Jaime Parada Hoyl es un tipo cercano. De esos políticos que te miran directamente y muestran un interés real por lo que le estás contando. Habla muy rápido y por momentos da la impresión de tener la respuesta exacta antes de que termines de lanzar la pregunta. Algo que podría servir de paralelo a la lucha por los derechos LGTBI: las razones son tan claras, que no sirve demorarlas.
En 2012 se convirtió en el primer chileno abiertamente homosexual en llegar a un cargo público por elección popular. Y hoy, a mitad de su periodo como concejal de Providencia, puede presumir de formar parte del equipo que ha logrado que una de las comunas más conservadoras de uno de los países más conservadores de la región, establezca medidas que permitan una sociedad donde el respeto y la tolerancia ganan cada vez más terreno.
Hace solo unos días estuvo de paso por Lima para participar del Primer Encuentro de Liderazgos Políticos LGBTI de América Latina y El Caribe. Un contexto ideal para conversar con este historiador y activista de derechos humanos que cree en todo, menos en la invisibilidad.
- Lima se convierte en la primera sede de esta especie de cónclave LGTBI ¿Cómo ve la iniciativa de estos encuentros para líderes comprometidos con este tipo de luchas?
- Muy interesante. Espacios donde haya políticos LGTBI congregados son los más propicios para hacer un intercambio de información. Todos en la región tenemos nuestras propias realidades, temores respecto a lo que es ser o llegar a ser políticos en ambientes súper distintos. La realidad de Chile es distinta a la de Perú o Argentina y el intercambio de experiencias es el principal insumo para seguir afinando nuestras estrategias.
- Chile ha sido considerado durante años como uno de los países más conservadores de la región. Por poner solo un ejemplo ha sido uno de los últimos en legalizar el divorcio y muchos dicen que crece en todo pero manteniéndose en un 'oscurantismo valórico' como pocos. Desde los zapatos de un homosexual, ¿lo ve así?
- Hay un error de diagnóstico que incluso tienen los mismos chilenos. Nosotros utilizamos la palabra ‘cartucho’ para referirnos a lo que es conservador, influenciado por la Iglesia, y muchos dicen que Chile es un ‘país cartucho’. Yo tengo la impresión de que por lo menos esto ha cambiado en los últimos cinco o seis años. Me gusta decir que somos un país en estado de evolución cultural. Si uno se posiciona a nivel de los medios de comunicación y ve lo que pasa en la prensa, yo te podría decir que el 90% de los periodistas son pro-gay. Creo que la cultura está avanzando hacia la aceptación más rápida de los homosexuales. Hoy las uniones civiles tienen un 70% de anuencia, el matrimonio ya está sobre el 50% y el tema de la adopción cada año sube 5 o 6 puntos en la tasa de aprobación. Estamos en un escenario que se está moviendo hacia este lado de la historia. A diferencia de lo que piensan en Chile o en el mundo, ser gay es cada vez menos difícil. El problema es ser gay y desenvolverse en un entorno con poca educación.
- Usted se ha convertido en el primer político abiertamente homosexual en ser elegido para un cargo público en Chile, y precisamente en uno de los municipios más tradicionales. ¿Lo ve como un logro?
Hay quienes podrían ver mi concejalía como una proeza. En realidad, desde dentro, yo veo que fue mucho más fácil de lo que esperaba. Se han roto paradigmas que se establecen porque uno, de tanto que escucha repetir ciertas cosas, piensa que son verdades absolutas. Si logramos sacar al anterior alcalde que fue agente de Pinochet, si le quitamos un cupo a la derecha y, además, logramos que el primer homosexual de Chile acceda a un cargo de elección popular, uno tiene el legítimo derecho a cuestionar si es que realmente somos tan conservadores como creemos ser.
- En Providencia ya han empezado a abrir camino con medidas muy importantes como la de cambiar el 'concepto de familia'.
- Lo hicimos y es un paso que no se ha dado en otros municipios y ni siquiera a nivel de Estado. Derrumbar esta idea del modelo de familia sagrada que tiene la virgen María, San José, el niño, un burro y una vaca. Hoy no solo una pareja gay puede acceder a través de planes familiares que son más baratos en los servicios de Providencia, que —dicho sea de paso—, son de muy buena calidad; sino que, por ejemplo, un abuelo con su nieto o un grupo de amigos que viven juntos, también se puedan declarar familia. Se trató de romper un paradigma dentro de lo que yo siempre denomino una batalla cultural. Hay dos sistemas de valores en tensión: el convencional de los derechos humanos y el de las verdades reveladas. Yo creo que en esta batalla cultural, como la historia está de nuestro lado, el sistema de valores de los derechos humanos está logrando imponerse. Y por eso es que soy tan optimista y veo el vaso medio lleno respecto a lo que está pasando en Chile, aún cuanto falta mucho.
- Michelle Bachelet ha iniciado su Gobierno con una aparente disposición para lograr avanzar en temas como el matrimonio igualitario, abriendo un debate que permita consenso. ¿Hay esperanzas?
- La presidenta Bachelet nos quiere decir que ella va a abrirlo cuando en realidad ya está en la calle, e incluso en el Parlamento. Porque aunque no se hable y no se esté tramitando una ley de matrimonio igualitario hoy, los políticos ya hablan de esto en foros televisivos pronunciándose a favor o en contra. Esto de hacer una secuencia de que se abre el debate para luego ver ‘qué tipo de proyecto de matrimonio igualitario hacemos’ es una trampa para dilatar los tiempos.
- Cristian Loyola, concejal en la región de BioBío, renunció al partido conservador Renovación Nacional denunciando que fue discriminado. ¿Se puede ser homosexual y ejercer la lucha LGTBI desde la derecha y los movimientos políticos tradicionales?
- Ser de derecha no garantiza la homofobia y ser de izquierda no garantiza el compromiso con la agenda LGTBI. Finalmente hay conservadores de izquierda y de derecha. El problema con este concejal es que se mezclaron varias agendas. Primero que renunciaba a un partido conservador de derecha para irse a uno liberal de derecha. Luego que salía del clóset. Después que se integraba como un agente de organización gay en su región. Si bien me parece importante que los actores políticos salgan del clóset, me parece que se corre también este riesgo de co-adaptación de esa agenda. Que, por ejemplo, sean los partidos de derecha que reciben a un político LGTBI quienes instalen su propia agenda a través de él como un modo de decir ‘nosotros somos super gay friendly’. En todo partido hay gente a favor y gente en contra de los derechos LGTBI, pero hay por encima una cosa que se llama limpieza de imagen. Es como en el caso del marino que acaba de salir del clóset…
- Bueno, pero eso puede ser tomado más que nada como un gesto...
Es un gesto, pero yo no tengo dudas con esto que hay una intención de limpiarle la imagen a instituciones que son profundamente homofóbicas. Ser gay de derecha en teoría suena como un contrasentido, ¡pero en la práctica también! ¿Decir que apoyas a una senadora como Jacqueline van Rysselberghe que es la más homofóbica de Chile? Está bien, puedes ser de derecha, pero no puedes apoyar a la que trata de enfermos a los homosexuales a través de la prensa.
- Usted publicó en 2011 un texto fabuloso en The Clinic sobre el matrimonio igualitario donde exponía de forma precisa y sencilla el porqué este debía ser aprobado...
- Esa fue mi propia salida del clóset pública. Yo plasmé una serie de correos que tuve con mi sobrino en Facebook y una periodista me dijo ‘esto tiene que ser más público, tiene que llegar a más gente’. Su tesis era que el tema del matrimonio nunca se hablaba desde la empatía, sino desde el fanatismo. Le pareció que era un buen ejemplo de que este tema se podía conversar con altura de miras y afectividad familiar desde posiciones distintas, sin estar necesariamente en un ring de box.
- En ese texto señala en referencia a quienes se oponen que "el problema es de humanidad, no de posiciones teóricas. Por eso te pido, por un minuto, ponerte en los pantalones de los que son distintos". En el contexto de nuestros países que se resisten —unos más que otros—, a avanzar en el tema de la homosexualidad, ¿qué tan importante es 'ponerse en los pantalones' de otros?
- Hay varias formas de enfrentar el tema del activismo y varias de llegar a aquellos a los que no has podido llegar. Más que ir a ‘pegarle’ a la gente en los tribunales, más allá de ir a ‘azotar’ a los legisladores, lo que tiene que cambiar es la percepción y la conciencia del otro. Yo suelo decir que más importante que el matrimonio igualitario, que la ley de identidad de género o las uniones civiles, es la visibilidad. Cuando el otro es capaz de saber y entender que yo existo y que además al hacerlo tengo un grupo de necesidades y vulneraciones, a esa persona le es más fácil conectarse con mis demandas y con lo que yo soy. El ejercicio de la empatía me parece que va a provocar los cambios culturales más profundos. Para mí es más trascendental lo que puede hacer un heterosexual entendiendo a un homosexual o un trans, que lo que se puede hacer diez años discutiendo una ley en el Congreso.
- Hay otra parte que es muy buena: "Si esto cambia lo que dice el Código Civil, créeme que me da lo mismo. Para eso están los legisladores, para que hagan la pega. Si hay que cambiar 10 mil artículos, de 3 códigos distintos no es mi problema"
Claro, ¡los elegimos para eso! (risas)
- La menciono porque nunca faltan los argumentos como 'hay cosas más importantes en las que los políticos deben ocuparse', u otros como 'la sociedad no está preparada, hay que ir por pasos'. ¿Cómo tomarlos?
- Hay varios argumentos que son muy tramposos. Por poner solo un ejemplo, el ‘vamos paso a paso'. Los derechos son negados hoy, la necesidad es hoy. Los derechos tienen que ser entendidos como un conjunto, como algo consustancial a la persona y esta no es vulnerada en sus derechos 'pasito a pasito'. Esta teoría de ‘vamos creando espacios’, ‘vamos abriendo de a poquititos sin generar mucho roce’ es más bien una excusa para no hacer las cosas. Y ese argumento de 'la sociedad no está preparada', yo le pregunto al que dice eso: ¿Quién define el día, la fecha y la hora de cuándo la sociedad está preparada? Vas a ser tú, el conjunto de la sociedad, o bien entendemos esto como un proceso de larga duración, donde la preparación de la sociedad está yendo a la par con los avances sociales como el reconocimiento por parte de los medios, la aceptación de las uniones de hecho y muchos otros. Esos argumentos son solo falacias usadas como maniobras dilatorias para no ir hacia la consecución de derechos plena.
- Hay quienes también desearían ser más radicales, llevar el cambio de golpe y que sea la sociedad la que se acostumbre
- Yo creo en un punto medio. La ley tiene que obedecer a un grupo de necesidades sociales que existen, sí, pero hay que visibilizarlas. Y en eso hay que ser muy activos.
- ¿Las instituciones religiosas llevan también en Chile la bandera opositora a los derechos LGTBI?
- Nosotros estamos luchando permanentemente contra los católicos y cada vez con más fuerza contra los evangélicos, porque han resultado ser grandes enemigos de la causa.
- Recuerdo una marcha en el centro de Santiago donde los evangélicos no dejaban que sus 'fieles' declararan a la prensa...
- Claro, porque saben que comunicacionalmente no funciona ese discurso.
- ¿Sigue siendo dura la lucha contra este tipo de instituciones?
- La iglesia católica ha perdido gran parte de su credibilidad. Las cifras que hablan de su escasa aprobación son directamente proporcionales al crecimiento de la conciencia de que existe un grupo de valores que son derechos humanos. Eso afortunadamente ha cuajado y las encuestas reflejan que existe una aceptación del tema homosexual —salvo el tema de la adopción que recién se está abriendo—. Eso me dice que este país, al que dominábamos ‘cartucho’, está en evolución. En Chile el discurso de la Iglesia es cada vez más rechazado cuando se trata de vulneración de derechos de una determinada población. Cuando nosotros hicimos visible el inmenso lobby que hacía la Iglesia católica y evangélica para rechazar la ley antidiscriminación que estaba en proceso legislativo, la gente entendió que oponerse era inaceptable. El problema es que en las capas populares, ya no la Iglesia católica sino la evangélica, está adquiriendo cada vez más poder. Sé que aquí es una brutalidad, en Chile aún no llegamos a eso, pero sí creo que hoy nuestro principal enemigo son los evangélicos financiados, incluso, desde Estados Unidos.
- ¿Me creerá si le digo que aquí los condecoran en el Congreso?
- Lo sé, lo leí hace muy poco y me pareció terrible. Terrible e increíble.
- ¿Hubo un antes y un después en la sociedad chilena con el crimen de Daniel Zamudio en 2012?
Lo hubo, porque la sociedad chilena se conectó con una realidad que era invisible: el ataque a las personas homosexuales. Y gran parte de esa conexión se realizó a través de los padres de Daniel que se atrevieron a dar la cara. Ellos salieron a defender a su hijo homosexual que había sido atacado cuando antes los padres siempre rechazaban aparecer. ¿Y qué pasó? Que otros padres como ellos se pusieron en sus pantalones y se conectaron. Además, esto dejó de verse como un ‘caso policial’ y pasó a ser un caso de derechos humanos que hizo que se instalara la agenda y se produjeran cambios políticos legislativos, como la ley antidiscriminación poco después. Pero, sobre todo, la sociedad chilena entendió que nadie debía ser objeto de un ataque por el hecho de tener una orientación sexual distinta. Y quien no estuvo de acuerdo, por lo menos lo cayó. Esto sí genero esta fractura respecto de la percepción que se tenía de las personas homosexuales. Independientemente de la persona que fuera, nadie merecía ser torturado como él.
- ¿En el Perú tendríamos que esperar a que se dé un caso tan espeluznante que rebote mediáticamente como el de Daniel para que recién las autoridades reaccionen?
- Lo grave es que pueden haber existido diez, pero pasan invisibles porque pasan como crímenes comunes y corrientes. La mayoría de políticos actúa reactivamente y no proactivamente. En este caso gran parte del cambio en la agenda tuvo un sentido de oportunidad de Sebastián Piñera que entendió que había un caso de vulneración vinculado a discriminación. Qué te puedo decir, creo que es parte de la idiosincrasia o parte de la esencia del ser humano el no ser capaz de anteponerse. No tengo respuesta para eso. No lo entiendo.
- Pese a que las realidades no son las mismas a las de hace una década, aún hay gente que tiene miedo de hacerse visible. ¿Cuál es el mensaje para ellos?
- Lo digo en mi libro, 'si usted tiene el medio ambiente propicio para salir del clóset —sea en su familia, entorno laboral o educacional—, no sea usted su propia traba'. Porque de alguna forma a esta generación nos toca dar el ejemplo, no porque seamos personas ejemplares, sino porque nos toca mostrar lo que las generaciones anteriores no se atrevieron a mostrar. La única forma de cambiar el paisaje social y cultural, en este caso de la sociedades latinoamericanas, es que entiendan, vean, perciban que existe también un grupo de personas que se aman como cualquier otra, que no son unos pervertidos ni unos enfermos. Y te voy a decir algo más: que están sentados al lado tuyo, en el trabajo, en el pupitre en la escuela, en la universidad. Entenderlo, ahí está el desafío.
Más notas en LaMula.pe"Un político LGTBI es igual a uno heterosexual"
Se han equivocado de maricasLas pajareadas del doctor Maestre
¿En qué te afecta?Los otros enemigos¿Y quién te dijo que me quiero casar contigo?