Desde hace varios meses Keiko Fujimori es primera en las encuestas cómodamente, y quizás esa comodidad le hace decir cosas que tienen la intención de recoger votos entre los "no convencidos" de la supuesta estabilidad que dejó el gobierno de Alberto Fujimori, su padre. 

En entrevista con el periodista Fernando Vivas, del diario El Comercio, Keiko reconoció que "se cometieron delitos" durante el régimen fujimorista. Es cierto que hubo cierta inducción (y habilidad) del entrevistador para llegar a esa respuesta, pero también es verdad que la candidata naranja dice esto (y dirá otras cosas más), para llegar a más electores y asegurar su pase a la segunda vuelta. Estrategia política, que le llaman.

Lo cierto es que esta frase, reconocida luego de varios años de carrera política, no coincide con la realidad. Ningún fujimorista de la vieja guardia se atrevería a decir eso; y durante años la misma Keiko evitó pronunciarse. 

A continuación, esta y otras frases que demuestran que hay una estrategia política.

LA CORRUPCIÓN

“Por supuesto, seré implacable en la lucha anticorrupción (...) Está llegando a los niveles más altos y esto genera poca credibilidad e impunidad”.  

Keiko Fujimori no pudo hacer nada ante la corrupción grande de los 90. Pero ante la corrupción de varios de los integrantes de su bancada (Julio Gagó, María López Córdova, Cecilia Chacón), la lideresa del fujimorismo (?) no movió un dedo, generando impunidad. 

"(...) reconozco también los errores (...) Y los delitos que se cometieron en el gobierno de mi padre"

Primero dijo "errores", pero luego admitió que fueron "delitos". Ya es un primer paso. Sin embargo, pese a este "avance", afirma que Alberto Fujimori no fue responsable de esos hechos.

"Soy consciente de que la corrupción atacó al régimen de Alberto Fujimori, como ha atacado a otros también (...) atacó de una forma que fue muy dolorosa para el país. Seré implacable contra la pequeña y la gran corrupción. Está llegando a los niveles más altos y esto genera poca credibilidad e impunidad”. 

LAS VISITAS Y LA CONDUCCIÓN DE LA CAMPAÑA

Sobre la revelación de las múltiples visitas que ha recibido su padre en la sede de la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes), Keiko le dijo a Fernando Vivas:

"650 visitas no significan 650 personas. La mayor cantidad de visitas corresponde a la familia y a los amigos de mi padre, como tiene cualquier persona detenida en el país."

Supongamos que fueron diez visitantes. Una persona no puede visitar tan seguido a un preso, unas 65 veces en tres o cuatro meses. Y Fujimori no es "cualquier persona detenida en el país", porque si fuera así, un preso común y silvestre no recibe tantas visitas.

Sin embargo, Keiko justifica el alto número de visitantes que recibe su padre:

"Alberto Fujimori ha sido presidente de la República por 10 años y recibe simpatizantes, personas agradecidas que quieren saludarlo.

De otro lado, indicó que las visitas a su padre no implican que este dirija su campaña electoral:

"(...) esto no significa de ninguna manera que tiene injerencia en el partido o en la campaña (...) Él no se mete. Ni yo permitiría que se meta en las instancias del partido”

Quizás no se meta, pero tiene su agenda propia: la entrevista que brindó al diario chileno El Mercurio puede ser un síntoma de que acaso quiere recuperar protagonismo político. Como todo expresidente.

EL PASADO

Ante hechos concretos como el que Keiko cuente ahora con su propio equipo de campaña, en el que no figura la "vieja guardia" del fujimorismo, la candidata presidencial les envió un guiño, como para que no se preocupen de perder alguna posibilidad de postulación al Congreso:

"Quiero señalar que no puedo discriminar a alguien por haber trabajado en algún gobierno del pasado. No voy a descartar a alguien por haber trabajado en el gobierno de Alberto Fujimori, el de Alejandro Toledo o este”. 

¿Eso quiere decir que Carlos Boloña volvería al Ministerio de Economía? Que Keiko lo explique bien

JULIO ROSAS Y EL PERÚ CONSERVADOR

A Keiko Fujimori no le ha causado mayor problema el hecho de que Julio Rosas, su número 1 en la lista parlamentaria fujimorista por Lima en las elecciones del 2011. 

“Él (Rosas) decidió irse. Me llamó la atención su salida argumentando que yo cambié de opinión, cuando en Harvard he dicho lo que siempre dije".

Es más: Keiko ya tiene un as bajo la manga para reemplazarlo; y otras posibilidades más en el tapete.

"Tenemos en la bancada al pastor [Jesús] Hurtado, de Junín, presidente de la comisión de ciencia y tecnología. Además, podemos convocar a otros líderes de las iglesias evangélicas. Somos conscientes de que el Perú es un país conservador”.  

Como el Perú es un país conservador, siempre habrán otros Julio Rosas. Hay que mantener el statu quo.

¿KEIKO ANTIMINERA Y POPULISTA?

En la entrevista con Fernando Vivas, Keiko también saca algunas frases de antología, que contradicen el discurso "proinversión" que se gestó en el fujimorismo de los 90:

"En CADE de Urubamba en el 2011 hablé de la importancia de garantizar que el gas del lote 88 sea para consumo nacional (...) Cuando en el Congreso se vio la posibilidad de invertir en la refinería de Talara, el voto de FP fue a favor de esta inversión que hoy avanza en un 35% (...) El lote 192 puede ser administrado solo o acompañado por Petro-Perú. Esto permite además una integración vertical y reforzará la refinería de Talara. El artículo 60 de la Constitución lo permite. El rol del Estado es subsidiario, pero en casos de interés nacional puede participar" 

Y también dijo esto del conflicto por el proyecto Conga, en Cajamarca, donde la fujimorista Cecilia Chacón fue una gran activista del polémico proyecto minero:

"En Cajamarca, a pesar de ser la segunda región minera del país, más del 70% rechaza esta inversión porque no siente sus beneficios"

Finalmente, lo que dice sobre el proyecto Tía María, conflicto en el que curiosamente, a pocos meses de las elecciones, es muy parecido a lo que planteó Ollanta Humala en campaña, y hasta toma tintes de ecologista:

"Siempre dije que el agua tiene que ser prioritaria primero para el consumo humano, para la agricultura y al final para la minería. En Tía María, los agricultores salieron hace 5 años a demandar su acceso al agua y la empresa decía que no iba a haber ningún problema, hasta que se perdieron 3 vidas. Recién ahí se planteó una planta desalinizadora. Eso quiere decir que sí iban a usar agua del subsuelo y mintieron. Lo que vemos en Tía María es esa falta de confianza frente a una empresa que le mintió al pueblo. (...) El rol que debe asumir el Estado es de árbitro sobre los intereses, visiones y preocupaciones de la empresa y las comunidades. El rol de árbitro es ponerse del lado del pueblo (...) en el caso de Tía María, por ejemplo, los estudios de impacto ambiental tenían más de 100 observaciones. ¿Dónde estuvo el estado para pedir que se resuelvan las observaciones? El Estado abandonó su rol de árbitro"

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