Le preguntamos a Piero Quijano, uno de los más celebrados ilustradores políticos peruanos, por su reacción ante el ataque a las oficinas de la revista Charlie Hebdo, que le costó la vida a cuatro colegas suyos. Quijano, quizás el artista gráfico local cuyo estilo y espíritu se acercan más a los de la publicación francesa, conoce bien el enfrentamiento con el poder y la censura. Y el suyo ha sido un largo seguimiento de la gráfica de Charlie Hebdo y los artistas asesinados. Poniendo lo ocurrido en contexto, hace aquí un llamado a la continuidad de la crítica, contra cualquier amedrentamiento y contra toda violencia. 

Mi primera reacción es de mucha pena por todos los muertos y no solamente por los dibujantes, (pero entre ellos Cabu era uno de mis favoritos, vi su trabajo cuando tenia 15 años y me daba envidia), después me da cólera por lo absurdo y torpe de esta matanza sin sentido, que parecería fácil de explicar desde la ultraderecha patriotera francesa y europea en general. 

foto: ana cabrera

Hay por supuesto una tendencia general a no tolerar la crítica; el tipo de sátira que practicaba Charlie Hebdo no discriminaba a católicos, musulmanes, judíos, ancianos, enfermos, mujeres, niños, etc. Se sabían un blanco fácil y directo para la venganza y se la estaban jugando, tal vez no imaginaron que esto ocurriría, y si lo pensaron no calcularon en qué momento y los agarró totalmente desprevenidos.

La Iglesia Católica, la comunidad judía, el poder económico y los partidos políticos se deben haber sentido insultados siempre pero no en real peligro. De todas maneras están a cargo del poder real. De la misma forma los ayatollahs y jeques y jefes militares del mundo musulmán no deben haber sentido que les tocara la burla feroz, por la distancia geográfica y cultural. 

Pero la cantidad de inmigrantes pobres cuyos hijos nacidos en Francia tuvieron siempre dificultades en adquirir la ciudadanía, esa comunidad constantemente humillada y reprimida por la policía, los medios de comunicación, las jerarquías eclesiásticas de las otras religiones y los diversos estereotipos de la clase media bienpensante, eran víctimas reales y palpables. No se trata de relativizar el asesinato, solamente de señalar en qué condiciones se produce: nadie está bombardeando el Vaticano ni el Palais de l'Élysée ni las sedes del poder financiero (lástima esto último), en cambio esa misma población civil está siendo asesinada masivamente vía delivery. 

Dicho esto, la sátira no puede ser bien intencionada, tampoco selectiva,ni tiene plan de jubilación, Charb, Cabu, Tignous y Wolinski cayeron en su ley y el mejor homenaje de los humoristas y dibujantes es seguir bombardeando al poder. Y asumiendo que eso no viene con la Légion d'honneur del gobierno francés.


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Y lee aquí toda la cobertura de LaMula.pe sobre el ataque a Charlie Hebdo.