Hace exactamente dos meses que 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa no volvieron. Hace dos meses que en México se exige justicia a un gobierno que solo dice que 'hace todo lo posible', pero que en la práctica solo busca lavarse las manos de uno de los hechos más abominables de la historia reciente de ese país. Hace dos meses que se oye el grito: 'vivos se los llevaron, vivos los queremos'.

El mundo se indigna con la viralización de nuevas imágenes de la represión a la multitudinaria protesta del 20 de noviembre en el Zócalo de la Ciudad de México, hasta donde llegaron decenas de miles de personas que se movilizaron por toda la ciudad para exigirle al presidente Enrique Peña Nieto y solidarizarse con los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos en manos de las fuerzas del Estado.

El repudio internacional se ha acrecentado, luego que se difundieran fotografías e imágenes de supuestos infiltrados del ejército en las movilizaciones. Vestidos de civiles y encapuchados, su objetivo habría sido atacar a los manifestantes un vez que la marcha llegara hasta el Zócalo ya caída la noche, para de ese modo generar una reacción que produzca enfrentamientos y la policía pueda justificar su intervención.

En este video puede evidenciarse el sentido pacífico de la marcha y el pedido constante a no cubrirse el rostro durante la misma para no darle coartada al gobierno de Peña Nieto, sin embargo, las imágenes de la noche en el Zócalo comprueban la teoría de los infiltrados. Esto es lo que el gobierno mexicano no quiere que se vea:

A través de redes sociales como Twitter se difundieron fotografías que comprobarían que el ejército infiltró sujetos en la manifestación, llevándolos hasta el mismo centro del DF en camionetas militares.

En jaque

A inicios de esta semana, estudiantes tomaron dos estaciones de radio para poner en jaque a Peña Nieto: tiene hasta el sábado para dejar el cargo. De momento desde su administración se han anunciado cambios 'donde hay debilidad en el Estado mexicano y particularmente en los municipios', pero estas declaraciones no convencen en un país que viene esperando ya dos meses por justicia.

Una incredulidad perfectamente entendible si al hacer un repaso de lo sucedido hasta ahora, se comprueba que es poco o nada lo que se ha hecho para esclarecer lo sucedido. El gesto del presidente mexicano sigue siendo el mismo como el que mantenía aquí, cuando hace semanas el padre de uno de los estudiantes que logró salvarse le exigió que dimita en su propia cara.

Quedan pocos días para que Peña Nieto decida. O deja el cargo frente a actos que comprueban que el país se le ha ido de las manos, o sigue mirando a este con el mismo gesto con el que demuestra que le importa poco el sufrimiento de todos aquellos que siguen gritando alrededor del mundo: "Ayotzinapa, somos todos".


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