El 2004 el gobierno de Brasil decidió ejecutar un plan de acción para disminuir la tala y quema de árboles en la Amazonía. Sin embargo, luego de diez años de control, la deforestación recobra fuerzas gracias a la presencia de los grandes propietarios de tierras, quienes poseerían cerca del 80% del territorio amazónico.  

Acciones

El primer esfuerzo por preservar la Amazonía en Brasil se remonta al 2004, cuando el gobierno del Lula da Silva emprendió un plan de acción para frenar la deforestación. Si este plan no se ponía en marcha diez años atrás, la selva brasileña podría haber desaparecido a fines del siglo XX.  

El plan consistía en crear nuevas reservas, promover sistemas agrícolas sostenibles, regularizar la propiedad de muchas pequeñas fincas y, especialmente, vigilar del uso responsable de tierras, que incluía multas y hasta embargos para los infractores. Con esas medidas se logró diminuir la deforestación por tala y quema de árboles en un 80% respecto a la media del periodo de 1996-2005. En ese entonces, todos celebraron los resultados positivos. Pero esto solo consiguió que la Amazonía ganara tiempo. Al parecer, si estas medidas no son replanteadas, el peligro de que la selva desaparezca seguirá latente.  

¿Por qué? Los especialistas detectan que, aunque el plan mencionado logró detener el avance de la tala, el 2012, sin embargo, este sufrió un cambio inverso, y, en consecuencia, comenzó a aumentar, como se puede apreciar en el cuadro:

La tala aumentó. Si esto no se logra contener, en el futuro se vislumbra un panorama desfavorable para la Amazonía brasileña. 

Fuente: El País

Según un informe elaborado por el Instituto Mediambiental de Estocolmo (Suecia), los responsables son los grandes propietarios, antes que los pequeños ganaderos y campesinos. 

Del total deforestado entre 2004 y 2011, cerca de la mitad (unos 36,000 km2) se produjo dentro de la zona de las grandes fincas, que ocupan el 80% del territorio amazónico. El otro 20% fue deforestado por medianos y pequeños propietarios y el tercio restante se produjo en “áreas remotas”, es decir, lugares a donde no llega la autoridad para verificar quiénes son los dueños. 

La forma en que sucede la deforestación también difiere entre grandes y pequeños propietarios. Los primeros, que poseen aproximadamente 7,000 hectáreas, no podrán volver a plantar de forma natural. Los pequeños, sin embargo, tienen menor impacto en las áreas arrancadas, dado que son menos degradadas. Según explica Godar: "Los pequeños propietarios mantienen mejor la tierra. Abren zonas más pequeñas donde no hay efecto borde, la zona de alrededor sufre menos la sequía y se cierra más rápidamente". 

¿Quiénes son los causantes? 

La investigación señala que, actualmente, el incremento de la tasa de deforestación se debe a que los grandes propietarios han encontrado nuevas formas de evadir la vigilancia del gobierno brasileño, dado que muchos están reduciendo el tamaño de las áreas deforestadas. Es decir, si bien antes los grandes propietarios abrían zonas enormes, ahora abren muchas más zonas, pero de menos de 25 hectáreas para no ser detectados. Con ese nuevo sistema de camuflaje, se vuelve más difícil que el gobierno pueda sancionarlos. 

Así, las cifras de la tala de árboles en Brasil podría seguir en crecimiento si el nuevo gobierno no toma medidas preventivas, acota Godar.


[Foto de portada: Jami Dwyer, vía Wikimedia Commons]


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