas sin que se pueda evitar. Por otro lado, el humor se ha democratizado, ya no hay que saber dibujar necesariamente para hacer humor, basta con una foto y un texto para un meme. Y la censura se está volviendo obsoleta. Es tiempo de cambios y el humorista debe remontar la ola y no ser arrastrada por ella. Ahora hay que saber trabajar para multiplataformas, ser mas dinámicos, más desprendidos con tu arte, pero si haces humor político, es seguro que no debes de olvidar jamás señalar cuando el rey va desnudo.
- notas relacionadas en lamula.pe
Jesús Cossio: "Los dibujos de Charlie Hebdo estaban hechos para joder"
Carlín: "Los fundamentalistas jamás van a hacer suya la crítica"
Piero Quijano: "El mejor homenaje es seguir bombardeando al poder"
Miguel Det: "Por #CharlieHebdo, debemos luchar contra la intolerancia local"
Álvaro Portales: "Esto no amedrenta; da más ganas de mandar a la mierda a la autocensura"
El humor, la forma más inteligente de resistencia
Y aquí, toda la cobertura de LaMula sobre el atentado contra Charlie Hebdo