Gianni Vattimo (Turín, 1936), uno de los más connotados pensadores contemporáneos, doctor honoris causa de una larga lista de universidades, entre ellas las peruana Nacional Mayor de San Marcos, coincidiría con esta frase de Bolaño. Para el filósofo italiano el momento de comprender lo que sucede estos días en la Franja de Gaza pasó hace ya mucho tiempo. Para él, es el momento de actuar. Hace unos días para La Zanzara, un programa de radio milanés, Váttimo hizo unas declaraciones que desataron la ira de la comunidad israelí, en particular de uno de sus portavoces, Renzo Gategna, presidente de la Unión de Comunidades Judías Italianas. Váttimo dijo: 

Yo diría que ha llegado el momento de organizar Brigadas Internacionales, como en España –se refiere a las Brigadas Internacionales de la Guerra Civil Española de mediados de los años 30– porque Israel es un régimen fascista que está destruyendo un pueblo entero. España no era nada en comparación con esto. Se está produciendo un genocidio, nazi, racista, colonialista, imperialista. La resistencia es necesaria [...] La prensa internacional e italiana lloran porque dicen que ha habido una lluvia de misiles sobre Israel. Pero Hamas ¿cuántos muertos ha provocado? Ninguno. Los pobres no tienen armas, son miserables y mantenidos en la esclavitud, como toda Palestina. Y sus misiles son como de juguete. Quisiera promover una campaña internacional para reunir fondos y permitir a los palestinos comprar armas verdaderas, verdaderos misiles. Europa debería darles armas gratis a los palestinos. [...] Estoy contra quienes bombardean hospitales, clínicas, niños. Yo no sé manejar armas, pero aprendería con gusto para combatir a los marranos israelíes sionistas, que no tienen nada que ver con los judíos. [...] Los palestinos han sido expulsados de sus tierras y son víctimas de un genocidio con la excusa del Holocausto. Al exterminar a los palestinos, están repitiendo el Holocausto pero al revés [...] Es una guerra de exterminio. Son peor que Hitler, porque tienen el apoyo de las democracias occidentales. 

Buenos días, Gaza

Mucho antes de las declaraciones de Váttimo –aunque no necesariamente con el tono belicista que usó el filósofo italiano– han habido y hay miles de voluntarios, periodistas e intelectuales que han viajado o viven, entre Israel y Palestina, y pelean, sino con un fusil, si con otros medios, por lograr un cese al fuego y parar las matanzas perpetradas desde hace ya varios días por el Estado de Israel. 

Uno de ellos es Manu Pineda, un malagueño de 48 años, ateo y comunista, que subsiste en Gaza gracias a que su mujer –otra activista– destina una parte de su sueldo a su manutención, así como a las aportaciones voluntarias que otros activistas le entregan por ser alojados en su apartamento. Manu es uno de los escudos humanos que viajan en las ambulancias que recorren las áreas más castigadas de la Franja, recogiendo heridos o muertos, asesinados por la pesada artillería israelí, junto con otros voluntarios venezolanos, estadounidenses, franceses, australianos y británicos.  En una entrevista que le hizo Ara.Cat, un medio catalán, declaró:

Ayer (por el lunes pasado) los drones han disparado tres cohetes al costado de mi coche cuando me dirigía a comenzar con mi turno. Fueron tres avisos del ejército. Ha sido la vez que me han avisado más directamente. 

Pero Pineda no es el único. Otro de ellos es el periodista mexicano Témoris Grecko, que cubre conflictos en el medio oriente desde hace ya algunos años, y ha escrito reportajes desde el Líbano, Siria, Irak, sobre la Primavera Árabe y los hechos ocurridos durante ella en la plaza de Tahrir, Egipto, y más recientemente, reportando casi en tiempo real desde sus cuentas en Facebook y Twitter (@temoris).  Hace tan sólo una hora, esto es lo que Témoris publicaba en su muro del Facebook: 

Nuestro colega Rami Rayan, un camarógrafo y fotógrafo de 24 años que trabajaba con Palestinian Network Media, murió el día de hoy en un ataque triple contra el mercado de Al Shojaiya, en Ciudad de Gaza, a eso de las 18.00 del 30 de julio de 2014.Con un truco típicamente utilizado por grupos terroristas para provocar el mayor número de víctimas, el ejército israelí bombardeó el mercado tres veces con intervalos, según testigos y otros periodistas. 17 personas murieron y 160 fueron heridas. Después de la primera explosión, los paseantes se reunieron para ayudar y diez minutos después vino el segundo proyectil. Cuando dispararon el tercero, los periodistas habían empezado a llegar y Rami --que estaba identificado como tal por su casco y su chaleco blindado, marcados "TV" y "PRENSA"-- fue muerto. En la primera foto, el mejor amigo de Rami, Moaez al Baba, llora en el hospital Shifa, en cuya morgue se hallaba el cuerpo de Rami. En la segunda y la tercera, ubicadas en la mezquita de Shojaiya, Moaez sostiene el casco de Rami, que todavía gotea sangre, mientras el padre de Rami parecía desmayarse de dolor.

Este es el video del bombardeó de las ambulancias que acabó con la vida de Rayan. 

A continuación las fotos que Grecko tomó del padre y el mejor amigo de este periodista de 24 años al conocer la noticia de su muerte.

También vale la pena este reportaje que Grecko escribió para La Nación, de argentina.

Carta abierta

Del otro lado, conmueve la carta abierta publicada por Uriel Kon, un judío argentino, traductor de Fogwill y Aira al hebreo, que reside en Israel desde hace más de veinte años. 

Es preciso relajarme, me iba del tema. ¿Qué guerra era? ¿Qué guerra somos? Da igual. Me tomaría unos vinos, lastima que no pueda ya que el 85 por ciento de los vinos Israelíes estén hechos con uvas de colonos delincuentes que exprimen los territorios ocupados. Me iría de caminata a las afueras de Jerusalén, pero podría tropezarme con restos de pueblos palestinos destruidos por Israel en 1949. Si manejara automóviles, podría echarme una corridita por la autopista ligera numero seis, pero esta va cortando poblados palestinos para que jamas logren una continuidad territorial. Y como Israel no les da derechos para la construcción, cada nueva casa es ilegal. Podría irme al mar entre Jaffa y Tel-aviv, pero estaría pisando Manshia, un barrio árabe destruido por los israelíes. Podría ver el atardecer en el barrio de artistas de Yemin Moshe en Jerusalén, pero me conozco, mis ojos seguirían el recorrido del muro de división o "muro de defensa", ya olvidado por el mundo. Podría viajar a Belen pero es ilegal y tendría que pasar por checkpoints arriesgándome a que los israelíes me detengan. Podria viajar en colectivo sin rumbo. Pero es posible que me encontrara con israelíes racistas agrediendo a estudiantes de primaria árabes. Podría ir a la ciudad vieja pero me sentiría filmado por miles de cámaras. Hay pequeños eventos de protesta a los que concurren algunas docenas de gente. Pero hoy en día me pregunto: ¿tenemos derecho a leer poesía? ¿Tenemos derecho a tomar cervezas o a ir al cine mientras tan cerca nuestros impuestos matan a otro pueblo y destruyen sus infraestructuras para la vida? No sé. Me pregunto cuáles serían nuestros derechos. Pienso: soy argentino. Un judío argentino al que le interesa la literatura y el fútbol. Me interesa la simple alegria, la tranquilidad ociosa, y la otredad. Me interesa saber si River tiene posibilidades de repatriar a Aimar. Me interesa la novela que esta terminando Pablo Katchadjian. No me interesa la guerra sionista destinada a producir otras guerras. Me interesa el bienestar del pueblo palestino que vendría a ser el bienestar de todos. Para el israeli promedio, el pacifismo y la simple alegria ociosa son deseos kitsch. Si decís la palabra paz te tildan de inocente. Se sulfurarían si dijera que pienso en fútbol y literatura. En vez se ocuparme mis cosas, me encuentro jugando al reportero de guerra de medio oriente. Guerra que no es mi guerra, odio que no es mi odio, pasion que no es la mia. En este contexto se hace difícil publicar nuestro próximo libro.

Notas relacionadas

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