La Vigésimo Quinta Cumbre Iberoamericana que arranca este viernes en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias tendrá como uno de sus ejes centrales la crisis en Venezuela. El país llanero está al borde del estallido social por la obcecación del presidente Nicolás Maduro de erosionar la independencia de los poderes públicos y los mecanismos que conducen a un referendo revocatorio.
De hecho, el presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski anunció que planteará a los líderes de América Latina en esta cita pedir que se active la Carta Democrática de la OEA sobre Venezuela, y que se evaluará un plan humanitario para ayudar a los venezolanos que enfrentan la peor crisis de sus historia.
La olla a presión que se ha vuelto la situación en dicho país tuvo este jueves uno de sus momentos más álgidos, durante la llamada "toma de Venezuela", que dejó un saldo de 120 manifestantes heridos, 147 detenidos, la mayoría en varios estados del país. Incluso el líder opositor Henrique Capriles, quien hizo el recuento, mostró fotos de los heridos de bala, pero el oficialismo también reportó sobre la muerte de un policía a manos de manifestantes.
En paralelo, el juicio político que la Asamblea Nacional acordó iniciar a Maduro este semana para evaluar su responsabilidad en la crisis seguirá su curso. Sin embargo, el resultado de ese proceso en el Parlamento, que se prevé que durará menos de una semana, no es vinculante ni implica la destitución.
Se trata de una sanción de carácter eminentemente político, que solo tiene efecto en la legitimidad popular del mandatario, quien es acusado de graves violaciones a la Constitución, a los derechos humanos y a la democracia. Más aún, el chavismo tiene de su lado al Tribunal Supremo de Justicia, que es el último intérprete de la Constitución. De hecho, varias de sus sentencias ha liquidado el poder fiscalizador del Parlamento, al punto de quitarle toda legitimidad a sus actos y convertirlo en un foro político que no puede dictar decisiones vinculantes.
En medio de la creciente tensión social y crispación política, la oposición ratificó que no se presentará este domingo a la primera sesión de la mesa de diálogo convocada por el Vaticano y que encabeza el expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero.
¿Qué es la Carta de la OEA y qué consecuencias podría tener para Venezuela?
La Carta Democrática Interamericana, que se aprobó en septiembre de 2001 en una sesión especial de la Asamblea de la OEA, con el fin principal de fortalecer la institucionalidad democrática en sus países miembros, implica que otros poderes en el gobierno actúen si el Ejecutivo viola el proceso democrático.
Esta iniciativa, que nació a raíz de lo que sucedió en Perú con el régimen autoritario de Alberto Fujimori en Perú (1990-2000), fija cuáles son los elementos esenciales de la democracia representativa, como el respeto a los derechos humanos, la separación e independencia de los poderes públicos y la libertad de expresión.
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, ya invocó a la Carta Democrática para el caso de Venezuela, pero la propuesta se frustró en el debate entre los países miembros. Se espera que esta vez sea distinto, debido al agravamiento de la situación, sumido en una crisis humanitaria por la escasez de alimentos y medicinas, el bloqueo de los poderes del Estado y la situación de los derechos humanos.
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