¿Debería sorprendernos? Después de pasar del "Agua sí, oro no, ¿ustedes toman oro o toman agua?", al "rechazamos posiciones extremas, nosotros proponemos el agua y el oro", la verdad es que ya nada sorprende a todo aquel que en el 2011 votó por un Ollanta Humala que se encargó de repartir promesas en cada rincón que pisó en campaña. Por el contrario, hoy son cada vez más aquellos que cada día, desde el 28 de julio de ese mismo año, ven como se ha ido convirtiendo en lo que hoy no tienen miedo de gritarle: un traidor.
¿La última de sus perlas? La ley que, bajo el pretexto del crecimiento económico y la supuesta formalización, recorta derechos laborales a los jóvenes menores de 24 años. Esos que según su brillante teoría 'viven engañados por la teoría de derechos que nadie respeta'. O sea, que como nadie los respeta, él, ¡que representa al Estado!, no va a hacer que se respeten, sino que va a crear una ley que se acomode a las empresas para que estas le hagan 'el favor' a la juventud de darles una chambita, ¿no?
¿Dónde quedó ese candidato que prometía la estabilidad a todos los jóvenes?
¿Y este que quería hacerse el comprometido poniendo su cara de indignado mientras trataba de adivinar cuánto cuesta un jornal y cuántas horas se trabaja (porque ni eso sabía)?
Mira el video aquí
"¿A los jornaleros les pagan dominical? ¿Seguro médico? ¿Repartición de utilidades a fin de año? Entonces para que el Perú avance tenemos que corregir la precariedad laboral"
Eso, presidente, eso. Se ve que se está esforzando...
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