Tarde o temprano iba a suceder. La relación bilateral entre Venezuela y Perú se tensó y la situación puede escalar. La razón fue el pronunciamiento del gobierno de Pedro Pablo Kuczynski respecto de la grave crisis que atraviesa el país llanero. Emitido en el marco de la Cumbre Iberoamericana del fin de semana en Colombia, a través de la Cancillería, el texto reza a la letra:
"El Gobierno del Perú, sin pretender interferir en asuntos internos de un país hermano, considera que en Venezuela se ha generado una alteración del orden democrático y constitucional que vulnera los principios de la Carta Democrática Interamericana (CDI) la que identifica como elementos esenciales de la democracia representativa el ejercicio del poder con sujeción al Estado de Derecho y la separación e independencia de poderes".
El régimen chavista de Nicolás Maduro, cuyo rechazo popular llega al 80% ante el colapso económico al que llevó a su país, respondió a través del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores. En un comunicado sostiene que la actitud del gobierno peruano no contribuye con "la estabilidad y tranquilidad" en Venezuela.
"El lenguaje de las altas autoridades de la República del Perú obedece al libreto injerencista diseñado en Washington para justificar la intervención de Venezuela en concierto con los sectores opositores antinacionales".
Esta respuesta está en la misma línea que la de la canciller venezolana, Delcy Rodríguez, quien arremetió el domingo contra Kuczynski y lo emplazó a que se "quite el traje de empresario estadounidense", en alusión a la pretensión del presidente peruano de poner en el centro de atención de la Cumbre de Cartagena el caso de Venezuela.
El ministro peruano de Relaciones Exteriores, Ricardo Luna, rechazó este lunes el tenor del comunicado de Caracas, y anunció que el embajador de nuestro país en Caracas, Mario López Chávarri, regresaría a Lima la próxima semana.
"Es un lenguaje trillado, repleto de la caricatura de la posición que ellos pretenden liderar", subrayó el jefe de la diplomacia peruana, al precisar que la convocatoria de López no se trata de un llamado en consulta, que en términos diplomáticos se trata de una muestra de rechazo.
"Mi impresión es que puede venir (el embajador López Chávarri) después del domingo, pero no en consulta, no como como una muestra de que estamos molestos con el gobierno de Venezuela, sino para que nos informe qué pasa. Pero no hemos tomado la decisión ni cuándo, ni por cuanto tiempo".
El jefe de Torre Tagle aclaró que el gobierno peruano no tiene ningún "contencioso bilateral" con Venezuela, sino una preocupación, compartida por otros países de la región, respecto a la crisis institucional por la que atraviesa ese país.
Venezuela está en un punto de inflexión y al borde de un estallido social, en medio de los intentos de la Iglesia para forzar el diálogo con una oposición dividida sobre cómo lograr una salida consensuada a la crisis política.
No es la primera vez, ni será la última
La actitud prepotente del chavismo contra una autoridad o político peruano tiene algunos antecedentes. Durante la campaña del 2006 en nuestro país, el entonces presidente Hugo Chávez, en una clara injerencia que ahora dicen rechazar, dijo que Lourdes Flores, quien postulaba a la Presidencia, era "la candidata de la oligarquía en Perú , que no nos quiere a nosotros, los soldados".
En el 2013, Maduro la emprendió contra el expresidente Alan García por recibir al líder opositor venezolano Henrique Capriles. "Ustedes saben que es el rey de los ladrones", dijo aquella vez en alusión al líder aprista. Ese mismo año, el mandatario venezolano arremetió contra el entonces canciller peruano Rafael Roncagliolo, por promover que los países de la Unasur se pronuncien por la situación en Venezuela. "Ha cometido el peor error de su vida, Roncagliolo", lo amenazó.
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