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El humor, la forma más inteligente de resistencia

Una conversación con Nicolás Yerovi, director de "Monos y Monadas", heredero de una larga tradición de crítica con sonrisas y agudo observador de la política peruana, desde la risa y la ironía.

Publicado: 2014-04-06

Humorista, dramaturgo, periodista, poeta y novelista, Nicolás Yerovi dirige desde hace más de treinta años Monos y monadas, la revista festiva de más larga data en nuestro idioma. A pesar del tiempo transcurrido, la revista sigue cautivando a un público que confía en un humor inteligente, travieso, distinto con el que nos bombardean a diario los medios de comunicación masiva.

(Foto: Bruno Sánchez)

Nicolás, tú has sido uno de los principales humoristas peruanos a lo largo de casi cuatro décadas, a través de gobiernos de todo tipo, en contextos políticos y sociales que han ido cambiando. Me pregunto, ¿para ti el humor es una forma de resistencia?
Sin la más mínima duda y la más inteligente.
¿Qué caricaturistas te gustan?
Tengo predilección por mis compañeros de la revista, de todas las generaciones. Leo diariamente a Carlín, a Alonso Núñez, a Javier Prado y me solazo y me congratulo. La verdad es que si no hubiera por esa ocurrencia que me vino a la mente después de perder a mi padre, quizá nuestras vidas hubiesen sido distintas. Probablemente sería un profesor universitario y escribiría poemas líricos y publicaría de tanto en tanto. No sé cómo he terminado escribiendo cerca de tres mil columnas en verso octosílabo consonante y siempre tomando a un personaje público día por día a comentar, desde el 2002 al 2010. Esto es algo que a mí mismo me asombra, como las cuatro comedias en verso para treinta y cinco personajes, con música en vivo. Siempre he tenido debilidad por lo que no suele hacerse, como un desafío personal.
¿Por qué crees que ese tipo de humor sobrevive en estos tiempos en que los medios de comunicación nos bombardean con un humor burdo?

Presumo que la inteligencia va a sobrevivir a todas las chusquedades y a las manipulaciones de quienes están interesados en convertir a la gente, día a día, en personas más carentes de ilustración, cada vez más analfabetas. 

¿Cuál es tu opinión sobre los programas cómicos que se ven en la televisión peruana?
Te diré que no veo programas cómicos desde los tiempos de El tornillo. Su pobreza es tal que me da vergüenza ajena. Me da la impresión de que se presume la estupidez generalizada y se trata de cultivar ese taradismo. Además, como el deterioro de la educación ha ido en franco crecimiento desde hace muchos años, entonces los programadores de la señal abierta deben partir de la premisa que cuanto más torpe, elemental, vano sea el contenido va a ser mejor apreciado por el gran público… o lo presumen o lo pretenden.
¿Dónde queda la ética?
En los últimos tiempos en la ética del dinero, que está en boga: tanto tienes, tanto vales. Y el propósito es gobernar una gran masa de bóvidos. Cuanto menos piense la gente, cuanto más viva satisfaciendo sus necesidades más elementales, será más fácil de ser arreada... Ya no gobernada, arreada. El gran interés económico tiene que ver con el gran medio de comunicación masiva.
¿Pensaste en llevar Monos y monadas a la televisión?
Sí, pero en los canales querían que el humor debía ser como el de los programas cómicos… Así es que dejé el asunto ahí.
¿Qué ves en las portadas de los medios escritos cuando te paras en un quiosco?
Veo una gran decadencia. La concepción de los medios de comunicación impresos es muy pobre. Quienes ejercen el periodismo lo hacen siguiendo la lógica de los tiempos modernos: vamos a enriquecernos dándole a las grandes masas sin capacidad de discernimiento lo más simple, lo más estúpido… dándole gloria a seres intrascendentes que son “calatos” de paso por cualquier medio masivo televisado.
¿Por qué se relanzó "Monos y monadas" en los años 70, una revista que tu propio abuelo ya había fundado setenta años antes?
Eso lo he pensado varias veces y creo que la conclusión es simple: mi padre fallece el 22 de noviembre de 1975 y yo hasta entonces tenía la idea de ser un poeta lírico, por eso estudiaba mi doctorado de Literatura y me interesaba enamorar a las muchachas y hablar de mi mundo interior. Pero poco después de la partida de mi padre, concluí que había una veta sostenida curiosamente por mi padre y heredada por mi abuelo (el periodista Leonidas Yerovi) y mi bisabuelo (el también periodista Agustín Leonidas Yerovi), la veta de la creación y de la poesía festiva, satírica, sarcástica. Es así como en febrero de 1976 conversando con mi amigo el poeta Toño Cisneros comentamos la aventura de Monos y monadas, fundada en 1905, en la que estuvo también su tío abuelo, Luis Fernán Cisneros, y convinimos en continuar esta tradición. ¿Por qué no hacerlo?
Esto fue en la época de la dictadura militar de Francisco Morales Bermúdez…

Sí. Justo en ese momento el Gobierno militar, que había concluido que debía dar paso a los civiles y a una nueva Constitución, también promulgó una norma que permitía la reaparición de publicaciones antiguas. En mi candor pensé que tratándose de una revista que ya entonces era la de más larga vida en el periodismo peruano con ciento ocho ediciones sería más sencillo “continuarla” antes que fundar una nueva. Entonces utilicé la revista que fundó mi bisabuelo cuando tenía 22 años junto al caricaturista Julio Málaga Grenet.

Por otra parte, mi padre había conservado la tradición irónica, satírica, festiva, heredada de su padre, pero en las ondas de la radio que era la moda entre los años cuarenta y sesenta, conduciendo un programa cotidiano en Radio Victoria, de lunes a viernes de 1 a 1:20 p.m., donde ironizaba acerca de los acontecimientos de cada jornada. Entonces encontraba vasos comunicantes enormes. Mi idea era perennizar la obra de mis ancestros y cumplir labores esenciales del periodismo festivo. 

del archivo de Mario zolezzi

¿Cuáles son esas labores?
Hacer reflexionar al público, comentar con inteligencia e ironía sobre lo que ocurría en el país y en el mundo. De esta manera, sancionar todo poder, que cuanto más absoluto más enloquece a quien lo detenta… Sancionar al poderoso con una carcajada, haciendo reflexionar al gobernado acerca de los abusos en que puede incurrir quien se siente dueño del destino del mundo y de la gente. Es decir, una labor punitiva: la carcajada. Además, conseguir que el endiosado se sienta mortal y que los civiles, los ciudadanos, adquieran consciencia de que tienen por lo menos el derecho de tomarle el pelo a quien funge de Dios.
¿Quiénes más te acompañaron en esta aventura?
Los primeros colaboradores de la revista fueron Lucho Freire, que escribía una columna en el diario La Prensa, controlado por los militares. También Juan Acevedo que luego se pasó a San Marcos… Hacíamos tal bulla con nuestras carcajadas cada vez que nos juntábamos a conversar que los catedráticos mandaban a un alumno para que nos diga que nos vayamos a otro patio… Hacíamos tal escándalo con Juanito que de ese otro patio también nos pedían irnos, así es que terminábamos conversando en la calle. También estaba Lorenzo Osores. Fuimos nosotros cinco (Toño, Juanito, Lucho, Lorenzo y yo) los que comenzamos la revista.
¿Y cuándo salió el primer número?
Salió en abril de 1978, justo vino el primer paquete económico el día de la madre en mayo y vino nuestra primera quiebra después de esperar seiscientos ocho días la licencia de publicación. Dos años se demoraron los militares en dárnosla.
¿Persistieron?
Ante nuestra terquedad aparecieron nuestros amigos Rafo León, Fedor Larco, Salvador Velarde, Maroé Susti, Mario Acha… De pronto éramos tantos que ya no cabíamos en mi casa, que era la oficina de Monos y monadas. El solo hecho que apareciera una edición más era motivo de celebración: todos estábamos vivos, no estábamos presos, no nos habían deportado… fue muy divertido… arriesgado y divertido, hasta que me pusieron una bomba en la casa.
¿Por qué?
Hubo rumores de que iba a ver un golpe al interior de las Fuerzas Armadas, que el general Pedro Richter Prada, presidente del Comando Conjunto, iba a deponer a Morales Bermúdez… Por esa época yo me acaba de casar y había aprendido a entretenerme con otras parejas jóvenes jugando naipes. Yo nunca había jugado naipes… aprendí ese juego que se llama golpe. Entonces, en una reunión conversando sobre ese rumor se me ocurrió plantear una caricatura que luego se publicó en la que estuvieran jugando golpe Richter Prada con Morales Bermúdez, en donde Morales le pregunta a Richter “¿Golpeas?” y este le contesta “No, robo”… Y ahí vino la bomba… Fue muy cálido ese gesto. Pudieron sancocharnos porque fue incendiaria. Nunca se conoció el autor.
¿Has tenido empatía con algún político, gobierno…?

No existe administración en el Perú a la que no le hayamos tomado el pelo de una manera muy democrática. Es más en dictaduras como las de Fujimori o la de los militares en los años setenta se han cobrado venganza de muchos modos… Tengo una novela secuestrada hace más de quince años por Montesinos. Todo planeado por él para hacerme daño del modo más duro para un escritor: impedir que publique. 

del archivo de mario zolezzi

¿Te has sentido acosado en algún momento?
Cómo no. Además de los militares las amenazas de Sendero, del MRTA… Los atentados hipócritas del régimen pseudo democrático de Fujimori que te atacaba utilizando el Poder Judicial: ese ha sido pan comido para mí.
¿Ha cambiado el trato del humor de la propuesta original de Monos y monadas?
Muy poco, cambió el estilo en el arte de dibujar. Monos y monadas se hacía originalmente en linotipo, pero ahora está todo computarizado. Quizás en los tiempos en que mi abuelo la dirigió las cosas eran más sencillas en términos de sobrevivencia de la publicación. Lima vivía una suerte de auge y el Perú en general a inicios del siglo XX, después de que el régimen del ex presidente Nicolás de Piérola ordenara las cuentas de la nación a finales del siglo XIX, y facilitó que la revista contara con una gran cantidad de anunciadores muy grandes. Además en Monos y monadas colaboraron todos los talentos con los que contaba el país… inclusive rivales públicos como el poeta Manuel González Prada y el escritor Ricardo Palma hasta poetas como Rubén Darío, Amado Nervo y Leopoldo Lugones. Había una gran cantidad de avisaje, situación que a fines del siglo XX en medio de la hecatombe económica, política y social del país era prácticamente imposible obtener.
¿El contexto de fines del siglo pasado produjo que cambiaras la forma de plantear las caricaturas y el humor?

No, creo que el principio es el mismo. Monos y monadas desde su fundación hace 109 años se planteó como dice en su primer editorial como una publicación que celebra la alegría de estar vivos, además de reunir el arte y el comentario de lo que ocurría en el país y en el mundo con un toque de sarcasmo, de gracia, de travesura… Nunca agravió, nunca insultó, ni lo hará. El espíritu desde que la retomé en todo momento ha sido el mismo: travesura, gracia, ingenio, talento, celebración del hecho de estar vivos y de ser peruanos, situación que fue muy difícil en los últimos años del siglo pasado. Jamás la revista lanzará insultos ni ordinarieces como diría mi abuela.  

Con sus quinientas cincuenta y seis ediciones es la revista festiva de más larga vida de todo el periodismo en lengua española.

¿Qué buscas con una esta revista?

La ironía lleva a reflexionar a las personas y a punir con una risotada a los abusivos. Además, con los años se ha venido a confirmar que el ejercicio del sentido del humor es terapéutico. Es verdad que tomando las cosas con sentido del humor, terminas viviendo de mejor modo. Tienes el inapreciable beneficio del bienestar. Aún en los momentos más difíciles de la vida personal, social y política puedes sobrellevarlos mejor. No te olvides que de que Monos y monadas cuando reapareció después de setenta años costaba 30 soles de oro y ahora cuesta cinco nuevos soles… en ese lapso ha habido nueve ceros, ¿no? Es decir, mil soles de oro se convirtieron en un inti y mil millones de intis se convirtieron en un nuevo sol, de tal manera que sobrevivir a eso no ha sido poca cosa… Además de los coches bombas, apagones, falta de agua, la inminencia de la disolución del Estado… Creo que esas ocurrencias, miles de ocurrencias, han ayudado a que los peruanos que hemos llegado en el siglo XXI, pese de haber vivido las tres últimas décadas del anterior siglo en edad adulta, seamos personas que hemos sobrevivido en virtud del sentido del humor, porque quien no tenía sentido del humor estaba destinado al manicomio, al camposanto o al extranjero como los tres millones de peruanos que se fueron y ahora son cuatro. El sentido del humor cumple para los peruanos esa propuesta terapéutica.

del archivo de mario zolezzi

¿Recuerdas alguna anécdota en especial?
Recuerdo que para el centenario de Monos y monadas, en 2005, el Congreso organizó una exposición en el salón de los pasos perdidos de cien carátulas expuestas de la revista de todos los tiempos. Y organizaron una mesa redonda en la que uno de sus ponentes fue el ex presidente de facto Morales Bermúdez. Él contó que se negó a firmar el decreto que ordenada mi deportación hasta en tres ocasiones porque, si bien se lo proponía su comité de asesores (COAP, Comité de Asesores de la Presidencia), un selecto grupo de militares de las tres armas, que elegían a quienes deportar. La razón de que Morales Bermúdez no haya firmado mi deportación fue porque consideraba que quien se reía en los quioscos mirando las carátulas de la revista era un peruano menos propenso a una sublevación, un acto violento, que quien dejaba de mirar las caricaturas de Monos y monadas. Además, comentó que si por él hubiese sido me hubiera nombrado psiquiatra nacional, hecho que me demostró que con los años algunas personas se vuelven sabias.
¿Tienes algún otro proyecto actualmente?

La verdad que no puedo quejarme, al punto de tanta gratitud por parte del público, que me ha llevado a emprender algo insólito en mi carrera —e importante— es el empeño de crear la Sociedad Promotora del Patrimonio Cultural del Perú… que comprenderá toda suerte de patrimonios, no solo los monumentos y restos arqueológicos, las maravillas naturales, todo nuestro acervo literario, musical, plástico, con el fin de promover nuestra cultura creando películas, documentales, cortometrajes, y una serie de eventos culturales que hagan sentir orgullosos a los peruanos de lo que tienen, porque creo que esa es una deuda que tengo con mi patria.

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Escrito por

José Agustín Haya de la Torre

Curioso y fragmentario.


Publicado en

Redacción mulera

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