Hay quienes como Manu Pineda, protegen con su propio cuerpo a agricultores y pescadores palestinos de los disparos que a diario reciben desde el muro que ha arrinconado a los gazatíes contra el mar, y han convertido a la Franja en el sistema carcelario más grande del mundo desde los años del Ghetto de Varsovia.

¿Qué lleva a Manu y a otros como él a dejar a sus familias en casa y poner el pecho para proteger a gentes que viven a cientos o miles de kilómetros de sus países natales? Difícil responderlo, más aún si un cierto sentido del decoro impide que se lo preguntemos. 

Tal vez una de las claves para responder a esta pregunta se encuentra en los antecedentes históricos de asociaciones como UNADICUM, a la que Manu pertenece: las Brigadas Internacionales, ejércitos de voluntarios que se enrolaron para combatir al fascismo durante la Guerra Civil Española o la Segunda Guerra Mundial, hombres y mujeres que dieron un paso al frente, avergonzados por la tibia actitud de sus respectivos gobiernos frente a abusos clamorosos. 

Fue el caso, por ejemplo, del escritor George Orwell, que en desacuerdo con la ambigua política exterior inglesa durante la Guerra Civil, viajó a España y se enroló en las filas trotskistas del POUM durante la guerra civil. Orwell fue herido de un balazo que le atravesó el cuello mientras combatía con las tropas franquistas en el frente del Ebro. Con el correr de los años, las secuelas que le trajo la herida mucho tuvieron que ver con su pronta muerte en los años cincuenta. Fruto de esa experiencia, Orwell escribió uno de los libros periodísticos más importantes del siglo XX: Homage to Catalonia.

Como Orwell, muchos voluntarios, periodistas, intelectuales, políticos, artistas, han viajado o viven hoy entre Israel y Palestina y pelean, no ya con fusiles, como fue el caso de Orwell, sino usando sus cuerpos como escudos, para defender a agricultores y pescadores, y a las ambulancias que trasladan heridos, que suelen ser el blanco de los misiles israelíes. Uno de estos escudos humanos fue Vittorio Arrigoni, asesinado por el ejército israelí. Otro, es Manuel Pineda, un malagueño de 49 años, padre de familia, que viajó a Palestina y logró ingresar a la Franja de Gaza cuando todo parecía indicar que se reiniciarían las criminales matanzas perpetradas por el ejército israelí, que recientemente acabaron con la vida de más de dos mil civiles, buena parte de ellos mujeres y niños. 

Pineda apoya la causa palestina desde la primera Intifada, en el año 87, pero se involucró como escudo humano durante la denominada Segunda Flotilla de la Libertad. Como se recuerda, el 31 de mayo de 2010 seiscientos treinta y tres brigadistas de treinta y siete nacionalidades distintas zarparon de Turquía en seis embarcaciones de la organización pro–Palestina Free Gaza, con el objetivo de llevar ayuda humanitaria y romper el bloqueo militar que pesa sobre la Franja. La flotilla fue interceptada y atacada por la marina de guerra israelí. Como resultado, diez de estos brigadistas fueron asesinados y otros treinta resultaron heridos. 

Pero el rol de brigadistas como Manu es doble: proteger a los palestinos con su cuerpo, y servir de testigo de las atrocidades y de cronista de los matices de la política local en un conflicto que lleva vigente más de sesenta años.  

Así, Pineda no deja de ser crítico con el rol que Hamas ha jugado durante el último conflicto. Su política, dice, ha sido bastante errática durante los últimos años, especialmente desde que los palestinos percibieran que la Autoridad Nacional Palestina se mostró demasiado complaciente con Israel. El conflicto, sin embargo, no ha hecho más que fortalecer a Hamas, y las agresiones a los civiles no han producido otra cosa que aglutinar a la gente alrededor de este movimiento. El resultado para Pineda ha sido la caricaturización de una resistencia que se compone de varias organizaciones, además de Hamas: la Yihad Islámica, El Frente Popular (una organización marxista–leninista) y el Frente Democrático (una organización comunista). Entre todas ellas, son responsables de la muerte de 70 israelíes, de los cuales 64 fueron militares que formaban parte de la fuerza de invasión. "Mientras que Israel ha matado 2200 palestinos", dice Pineda, precisando que el 86% eran civiles. 

Pineda también es bastante crítico con el rol que España y la Unión Europea han jugado y juegan actualmente respecto del conflicto entre Israel y Palestina. "No todos los sionistas son judíos, ni todos los judíos son sionistas" dice. Presidentes de España, como Felipe González, José María Aznar y el actual Mariano Rajoy han sido partidarios israelíes, sin ser judíos, mientras que colectivos judíos, en particular movimientos de izquierda israelíes, apoyan causas como las de Palestina y sirven, como Manu, como escudos humanos

¿Lo hubieran hecho ustedes?

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